cerrar
cerrar
Registrarse
Publicidad
Municipios
Publicidad
Mara Cavallé

Pedro Calero, en el recuerdo

  • Primer aniversario de la marcha de uno de los artesanos más emblemáticos

Pedro González, Calero, artesano de Mazo.

Hace un año, el 21 de junio de 2012, la isla de La Palma perdió a uno de sus artesanos más populares y emblemáticos: Pedro González Pérez, conocido como Calero, nacido en el barrio de La Sabina (Villa de Mazo) el 13 de febrero de 1926 y padre de siete vástagos. Se fue precisamente el mes en el que tradicionalmente la Iglesia Católica celebra la fiesta del Corpus Christi, una celebración emblemática en Villa de Mazo, por la confección manual de arcos y alfombras, y en la que él dejó su impronta de ingeniero de la Naturaleza.

Porque, sin duda, la profusa vegetación circundante suscitó el gusto y el ingenio de este macense singular quien desde niño transformaba cualquier material que se le antojaba, como metal o madera, convirtiéndolo en una cachimba o en una podona. Nadie le habló de diseño, proporciones o recursos artísticos, pero él creaba objetos artística y proporcionalmente perfectos. "He trabajado de herrero, carpintero, albañil…De nada sé, pero me encargan muchos arreglos", me decía, con una sencillez que cautivaba.

Conocedores de su innata habilidad, sus vecinos recurrían a él cuando, por ejemplo, se desquiciaba una puerta o se paraba un reloj y él arreglaba el desperfecto como si de un juego se tratara. A veces, incluso, se olvidaba del tiempo durante la tarea: "De joven -recordaba- empleaba días enteros en la confección de los arcos del Corpus Christi y pasaba hambre porque me olvidaba hasta de comer". Calero disfrutaba con su trabajo porque lo hacía con cariño, con perfección humana. De ello da muestra su aportación en numerosas ferias de artesanía en las que mostraba cachimbas, morteros, ratoneras, podonas, trompos, etcétera.

Pedro González Pérez, celoso de las tradiciones de sus mayores, contribuyó activamente desde muy joven en las manifestaciones festivas de su pueblo, cuna de artesanos. En la fiesta del Corpus Christi de Villa de Mazo, fue uno de los artífices, sin pretenderlo, del denominado corpus vertical, consistente en la creación de arcos para el paso procesional del Corpus Christi. Con estas figuras se añadió un elemento nuevo y singular a las tradicionales alfombras de flores y plantas.

Así lo recuerda Vicente Blanco, macense y alcalde de esta localidad entre 1970 y 1979: "Pedro creó a comienzos de la década de los 50 el primer arco, plantando dos estacas y atravesando una tercera donde colocó figuras alusivas al Corpus Christi. Era el arco de su barrio, La Sabina, y años más tarde, el alcalde Veremundo Morales invitó a los demás barrios del pueblo a imitar la idea de los arcos. Desde esa época esperábamos cada año los milagros de Pedro. De la nada, hacía cosas. Tenía ingenio y habilidad".

Blanco subraya asimismo su carácter desprendido: "Ayudaba a todo el que se lo pedía, no tenía un no en su boca y lo hacía sin esperar nada a cambio". Su sobriedad se manifestaba también conservando todos los materiales sobrantes, algunos insignificantes, como maderas, un trozo de metal o alambres, porque de todo podía sacar alguna utilidad.

La labor artesana se alternaba en su día a día con la agricultura y la ganadería, actividades que constituían su medio de subsistencia. Vivió en carne propia las estrecheces económicas propias de la posguerra en un medio rural y que ahora tristemente, nos resultan más familiares. "Antes -refería el artesano en 1999- no había la comodidad que hay hoy, en que se bota todo lo que se rompe. Antes, había miseria y cuando se rompía un calderito le quitábamos el fondo y le poníamos uno nuevo".

Pero en medio de esta sobriedad, él reconocía que era feliz: "Antes lo pasábamos bien con cualquier cosa. Recuerdo cómo nos divertíamos con unas calabazas que convertíamos en maracas. Si volviera otra época de esas de miserias, sería distinto. Hoy la gente tiene de todo y no echa en cuenta nada".

Sin duda, tan admirable como su labor artesana, lo es su filosofía de vida. Pedro González nos deja un legado más valioso que el artesanal, el ejemplo de una vida sencilla, llena de trabajo y de servicio a su pueblo. Este domingo, 23 de junio, en el Real Santuario de Las Nieves se ofrecerá a las 12 horas una misa por su alma. Descanse en paz Pedro González Pérez, Calero.

Archivado en:

Publicidad
Comentarios (5)

Leer más

Leer más

Leer más

Leer más

Leer más

Publicidad

Últimas noticias

Publicidad

Lo último en blogs

Publicidad