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La Casa Salazar vuelve a mostrar su mejor cara

La restauración de la fachada ya ha terminado quedando pendiente para una actuación futura la canalización del agua de lluvia para que no caiga sobre los elementos escultóricos. Los trabajos han permitido descubrir que el escudo del inmueble era policromado

La Casa Salazar, ya sin obras.

La Casa Salazar de Santa Cruz de La Palma, uno de los edificios más emblemáticos del casco histórico situado en plena Calle Real, vuelve a lucir su mejor cara tras concluir los trabajos de restauración de su fachada. Unos trabajos que han supuesto una inversión de 100.000 euros y que ha costeado el Cabildo Insular que es el propietario de este inmueble del siglo XVII.

El consejero de Cultura y Patrimonio Histórico, Primitivo Jerónimo, explicó que “el Cabildo ha intentado buscar la solución más efectiva par que esta estructura tenga el tratamiento adecuado”. Estamos hablando, recordó, de una obra del siglo XVII, que es el edificio más emblemático de arquitectura civil.

La restauración fue llevada a cabo por prestigiosos especialistas en la restauración de la piedra. En este sentido, dijo Primitivo que “hay que valorar el tratamiento específico de una serie de relieves, en las columnas, siendo finalidad fundamental, que las próximas generaciones sigan teniendo en Salazar uno de los principales exponentes de la arquitectura”.

Frente a lo que se pensaba inicialmente, lo importante de esta intervención no ha sido tapar agujeros, que algunos tenía la fachada, sino que “se ha hecho una restauración exhaustiva, a conciencia”, indicó la restauradora Nieves Cabrera. “Se ha realizado una restauración conservativa pero también muy exahustiva de mantener la piedra que nos ha llegado hasta el día de hoy, para mantener la fachada viva”. En este sentido, se ha procedido a una consolidación de la fachada que tenía un ataque muy importante de sales que llegan por vía aérea debido a la proximidad del mar.

Otro problema que tiene la fachada y es el más importante al que hay que buscarle una solución, dijo, es que cuando llueve el agua cae a cascada en toda la fachada. “La cercanía del mar se va a tener siempre. Se ha tratado para que las sales no afecten a la piedra, pero lo de la lluvia es un elemento a tratar en el futuro. Estamos elaborando un informe con tres soluciones. Lo ideal es canalizar la lluvia para que no caiga sobre los elementos escultóricos“, indicó.  Debido a esta situación, la propia madera del balcón está muy deteriorada, y la piedra es muy porosa, como una esponja, por lo que, señaló, “hay que ver con Patrimonio la solución”. Según indicó esta experta, en la última intervención, en el 1984-1986, la fachada tenía un antepecho de la piedra sobre la cornisa, que tenía una canalización que paraba el agua de la cubierta y la canalizaba. Toda la tierra que se acumula, excrementos de animales, bajaba por ahí y es lo que salvaba la fachada. Fue una decisión un poco equivocada sacarla, consideró.

Los trabajos realizados han permitido “consolidar la piedra, se ha intentando volver a darle la dureza que tiene para conservarla a lo largo de los siglos, como ha llegado a nuestros días. Se han reintegrado volúmenes que estaban perdidos, etc”. Algo que ha sido posible porque, por suerte,”el estado de conservación de la fachada no era excesivamente malo; la piedra estaba bastante fuerte y principalmene tenía el ataque de las sales”. Otro aspecto importante que ha dejado al descubierto la intervención realizada es que el escudo, considerado la joya de la fachada, era policromado y no se sabía, y a pesar de aguantar la lluvia y el sol, se ha conservado muy bien.

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