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Barlovento vibró con la Batalla de Lepanto

  • Esta representación alegórica cierra las fiestas patronales del Rosario

Barlovento celebró ayer la tradicional Batalla de Lepanto, entre las tropas de la Santa Liga y el ejército turco de Alí Baja. Una representación alegórica, cuya singularidad le ha valido la declaración a finales del año pasado como Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Canarias.  

El espectáculo arrancó con el traslado de la Virgen del Rosario desde su templo hasta el borde del barranco del Pilón en cuyo margen contrario se encontraba la fortaleza turca, donde un grupo de jóvenes barloventeros, vestidos de las milicias otomanas, hacían guardia. Al fondo, se empezaron a divisar las velas de la nave cristiana donde llegaba el ejército de la Santa Alianza.

La visión del barco por los turcos inició el diálogo entre el castillo y la nave (para otra edición sería recomendable que lo interpretaran dos personas distintas el castillo y la nave). Diálogo que no llegó al entendimiento y comenzó el enfrentamiento entre el barco cristiano y el de la media luna, que hacía también su aparición por el llano. Entonces comenzó la batalla entre sendos barcos, al grito de "¡Viva la Virgen María! Y "¡Viva Turquía!". Una batalla, que por la configuración de la geografía y la distancia a la que se desarrolla se hace quizá demasiado larga para los espectadores dado que casi no se ve sino que se intuye. Mientras tanto, se producen grandes humaredas de tierra levantadas por la explosión de la pólvora simulando los cañonazos que se van dando en el entorno de donde se produce la batalla.

Una vez derrotado el barco turco, los soldados cristianos entran en la fortaleza otomana y se miden en un combate con los milicianos que custodian el castillo. Es el momento de mayor intensidad de esta "batalla incruenta" como la describe el narrador inicial. Poco a poco van derrotando a los turcos hasta que finalmente aprisionan a su jefe, Alí Baja. Una vez cautivos y abatidos los soldados otomanos, una gran explosión de pólvora acaba con el cuartel turco, cuando suena el Himno de España interpretado por la Banda de Música Tabladitos.

Tras la representación, la Virgen del Rosario regresó al templo en procesión, donde aguardó la llegada de los soldados cristianos vencedores y de los cautivos turcos, que vienen desfilando por el Pueblo. Las milicias cristianas rinden honores, mientras los musulmanes, heridos, son llevados prisioneros a la Iglesia. Después, entran todos en el templo y los musulmanes,  no sin antes ofrecer resistencia, se convierten al catolicismo, para más tarde salir acompañando a la Virgen, que es agasajada con una loa.

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