El comercio de la capital cerró para exigir a las instituciones que salven la playa

La gran mayoría de comercios y negocios de Santa Cruz de La Palma cerraron ayer sus puertas durante varias horas para participar en la manifestación convocada por la Asociación de Empresarios del Casco Histórico para pedir que no se paren los trabajos de la playa cuya continuidad está amenazada porque el Gobierno canario ha dicho que no hay dinero para el saneamiento de la ciudad tras las recortes anunciados por el Estado para el Convenio de Obras Hidráulicas, con cargo al que se pensaba financiar dicha actuación que es fundamental para que los trabajos no se paralicen.

Los manifestantes, varios cientos de personas entre los que se encontraban empresarios, ciudadanos de a pie, sindicatos, destacados representantes del mundo de la cultura y políticos de las distintas fuerzas, partieron desde la plaza de Alameda y recorrieron las principales calles con pitos, pelotas y música de fondo, hasta llegar frente a la plaza de la Constitución donde el actor Antonio Abdo leyó un manifiesto de la escritora Elsa López apoyando la playa y para que no consienta su paralización. "Quiero pedir a quienes diseñan nuestro futuro que no nos abandonen una vez más a la suerte de los perdedores. Que salven nuestra playa. Que salven nuestros sueños y nos dejen conservar la mirada puesta en el mar como un signo de futuro y de esperanza", pide la escritora.

El presidente de los empresarios, Juan Arturo San Gil, dijo que esta manifestación es la respuesta de los empresarios y de los ciudadanos a las incertidumbres que se ciernen sobre las obras de la playa que, advirtió, no se pueden parar. "No se trata de que esta obra esté ahí apalancada durante viente años como ocurrió con el Circo de Marte porque el futuro del comercio y de los ciudadanos está en el frente litoral y hay que seguir". San Gil confía en que en la reunión que se va a celebrar el próximo miércoles entre el ministro Arias Cañete y el consejero de Agricultura, Juan Ramón Hernández Gómez, las cosas se solucionen y que las obras continúen.

Asimismo, valoró de forma positiva la participación en la movilización de diferentes políticos pero dejó claro que se han querido desvincular de cualquier tema político porque "es importante que se sepa que los políticos van por un lado y nosotros por otro, que lo único que queremos es que se solucionen los problemas y si entre ellos tienen enfrentamientos que los resuelvan".

Con respecto al hecho que algunos comerciantes no se sumaran a la manifestación, dijo San Gil que siempre en estos casos los que más protestan son los que no cierran. "Hemos pedido la colaboración y ha habido enfrentamientos de que si la playa es de la Calle Real o de la Avenida Marítima, cuando la playa es de todos y nosotros estamos apoyando a todo el comercio, no a un sector determinado". "Queremos que Santa Cruz de La Palma empiece a revivir como estaba hace 25 años.

Juan Arturo San Gil insistió en que la situación es crítica y como ejemplo puso que "el viernes fue un día negro para nosotros porque tuvimos que pagar impuestos, retenciones, IGIC, etc, y como no podemos pagar hemos tenido que pedir aplazamientos de los pagos para que no nos cuente la sanción correspondiente. La situación es crítica. Estamos pidiendo agua por señas y los políticos lo que tienen que plantearse es que así no podemos seguir. Hay que crear puestos de trabajo, porque yo llevo dos años poniendo dinero de mi bolsillo en mi negocio para no echar a dos personas a la calle y una lleva 20 años conmigo pero si siguen así las cosas yo no sé si voy a llegar a final de año".

Elsa López. Salvemos la playa

"Hubo un tiempo en el que caminar por la orilla del agua era un privilegio de los hombres que amaban la naturaleza. Hubo un tiempo en que los habitantes de Santa Cruz de La Palma podían caminar por esa orilla y podían contemplar el mar en toda su grandeza. Todos soñamos con recuperar ese tiempo reseñado en crónicas, narrado en viejas historias y fotografiado por los mejores fotógrafos de la época. Luego vino otro tiempo en el que la ciudad imaginaba viajes y piratas desde el malecón; el mismo malecón por el que pasearon viajeros ilustres dejándose salpicar por el oleaje mientras hacían poemas que hablaban de una ciudad de la que dijeron era una de las más bellas que habían conocido. Una mañana, los diseñadores de calles y ciudades nos sorprendieron con una nueva playa para sentarse en ella a contemplar la llegada de barcos y navegantes. Y nosotros, a pesar de algunos desacuerdos y el miedo a que un día el mar quisiera recuperar lo que había sido suyo durante décadas, volvimos a soñar. Teníamos un cierto temor sobre aquellos que proyectan playas y monumentos de espaldas a nuestras tradiciones y costumbres, pero borramos esa idea de nuestros corazones, nos armamos de paciencia, y volvimos a soñar. Y ahora dicen que no podrá ser; que no podremos sentarnos en playa alguna a escuchar el griterío de nuestros hijos estrellándose contra las olas; que no podremos recuperar ya nunca el mar tal y cómo lo habíamos dibujado en nuestros corazones. Eso dicen. Y por eso quiero levantar hoy mi voz para que mi voz sea una voz de súplica y no de reproche. Quiero pedir a quienes diseñan nuestro futuro que no nos abandonen una vez más a la suerte de los perdedores. Que salven nuestra playa. Que salven nuestros sueños y nos dejen conservar la mirada puesta en el mar como un signo de futuro y de esperanza".