Un motor tirado en el monte incendiado. Foto de Leopoldo Pérez.
Estimada y admirada Digna,
Hace unas semanas he estado en nuestra querida isla de La Palma, pocos días para mi gusto, pero que le vamos ha hacer. Quise ver con mis propios ojos las consecuencias del terrible incendio que azotó a la zona sur de la isla. Sin duda, lamentablemente inexplicable como pudo suceder y propagarse tan voraz incendio. La verdad, terrible. Por si no lo sabes soy un ecologista convencido y presumo desde fuera de nuestra isla de las riquezas que atesora La Palma. Y matizo ahora que me doy cuenta de lo de ecologista. Soy ecologista, pero no de los del no a todo, como se ha denominado, por aquí por Tenerife a los que queremos conservar nuestros montes, ver menos cemento y contaminar menos.
Pues como te digo eché para Fuencaliente y a cada kilómetro que avanzaba me impresionaba más. Uno es un sentimental y recordaba con tristeza, cuando salía desde La Concepción en bicicleta, con mis amigos Víctor y Pablo rumbo a Fuencaliente y pasábamos por los ahora pinos quemados. Recordaba aquel olor y frescor intenso que hoy se torna en aromas de un infierno. La verdad lloré.
Pero mi llanto se tornó cabreo cuando aparqué el coche y decidí entrar en el monte quemado. Las primeras sensaciones fueron… no sé, es como cuando uno va a un cementerio, en una liturgia de respeto y homenaje por los que ya no están, por los pinos que tanto admiro y que espero con algunas dudas que todos vuelvan a reverdecer. No quiero ser frívolo, es lo que sentí. Pero retomando mi hilo argumental y como decía, ese respeto se tornó en cabreo. Enfado con mis propios paisanos por "gediondos", por inmorales, por atentar contra la madre tierra.
El motivo de mi cabreo te lo adjunto en imágenes. ¿Increíble verdad? Cómo es posible que puedas encontrar un motor de un coche en medio del monte. Cómo es posible que no se hubiera retirado un coche, que como se ve en la imagen y atendiendo al modelo que es, presumo que lleva años tirado al borde de la recta de Fuencaliente.
No sé, pero lo dicho somos unos cochinitos y nuestras autoridades unas irresponsables, por no haber retirado estos desperdicios. Matizo y aclaro. Por autoridades me refiero a los responsables de las instituciones y los demás políticos que no gobiernan por no denunciarlo. Pero también a los ecologistas, que por lo que observo no existe ninguna organización en la isla, porque me imagino que de existir tendrían que haber denunciado lo mismo que yo.
Son muchas las preguntas que me hago, pero como no tengo tampoco todas las informaciones, decidí aún en vacaciones preguntar a las gentes de Fuencaliente lo que habían vivido, sin duda mi amor por la profesión periodística sale a relucir aún de vacaciones, un periodista nunca descansa. Ya sin los agobios y reposadas las pasiones, encontré gente decepcionada, personas asombradas, hasta indolentes, estoicos, apáticos, contrariados, enfadados, resentidos. Quizás con ellos mismos, por no haber previsto el desastre, pero sobre todo con quienes les gobiernan, en quienes habían confiado su seguridad.
El mal ya está hecho, ahora toca aprender de lo sucedido para que no se vuelva a repetir. Estamos obligados a mantener a nuestros montes limpios. Convencer a nuestras gentes que nuestros bosques son un tesoro, que son patrimonio de todos. Que les debemos respeto. Nuestros bosques son la garantía de unas condiciones de vida, medioambientales y económicas de primer orden. De que es importante invertir en seguridad, sencillamente porque es más barato. ¿Cuánto nos ha costado a todos la movilización de todos los efectivos de trabajaron durante el incendio?
Debemos exigir que nuestras autoridades tengan previsto protocolos de actuación claros en sucesos como estos y que se tengan los medios humanos y materiales adecuados para prevenirlos (cortafuegos, bocas de incendio…) y combatirlos.
A estas y otras conclusiones más he llegado siguiendo los medios de comunicación durante el incendio y al hablar con los vecinos de Fuencaliente.
Gracias al apuron.com por tenernos informados a los palmeros que desgraciadamente hemos tenido que emigrar de nuestra isla. Gracias Digna por tu valentía y profesionalidad.
Archivado en:
Últimas noticias
Lo último en blogs