En honor a San Valentín
Mary Nieves Hernández, una palmera que vive en Venezuela. Archivo.
Me imagino una tarde
de esas frías de invierno,
cuando la lluvia cae
caprichosa en el viento,
ir los dos caminando
por un bosque de abetos
con la brisa en la cara
y la humedad en los huesos
Y cuando ya cansados
de luchar con la niebla
que sepulta el sendero,
encontrar un refugio
que nos brinde su abrigo
y al calor de la lumbre,
esperar a que pase
la tormenta y el frío.
Y estar allí, a tu lado,
tu corazón latiendo,
oír silbar el viento
y el sonido del trueno,
el caer de la lluvia
borrando nuestras huellas
Sentir el temblor de tus manos
cuando tomas las mías
mirándote a los ojos
donde hay tanta nobleza
y perderme en tus ojos
con toda su pureza
sintiendo que me quieres
sin desear mi cuerpo
y decirnos las cosas
que llevamos muy dentro
y que nunca hemos dicho,
por amor, por temor,
o quizá por respeto.
Me imagino una tarde
de esas frías de invierno,
y los dos caminando
en un bosque de abetos.
Marynieves Hernández, del libro ‘Huellas’ publicado por el Gobierno de Canarias en septiembre de 1999.
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Marynieves
Gracias por su cordialidad, don Pedro Luis.
Estoy segura de que Venezuela, también agradece sus buenos deseos. Deseos que, estamos seguros, brotan en abundancia desde distintos rincones del planeta. Deseos que, no llegan a concretarse por que hacen falta acciones, que por desgracia, no acaban de producirse.
Un fuerte abrazo
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PedroLuis
¡Ay, doña Marynieves!… Es usted una maestra en el arte del verso y de la vida. Cómo no contenta su generosa y afectuosa apreciación. Gracias por su ejemplar atención. Un fuerte abrazo desde esta orilla. Y, otra vez, mis mejores deseos para Venezuela.
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Marynieves
Entre lavas del Teide
y retamas heladas,
a la luz de la luna
que nos mira callada
decirnos esas cosas
que guardamos muy dentro
y que nunca hemos dicho,
por amor, por temor
o quizás por respeto.
Sus versos son geniales D. Pedro Luis.
Me quito el sombrero.
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PedroLuis
Preciosos versos, doña Marynieves, para leerlos la mañana de San Valentín…También yo me imagino:
Entre lavas del Teide
y retamas heladas
los dos caminando
entre tiernas miradas.
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