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Santa Cruz de La Palma rinde homenaje al almirante Francisco Díaz Pimienta

La inscripción colocada en la fachada del Teatro Chico Municipal, reza “Almirante Don Francisco Díaz Pimienta (La Palma 1594-Barcelona 1652) Capitán General de la Armada del Mar Océano. Primer Almirante canario, natural de La Palma”.

El alcalde de Santa Cruz de La Palma, Sergio Matos, y el Almirante Comandante del Mando Naval de Canarias, Juan Luis Sobrino Pérez-Crespo, han descubierto en la mañana de hoy la placa de homenaje al almirante palmero Francisco Díaz Pimienta, en la céntrica calle capitalina que lleva su nombre.

La inscripción colocada al principio de la calle, en la fachada del Teatro Chico Municipal, reza “Almirante Don Francisco Díaz Pimienta (La Palma 1594-Barcelona 1652) Capitán General de la Armada del Mar Océano. Primer Almirante canario, natural de La Palma”.

El acto ha contado con la presencia del director insular de la Administración General del Estado, Miguel Ángel Morcuende, el capitán de navío Victoriano Gilabert, comandante del Buque Escuela del Juan Sebastián de Elcano, presente en La Palma hasta este viernes, el comandante de la Ayudantía Naval de La Palma, Francisco José Sequeiro Leira, y otras autoridades navales, además de los concejales Julio Felipe y Juan Arturo San Gil.

Discurso del alcalde de Santa Cruz de La Palma:

La antigua calle de la Cuna, arteria principal del barrio de Jorós, lleva el nombre del almirante D. Francisco Díaz Pimienta desde el cambio de nomenclatura fue aprobada por la Corporación Municipal de Santa Cruz de La Palma reunida en sesión de 3 de noviembre de 1894. Se ponía de relieve entonces, coincidiendo con el iv centenario de su nacimiento, la relevancia a nivel nacional que como profesional marino había logrado D. Francisco Díaz Pimienta, nacido en Tazacorte en 1594 y fallecido en Barcelona en 1652. Hoy, en que volvemos a conmemorar su figura a través de la colocación de esta placa, su personalidad sigue constituyendo un orgullo no sólo para los palmeros, sino en general para todos los canarios, al haber alcanzado el más alto rango militar concedido por la Armada. Una vocación que —según constatan sus biógrafos— sintió desde su infancia, aún con la oposición de su propio padre, el capitán D. Francisco Díaz Pimienta, también vinculado a los oficios navales como soldado en la batalla de Lepanto y como constructor naval.

Aprendiz en Cartagena, soldado en las costas de Flandes, cuyas proezas le valieron la graduación de alférez, maestre de plata en los galeones de registro de Indias, combatiente contra los filibusteros en las Antillas, contra el asedio pirático de Maracaibo y protector de las costas de Brasil, su fructífera carrera habría de coronarse con la obtención del ascenso a General Almirante de la Armada de las Indias. Ya con este cargo, reconquistó la isla de Santa Catalina o de la Providencia, tomada por Inglaterra, y luego volvió con distintas misiones al Mediterráneo. En el asedio a Barcelona durante la insurrección de Cataluña falleció como héroe el 1 de septiembre de 1652. Miembro de la Orden de Santiago desde 1642, tras su muerte, su viuda, Alfonsa Jacinta de Vallecilla y Velasco, obtendría el marquesado de Villarreal de Burriel en compensación por las inversiones realizadas durante su labor como militar.

Y, así, en la mañana de hoy, 8 de diciembre de 2016, coincidiendo con la festividad de la Inmaculada Concepción, Patrona del Arma de Infantería del Ejército de Tierra de España, volvemos a homenajear al General Almirante de la Armada de las Indias D. Francisco Díaz Pimienta, quien en vida dio muestras de su afecto por su tierra natal, al donar, por ejemplo, con destino a la capilla de Santa Ana de la Parroquia Matriz de El Salvador, cuyo patronazgo ostentaba su familia, una bandera y un cuadro alusivos a la batalla de reconquista de la isla de Santa Catalina. Un homenaje a una personalidad que viene a demostrar, una vez más, esa vocación marinera del palmero y ese patriotismo en el sentido más noble de la palabra, entendiéndolo como una pasión activa por el país de origen, que trabaja y lucha por lograr, según su escala de valores, una nación, la española, más eficaz y mejor dotada de cuanto garantice la feliz y pacífica convivencia de sus conciudadanos.

 

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