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Bajada de la Virgen

El Minué sienta sus raíces en la tradición insular

  • Los trajes se ambientan en los bailes barrocos del XVIII en la Isla
  • El día 14, la ciudad se inundará del ambiente dieciochesco

El MInué recupera las fiestas barrocas que se celebraban en La Palma.

El Festival del siglo XVIII, también conocido como Minué, uno de los números grandes del programa de actos de la Bajada de la Virgen, presentará en la edición de 2010 importantes novedades, tanto en la configuración del número como en el diseño de los vestidos, que se pueden contemplar en una pequeña exposición ubicada en la Casa Massieu Tello de Eslava, sede social de la entidad CajaCanarias.

La presentación de la muestra contó con la presencia del alcalde de Santa Cruz de La Palma y presidente del Patronato de la Bajada de la Virgen, Juan Ramón Felipe, la directora del área comercial de La Palma de CajaCanarias, María del Pilar Ramos, la concejal delegada del acto, Gazmira Rodríguez, y los directores artísticos del número. También asistió el compositor y creador del Minué, Luis Cobiella Cuevas.

"Pese a sus irrenunciables vínculos con la tradición, la Bajada de la Virgen no es una fiesta anclada en el pasado y cada época ha sabido enriquecer con nuevas aportaciones su particular forma de ver las fiestas", señaló el alcalde, quien se mostró convencido de que las novedades que presenta este año el Minué sin duda contribuirán a reforzar la popularidad, el interés y el nivel de este número.

Por su parte, Gazmira Rodríguez desgranó los detalles de la jornada del miércoles de la Semana Grande (14 de julio), que estará dedicada por entero al Festival del Siglo XVIII y que contará con un pregón, una ambientación de Santa Cruz de La Palma, un concierto con fragmentos de los cuatro Minués estrenados de Luis Cobiella y la recreación de un desfile de las antiguas milicias por la calle Real.

"En esta edición se ha pretendido dar al Minué unos aires palmeros para vincularlos con la cultura de la Isla", ha explicado Gazmira Rodríguez, quien señala que los fundamentos de esta propuesta se inspiran en las antiguas fiestas barrocas de Santa Cruz de La Palma y en concreto en la fiesta celebrada en el año 1789 en la Casa Massieu con motivo de la toma de posesión del caballero Juan Massieu y Fierro del cargo de coronel y gobernador de las armas de La Palma.

"Además, la representación del Minué en el Recinto Central contendrá importantes novedades: los vestidos y la escenografía se van a inspirar en el patrimonio de La Palma y la coreografía tendrá una mayor intensidad en el baile", explicó la concejal, quien agradeció las aportaciones de José Ángel Gordillo, director de la coreografía, Juan Carlos Martín, director artístico, Manuel Poggio, responsable de las tareas de investigación y colaboración literaria, así como el trabajo del Taller de Costura Municipal "y a las más de doscientas personas voluntarias que este año van a participar en los distintos actos programados para el día 14".

La fiesta de 1789 (Documentación)

Cuentan viejos documentos que en esta misma casa, en el invierno de 1789 tuvo lugar una recordada fiesta con motivo de la toma de posesión del caballero D. Juan Massieu y Fierro (1750-1789) del cargo de coronel y gobernador de las armas de La Palma. En aquella velada, celebrada el lunes 12 de enero de 1789, se sucedieron un suculento refresco (helados de aurora y de limón, agua y panal rosado, varias clases de dulces, chocolate, melindres y anís), una tertulia, distintos juegos y, por último, un desfile alegórico de las milicias locales:

«con un gran óvalo iluminado, venían delante dos que hacían de abanderados, en medio un sargento que conducía un tarjetón con las armas y blasones del coronel pendientes de un soneto; junto a él dos cabos con las armas afianzadas y a retaguardia de éstos, los tambores y pífanos tocando con pausa la marcha de granaderos. Para guarda del óvalo iban cuarenta y seis soldados muy aseados».

Aquella noche, sin embargo, no hubo danza debido a que Juan Massieu y su familia guardaban luto por el reciente fallecimiento de su padre D. Felipe Manuel Massieu, ocurrido el 5 de septiembre anterior.

El baile de salón constituía una de las diversiones predilectas de las elites sociales de La Palma de entonces. Baste recodar las representaciones ofrecidas en 1561 por las hijas del comerciante Lesmes de Miranda a Juan Méndez Nieto, de cuya impresión, el curioso viajero anotó la presencia de un clavicordio y nada menos que un maestro de baile. A lo largo de los siglos xvii y xviii, las danzas o contradanzas nobiliarias se consolidaron en las celebraciones locales, no sólo como un entretenimiento sino, además, como una ceremonia para el cortejo y el galanteo entre los jóvenes. Así, en las distintas fiestas dadas por las principales familias a sus vecinos y conocidos, el baile era uno de los actos centrales.

Los mismos solían dar comienzo a las nueve de la noche y se prolongaban hasta las doce. Bajo el acompañamiento, sobre todo, de instrumentos de cuerda, las parejas ejecutaban distintos movimientos coreográficos en los salones o, incluso en los jardines de las más relevantes mansiones urbanas. Con este fin, estos espacios se engalanaban para la ocasión: pinturas, alfombras, mobiliario, loza, damascos o luminarias suministraban el ambiente propicio para tan lucidas galas. Los invitados se ataviaban con sus mejores vestidos, en los que no faltaban los abanicos y pañuelos en las damas o las casacas, botonaduras y medias de seda en los caballeros. En el siglo, las pelucas aparecen documentadas como otro de los complementos indispensables, sobre los que se constatan auténticas muestras de devoción.

Las antiguas fiestas privadas de la isla aunaron de este modo diversos aspectos lúdicos: desde los elementos más clásicos como las danzas o los brindis hasta otros ocasionales como los desfiles o las cabalgatas callejeras. Es indudable la evidencia de que los siglos del barroco en La Palma conforman uno de sus momentos históricos de mayor relieve artístico. Las fiestas sólo reflejaron de manera efímera la brillantez de aquellas creaciones, plasmadas tanto en las bellas artes como en la literatura o la música.

La fiesta de 2010 (Documentación)

En la edición de la Bajada de la Virgen de 1945, se puso en escena por vez primera el denominado Festival del siglo XVIII, conocido popularmente como Minué. Este nuevo espectáculo sucedía a uno de los números más tradicionales hasta entonces del programa lustral: las danzas coreadas infantiles. En su gestación tuvo mucho que ver un grupo de ciudadanos vinculados a la organización de las espléndidas fiestas de Naval de aquellas fechas. Desde un primer momento, los organizadores requirieron la colaboración de Luis Cobiella Cuevas (Santa Cruz de La Palma, 1925) quien ha compuesto la letra y música de todas las piezas interpretadas: Minué, romanza y coro (1945), Festival del siglo xviii (1955), Minué de los aires en Re (1980) y Minué de Santo Domingo (1990).

En la actualidad, el Festival del siglo XVIII se ha consolidado como uno de los espectáculos más relevantes de la fiesta quinquenal en homenaje a la patrona palmera. Se trata de una representación coreográfica en la que se han mezclado sonidos musicales de neta inspiración palmera con una decoración de corte versallesco. Todo ello para ofrendar a través de la danza a Nuestra Señora de las Nieves y anunciar su llegada al casco capitalino.

A partir de los enunciados elementos, el Festival del siglo XVIII que se representará en la Bajada de 2010 se ha focalizado en la idiosincrasia de nuestra isla, uniendo en un mismo espectáculo el formidable marco urbano santacrucero con los elegantes modos lúdicos de nuestros antepasados. Así, con objeto de rescatar varios rasgos del barroco de La Palma, se han confeccionado vestidos a la usanza dieciochesca, en los que han cabido las tradiciones artesanas insulares (sobre todo el bordado), y se ha ideado una puesta en escena más acorde con lo que ha significado la cultura palmera. La coreografía, asimismo, se ha modificado persiguiendo una mayor intensidad de movimiento.

El miércoles 14 de julio de 2010, desde las doce horas, Santa Cruz de La Palma revivirá el siglo xviii. A lo largo de la jornada se sucederán diferentes eventos: un pregón anunciador, el engalanamiento de la calle Real con varias parejas de jóvenes, un concierto con fragmentos de los cuatro «minués» estrenados o la recreación de un desfile de las antiguas milicias locales, este último a semejanza del cortejo organizado durante los festejos de toma de posesión de D. Juan Massieu en 1789. Como colofón a todos los actos, se representará el acostumbrado baile, aunque ahora figurado por entero a la palmera. La Virgen, la danza y las tradiciones festivas insulares se funden bajo la magia lustral.

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