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Santa Cruz de La Palma

Recuperan la escena de las Tres Marías para la Semana Santa

  • El conjunto fue presentado y bendecido hoy en El Salvador

La presentación y bendición del nuevo paso procesional de las Tres Marías tuvo lugar esta tarde en la parroquia Matriz de El Salvador.

La iglesia de El Salvador acogió la presentación de un nuevo paso de la Semana Santa de la capital palmera que recupera una antigua escena conocida como las Tres Marías o de las Santas Mujeres, fruto del empeño de la Cofradía del Santo Sepulcro, que contó con la colaboración del Cabildo,

Con el nombre de Las Tres Marías o las Santas Mujeres "se conocían los tronos que bajo la tutela de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad  recorrían las calles de la ciudad el viernes santo junto a la Virgen de la Soledad, San Juan Evangelista, los Santos Varones y el Señor Muertito", según nos informa el Cronista Oficial de Santa Cruz de La Palma, Manuel Poggio Capote, cuya labor también ha estado en el origen de la recuperación de esta tradición.

Manuel Poggio recuerda que "la tradición insular de las Tres Marías se conserva aún en La Palma en el marco procesional del domingo de resurrección". "Así, por la tarde, desde la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Candelaria (Tijarafe) salen las imágenes de María, las Santas MujeresMagdalena, la Verónica y Salomé- y San Juanito; por diferente camino, surge también en la calle la talla de Jesús Resucitado. En el trayecto del primer grupo, san Juan se adelanta y regresa sobre sus pasos para dar la noticia del hallazgo del Resucitado a María y a las otras mujeres. En seguida, cada imagen acude al encuentro, rindiendo a su llegada a los pies de Jesús la correspondiente pleitesía con tres venias".

El Cronista recuerda que fue a raíz de la publicación de la monografía Consummatum est (2007), dedicada a celebrar el 50 aniversario de la fundación de la Cofradía del Santo Sepulcro (El Salvador), heredera en parte de la actividad desarrollada durante los siglos xvii y xviii por la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, cuando "volvió a prestarse importancia a esta tradición, se editó por primera vez una reproducción de una de las posibles obras -hoy felizmente restaurada-, se dieron a conocer algunas de las piezas que integraban los pasos de las Santas Mujeres y se planteó la viabilidad de su recuperación, siempre a la luz del interés que mostraron desde el primer momento la junta directiva y hermanos de la Cofradía del Santo Sepulcro y el Cabildo Insular de La Palma, merced a la gestión del titular de la Consejería de Cultura, Educación y Patrimonio Histórico, Primitivo Jerónimo Pérez".

El conjunto escultórico

Poggio relata que "una de las piezas perteneció a la colección del investigador y artista plástico Alberto José Fernández García (1928-1984), especialista de la Semana Santa palmera. Se trata del busto en madera de una de las imágenes pasionistas del Convento de San Miguel de las Victorias, probable obra del círculo del imaginero palmero Domingo Carmona Cordero (Santa Cruz de La Palma, 1702-La Orotava, 1768). Cedida por su actual propietario, Fernando Leopold Prat[1], se le ha asignado el papel de María Salomé. El proceso de restauración (tratamiento de desinsectación, limpieza y restitución de la policromía) se debe al también imaginero y técnico de restauración Domingo Cabrera Benítez (Santa Cruz de La Palma, 1971), autor, además, de las manos en madera de cedro. La confección del candelero corrió a cargo del carpintero Javier Díaz Henríquez (Santa Cruz de La Palma, 1942)".

Otro de los bustos, según explica Manuel Poggio, es de origen desconocido. "Fue cedido por Pilar Pérez-Algarrada Lorenzo, heredera de su último propietario, Argelio Pérez Algarrada (Santa Cruz de La Palma, 1906-1983), animador cultural de la ciudad durante los años "40 y "50 y admirable coleccionista de arte antiguo. En este caso, la obra se ha adscrito al entorno del escultor y cirujano Marcelo Gómez de Carmona (1725-1791). Como la anterior, tanto la restauración como el tallado de unas nuevas manos se deben al artista Domingo Cabrera, y a Javier Díaz Henríquez la realización del candelero. La efigie representará, a partir de ahora, a María de Clopás".

Domingo Cabrera Benítez esculpió la tercera pieza, sobre la que Poggio destaca que la pieza sigue el estilo habitual de este creador, "que se inspira en la estela de Domingo Carmona: a su neoclasicismo formal contribuye la dotación de una actitud serena ante la muerte, que huye de las estridencias de la imaginería barroca".

Asimismo, cabe destacar que este conjunto irá entronizado en unas andas tradicionales diseñadas por el ebanista y carpintero Pedro Daranas Alcaine, quien, como recuerda Poggio, "ya había trabajado antes en las parihuelas del paso del Señor del Huerto de la iglesia de San Francisco junto a Valerio Livio García Sánchez; en esta ocasión, han colaborado como ayudantes: David Hernández Ferraz, Antonio Hernández Ferraz, Jaime M. Dorca Arrocha y Enrique Pérez Hernández, además de Francisco J. Martín Martín y Antonio P. Pérez Concepción. Las andas han sido realizadas en su conjunto en madera de cedro, si bien en sapeli, especie original de África, apta para el tallado, se han torneado unas piezas estructurales.

Poggio indicó además que del "diseño y realización de la indumentaria de las tallas se ha hecho responsable el también coleccionista de arte y decorador profesional Juan Luis Curbelo Pérez". "Inspirados en las tipologías habituales en las Dolorosas canarias, se han seleccionado fundamentalmente paños y galones en seda, en diferentes combinaciones cromáticas para cada imagen; así, María Magdalena lleva túnica rojo coral, manto azul y la cabeza al descubierto; María Salomé viste túnica morada y manto azul marino; María Clopá, túnica marrón tostado y manto verde oscuro. La sastrería ha corrido a cargo de una costurera de Fuencaliente".

Manuel Poggio destacó por último "la labor de información que desde los orígenes del proyecto ha protagonizado el artesano textil Felipe Henríquez Brito, cuya memoria en el rescate de noticias acerca de este paso y de los avatares de las imágenes que lo componían ha resultado fundamental; a él se debe, también, el germen que luego, con el esfuerzo común, hizo fructificar la idea de restauración; en este final feliz, ha resultado de la misma manera crucial el empeño personal que Andrés A. Martín Díaz, cofrade del Santo Sepulcro, ha puesto en la producción".

 

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