cerrar
cerrar
Registrarse
Publicidad
Municipios
Publicidad
Fiestas Lustrales 2010

La Virgen de las Nieves entró en la ciudad en medio del fervor popular

  • Una inmensa marea humana presenció el Diálogo entre la Nave y el Castillo
  • La Plaza de España y aledaños se llenaron para escuchar la loa de recibimiento
  • Amigo: "La Bajada es tradición, devoción, cortesía, razón, alegría"

La  Virgen de las Nieves realizó ayer su entrada "triunfal" en la ciudad acompañada del clero, de las autoridades municipales, insulares y regionales, y de miles de fieles que demostraron una vez más su incondicional amor a la Patrona, que ya descansa en la parroquia matriz de El Salvador, donde permanecerá hasta el 5 de agosto.

Un lustro más, uno de los momentos más bonitos de esta jornada festiva y calurosa se produjo durante la representación del Diálogo del Castillo y la Nave, al paso de la procesión por el barranco de nuestra señora  de las Nieves, obra original del poeta y dramaturgo palmero  Antonio Rodríguez López, que representa un  homenaje al pasado naval de la Isla y al patronazgo marinero de la Patrona palmera. Una gran marea humana rodeó el Barco, que parecía que realmente estaba en el mar, para presenciar este delicioso acto.

El Diálogo representa un intercambio de réplicas dramatizadas entre el Castillo, que en lo alto del risco defiende la Isla del embate de los piratas, y la pacífica Nave, enclavada en el fondo del barranco, que simula acercarse a la orilla insular portando un misterio en su interior.

Las palabras amenazantes de la fortaleza («No prosigas tu rápido camino / sin decirme tu nombre y tu destino») y las respuestas tranquilizadoras del navío («Tu furia enfrena») resuenan en el ambiente, pero finalmente los marinos anuncian, por medio de su vocero, que transportan a la sagrada persona de María; es entonces cuando el Castillo transforma sus amenazas en palabras de bienvenida («¡Salve Nave feliz! Surque tu quilla / el mar que baña la palmesana orilla») y sus cañonazos en «salvas de amor y pleitesía» y éstos, a su vez, hallan eco en la artillería del barco.

Un momento espectacular, tras el cual la procesión prosiguió su marcha y la Virgen hizo su entrada en la calle Real recibiendo los aplausos de la multitud que se agolpaba en las aceras, vivas y flores que le tiraban desde balcones y ventanas. Todos querían ver a la Virgen y acompañarla en su recorrido por las principales calles de la ciudad. Y así fue, porque durante todo el recorrido la Virgen contó con el calor de un pueblo que la venera.

A su llegada a la altura del ayuntamiento, la Virgen fue recibida también con aplausos y vivas y la emoción se reflejó en el rostro de mucha gente. "Qué preciosa está la Virgen", decía una mujer muy emocionada. Unos minutos después, la Patrona era subida hasta la plaza de España donde se produjo otro de los momentos importantes con la representación de la Loa de recibimiento, con letra del dramaturgo romántico Antonio Rodríguez López (1836-1091) y música del también palmero Alejandro Henríquez (1848-1895), interpretada de forma brillante por la orquesta Cámara y coros de la Bajada de la  Virgen.

Posteriormente, tuvo lugar la entrada de la Virgen en la parroquia matriz de el Salvador, llena hasta hasta la bandera, quedando instalada en su trono bajado en romería el 4 de julio y la misa  pontifical presidida por el arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo. Con él concelebraron el obispo, Bernardo Álvarez, y el arzobispo emérito de Zaragoza, Elías Yanes. En el templo se encontraban también las primeras autoridades autonómicas, insulares y locales, encabezadas por el representante del Rey, el presidente del Gobierno canario, Paulino Rivero.

En su homilía, el cardenal Amigo comenzó destacando la letra de los Enanos "del mester de juglaría, guardamos la tradición, versos de la devoción, trova de la cortesía que tiene su inspiración, su razón y su alegría en la hermosa advocación de la Virgen de María". Amigo destacó que es una hermosa manera de sintetizar esta Bajada: Tradición, devoción, cortesía, razón, alegría.

Para el cardenal,  "La Palma no es sólo una isla donde se ha nacido, sino que también es una forma de ser, una cultura, una tradición, un espíritu". En esta cultura – indicó- el protagonista es Jesucristo, que nos ha querido dejar esta devoción tan grande a su madre bendita, a quien en La Palma invocamos como Virgen de Las Nieves. Por eso – señaló- "la verdadera devoción a la Virgen María es el encuentro con Jesucristo". Nosotros, "somos su voz, pero sólo Jesucristo es la Palabra, y esa Palabra se hizo hombre en las entrañas de la Virgen María".

En otro momento, Carlos Amigo recordó la importancia de aquellos que ejercen la caridad política, la caridad intelectual, la caridad social. "Cuestiones todas que en estas fiestas que estamos celebrando se armonizan bellamente". El cardenal recordó a los antepasados, los cuales nos podrían recordar que "esto lo más grande que nos han dejado".

Algunos, prosiguió el cardenal, "podrían decir que somos hipócritas" porque en estos días miramos mucho a Dios y a la Virgen, pero durante el resto del año no lo hacemos. Pero, en verdad, es en jornadas como éstas de la Bajada de la Virgen, cuando somos más auténticos, ya que vivimos intensamente el amor a Dios y a la Virgen, la vida familiar, la alegría, y otros valores fundamentales de la vida humana". "Ello es así -concluyó el cardenal – porque lo nuestro no es el mal, la injusticia, el odio…lo nuestro es el amor, la paz, la armonía, la alegría y María que es la "causa de nuestra alegría". Al final de la Misa se impartió la bendición papal.

 

 

Archivado en:

Publicidad
Comentarios (0)
Publicidad

Últimas noticias

Publicidad

Lo último en blogs

Publicidad