Mayte Rodríguez es concejal de Juventud, Vivienda, Solidaridad, Igualdad y Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Breña Alta.
Ellas son representativas y pilares básicos de un lugar; necesarias para perpetuarlo y tan diferentes entre sí como el medio al que pertenecen. Y aunque sobran ideas, les faltan oportunidades y apoyos. Os presentamos a la mujer del mundo rural.
En primer lugar hay que advertir del desconocimiento y el escaso reconocimiento social que padecen. Durante años se ha establecido un estereotipo de mujer sumisa y con poca iniciativa, que no corresponde a la realidad del mundo rural. Cuando me preguntan cuál es el perfil de la mujer rural insisto en que hay mujeres más o menos formadas, absolutamente emprendedoras, mayores, jóvenes…, se definen entre toda la diversidad que puede darse entre las mujeres.
Las mujeres de Breña Alta se incluyen en un colectivo con una media de edad de 50 años, casada y con hijos, la mayoría de ellas declaradas amas de casa. El trabajo exterior es considerado como ‘extensión de las tareas domésticas". Pertenecientes al sector primario, dedicadas a sacar adelante las explotaciones agrarias y agrícolas, "en calidad de ayuda familiar", no reconociendo su propia labor y la entienden como un complemento de la economía familia, es decir, sin reconocimiento oficial.
Durante demasiado tiempo no se ha atendido a las necesidades de las mujeres en el medio rural. Me refiero al escaso reconocimiento social y jurídico, a la falta de oportunidades y de infraestructuras, a la consabida igualdad que no acaba de conquistarse.
La mujer rural es el pilar sobre el que se sustenta una familia y por extensión un municipio. Es imprescindible atender a sus necesidades. La educación también ha cambiado sin duda a la mujer rural, me atrevo a decir que al hombre. Así pues nos encontramos con una figura imprescindible y desatendida. El medio rural adolece de falta de oportunidades.
La crisis ha impactado sobre el mundo rural de manera desigual entre mujeres y hombres: "son las mujeres las que acaban ocupándose de todos esos servicios que se dejan de prestar".
Se necesitan infraestructuras para que las personas se puedan desarrollar en todos los ámbitos de la vida. La falta de oportunidades no sólo hace referencia al ámbito laboral. Dotar de mejores servicios a la población requiere visión de futuro e inversión.
El rol que asumen las mujeres y el cambio de mentalidad les obliga a conciliar la vida laboral y familiar con mayor dificultad, un problema que se agudiza en el entorno rural. Tratamos de concienciar a la población de que conciliar no es sólo cosa de las mujeres, sino que también afecta a los hombres. Queremos cambiar la palabra ‘conciliar" por ‘corresponsabilidad‘, nos parece más ajustado a cómo deber ser una sociedad equilibrada. Indico que la crisis ha intensificado todavía más esta situación: mujeres que hasta ese momento se encargaban de las tareas domésticas y del cuidado de todos los miembros de la familia (hijos, nietos, mayores, enfermos o personas dependientes) ahora buscan salir adelante complementando su jornada con otro trabajo remunerado.
A la escasez de tiempo y al aumento de responsabilidades se le suma el desconocimiento, la escasa participación que tenemos en los órganos de decisión o los problemas de acceso a las nuevas tecnologías de la comunicación. No se les valora en su justa medida el trabajo ni dentro ni fuera del hogar y tampoco se hace lo suficiente para que puedan conciliar su vida laboral y familiar. En la mayoría de los casos hay que recurrir al autoempleo, a poner en marcha las iniciativas empresariales propias, ya sea en la agricultura y ganadería u otro tipo como la artesanía o el sector servicio.
Aurora
El programa Aurora tiene como objetivo principal mejorar la inserción laboral y la calidad de vida de las mujeres del medio rural, contribuyendo a un desarrollo sostenible y posibilitando una mayor incorporación de las mujeres a la actividad económica y la viabilidad social. El programa, cofinanciado por el Fondo Social Europeo, responde a la necesidad de facilitar a las mujeres del ámbito rural mayores y mejores opciones para su empleabilidad, para el logro de una autonomía personal y económica, visibilizando su importante contribución al desarrollo rural.
Junto con la integración social y laboral, el programa Aurora busca fomentar la autonomía económica y un mayor reconocimiento social de las mujeres que desempeñan un papel principal en la sostenibilidad y crecimiento del medio rural. Otros objetivos del programa son: impulsar la cotitularidad, promover la igualdad de trato y oportunidades y reducir los desequilibrios de género, favorecer la alfabetización digital, fomentar el movimiento asociativo y la creación de redes, incrementar la participación política y social femenina, promover la viabilidad social de los municipios y erradicar la violencia de género.
El perfil de las participantes será el de aquellas mujeres que, por edad o formación, encuentran mayores dificultades para acceder a un puesto de trabajo.
El contenido del programa consta de dos fases:
• Una primera fase en la que se trabaja sobre aspectos personales como los conocimientos, expectativas, necesidades y demandas de las mujeres,
• Y una segunda centrada en el itinerario profesional, basada en la motivación y orientación laboral y en proporcionar una formación ocupacional vinculada a la oferta laboral local. Se contemplan, asimismo, las opciones de autoempleo en función de los recursos del entorno.
A pesar de todo, la mujer es emprendedora incluso en tiempos de crisis y el medio rural no es ajeno a ello, con recursos y oportunidades. La crisis obliga a buscar nuevas fórmulas de financiación de proyectos, más allá de subsidios y subvenciones públicas.
Para mejorar la participación social y laboral de las mujeres del ámbito rural, es necesario facilitar una mayor y mejor incorporación de las mujeres a la actividad económica con la especialización. Es una línea de trabajo que junto a la imaginación y capacidad innovadora, son los elementos determinantes en la emprendeduría.
Por ello, Breña Alta es un municipio pionero y referente.
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PedroLuis
Sin la "mujer rural" algunos no estaríamos escribiendo aquí estas dos letras. La mujer rural es madre, es trabajadora, es educadora, es promotora…. La mujer urbana también. Sólo cambian las coordenadas geográficas… Y es que cuando la cosa se pone dura, si duro es el campo, dura es la ciudad…
Sin la mujer, cuando la mujer es MUJER, no somos nadie. Sin el hombre, cuando el hombre es HOMBRE, tampoco. Así nos lo enseña la biología y la cultura de esta epecie nuestra, tan "partircular", capaz de instrumentalizar lo más sagrado, cuando de hacer política se trata. Y es que somos así, en Breña Alta, en La Palma, en Canarias y en el Mundo.
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Pintao
Mi más admirado recuerdo a las mujeres del medio rural de Breña Alta que en este caso quiero personificar en mi abuela y otras compañeras que lloviera o tronara salías de Botazo a las 5 de la mañana para llegar a La Ciudad a tiempo de repartir la leche entre sus feligreses.
Cargadas con sus cestas y a pié por la Cuesta abajo, estar pronto de vuelta a tiempo de cogerles de comer a las vacas y algunas como el caco de mi abuela que era viuda, subir al monte a por un feje de cama para las vacas a fin de conseguir algún estiercol con que plantar cuatro papas y dos coles que meter en el caldero.
Sin sueldo, seguridad social o pensión alguna para el futuro, solo con la esperanza en no caer enfermo confiando en el destino.
No hablo de los años veinte sino de los cincuenta, donde los hombres tampoco las tenían fácil para ganarse pan. O trabajar de sol a sol en las fincas de los señoritos de la Ciudad, o ir al monte a los remates y apañarselas con un mollo de varas en las laderas, o el los años posteriores, romper riscos casi con las manos por los profundos barrancos para hacer el canal, que junto con las sorribas vino a mejorar la economía rural a partir de los sesenta.
Aupa por todos ellos.
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