Si los arcos son espectaculares por su altura, los detalles de cada uno de ellos no dejan a nadie de indiferente
Corpus de Mazo. D.M.
Corpus 2016. D.M.
Corpus 2016. D.M.
El Corpus, de cerca.
El Corpus de las alturas. D.M.
Arte y fe, Corpus de Mazo. D.M.
Los arcos de Mazo. D.M.
El colorido del Corpus, los pasillos. D.M.
Los arcos de Mazo tocan el cielo. D.M.
Detalle del Corpus. D.M.
Corpus 2016. D.M.
El Corpus al detalle. D.M.
Los arcos del Corpus. D.M.
Detalles del Corpus. D.M.
Una bella estampa de Mazo en Corpus. D.M.
Detalles del Corpus del Corpus del color. D.M.
Corpus 2016. D.M.
El Corpus, belleza y originalidad. D.M.
Otra mirada del Corpus de Mazo. D.M.
El arco de la plaza del Ayuntamiento, espectacular. D.M.
El colorido del Corpus. D.M.
Un bello tapiz para un Corpus de altura. D.M.
Otro de los arcos del Corpus. D.M.
La belleza del Corpus. Todos los detalles se cuidan. D.M.
El municipio de Villa de Mazo ha celebrado este jueves por todo lo alto la festividad del Corpus Christi. Las empinadas calles del centro histórico del casco amanecieron sembradas de trece arcos con sus correspondientes pasillos de flores y semillas y con un bello tapiz, todo hecho a mano por los vecinos para la procesión del santísimo.
Los vecinos han vuelto a sorprender al visitante con auténticas obras de arte vertical que han hecho que esta fiesta sea declarada de Interés Turístico Nacional. Y no es para menos, por el espléndido y laborioso trabajo al que todo un pueblo se entrega para que este acontecimiento, en el que fe y tradición van de la mano, no decaiga.
Y no dacae, todo lo contrario. La Villa se ha vuelto a convertir en el centro de todas las miradas, tanto de los palmeros como de los turistas que estos días se encuentran en la Isla y que aprovechan para conocer esta tradición. Prueba de ello es el goteo de gente que no ha parado durante todo el día de caminar por las empinadas calles del centro de Mazo para ver, admirar y fotografiar el Corpus vertical, único en el mundo por sus características.
Si los arcos son espectaculares por su altura, los detalles de cada uno de ellos no dejan a nadie de indeferente. Los colores, las formas, la temática, todo parece estar hecho a medida y eso atrapa a quien tiene la oportunidad de ver de cerca estas creaciones efímeras.
“Esto es maravilloso”, decían unas turistas peninsulares con la cámara en la mano y es que Mazo con su Corpus se transforma en un museo al aire libre, gracias al talento y al esfuerzo de todos sus vecinos que lo hacen cada año más grande.
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