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Opinión
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¿Es el arte rupestre geométrico de La Palma el mayor complejo insular del mundo?

El Verde (El Paso). Escrito en piedra (Cajacanarias).

Para la gestión de un paraje arqueológico es imprescindible el estudio y la interpretación de grupos interdisciplinares de profesionales trabajando en conjunto para desentrañar los misterios del pasado y que reviertan en un mejor conocimiento para las generaciones presentes y del futuro. Por ello, es necesario tener en cuenta que el patrimonio arqueológico esté en manos de personas preparadas y cualificadas en gestionar esos espacios al ser de una riqueza cultural frágil y no renovable.

En Canarias, la gestión de un modelo brillante sobre la conservación y la investigación arqueológica tan sólo la encontramos en la isla de Gran Canaria, gracias al manejo administrativo y diligencias tuteladas por su Cabildo Insular. Los mejores ejemplos los encontramos Cueva Pintada, Fortaleza de Ansite y Risco Caído.

La isla de Gran Canaria está a punto de formar parte de lugares declarados Patrimonio de La Humanidad por la UNESCO, en concreto los yacimientos de Risco Caído y los espacios sagrados de montaña. Entre otras cosas, por contener un tipo de manifestación rupestre de unos 500 triángulos invertidos repartidos en una docena de sitios, conteniendo tan sólo uno de ellos (Cueva de los Candiles) más de la mitad.

Es un claro ejemplo, según afirma la primera institución insular, de excepcionalidad del patrimonio arqueológico y arqueoastronómico, un paisaje cultural que aun mantiene sus connotaciones simbólicas y cosmológicas. Un monumento arqueológico excepcional a escala mundial, un tesoro que ejemplifica los conocimientos de astronomía de los antiguos canarios y que lo conecta con otros instrumentos de civilizaciones que usaban los juegos de luces y sombras para sus ritos religiosos o como calendarios. La Unesco lo ha incorporado a su portal de Arqueoastronomía. Todo ello gracias a la implicación y el trabajo de los profesionales dependientes del Cabildo Insular de Gran Canaria.

Una reflexión conjunta y comparativa nos hace retroceder en el tiempo 23 años. La primera vez que se presentó la idea para trabajar en la declaración de Patrimonio de la Humanidad de lugares prehistóricos de Canarias fue propuesta para la isla de La Palma, en 1995, por el afamado investigador Antonio Beltrán, sorprendido por la riqueza del arte rupestre de la isla de La Palma. La iniciativa nació en el seno del I Simposio de Manifestaciones Rupestres del Archipiélago Canario y el Norte de África celebrado en Santa Brígida (Gran Canaria), entre el 17 y el 23 de abril, y siendo el centro de la atención de la comunidad científica.

Todavía muy fresca la inédita iniciativa, el viernes 19 de mayo de 1995 (La Voz de La Palma) realizamos el primer artículo sobre la necesidad de avanzar en este apartado frente a la desidia administrativa en materia patrimonial. En un segundo artículo en el mismo medio, agosto-septiembre de 1995, profundizamos en el mundo rupestre y en motivar e implicar al Cabildo Insular para que liderara el encargo que, en aquellos momentos, apoyaban las universidades canarias, europeas y africanas. Pasa el tiempo y no hay ninguna muestra de interés. Volvimos a la carga con otro artículo en La Voz de La Palma en la navidad de 1996. Quiénes ocupaban los cargos del Cabildo en aquella época no se interesaron por el tema. Volvimos a insistir en 2007 y seguimos sin respuesta ante la demanda por parte de los que tienen la obligación patrimonial. Y aquí estamos nuevamente.

Algunas de las razones por la que los grabados rupestres de La Palma deberían formar parte de la declaración de Patrimonio de la Humanidad son, en primer lugar, la gran cantidad de representaciones. Al día de hoy, y sabiendo que casi todos los fines de semana se siguen encontrando nuevas evidencias, existen unos 500 lugares con grabados rupestres que van desde estaciones que contienen un solo motivo hasta las que sobrepasan las 200 grafías, más de 1.000 paneles y unos 15.000 representaciones, un número muy superior a los que contiene la isla de Gran Canaria. Todo esto sin tener en cuenta los motivos lineales y otros incisos que sumarían varios miles más en tan solo cuatro municipios del norte de la isla (Barlovento, Garafía, Puntagorda y Tijarafe). Otro valor es su técnica de ejecución con una práctica y destreza sobre el picado continuo indirecto en un material muy resistente como es el basalto, trabajado y perfilado con material lítico, sin uso de metal. Así mismo, debemos hacer referencia también a la calidad y la variedad de representaciones geométricas en amplias combinaciones de círculos, semicírculos, meandros y espirales, elaborados en una franja histórica que abarca desde la edad de Cristo hasta el siglo XV. Por último, Gran Canaria justifica la Declaración por su valor arqueoastronómico. Pues bien, en este tema, La Palma supera a Gran Canaria en una proporción de uno por mil. Los estudios en la isla de La Palma que incluyen la arqueoastronomía son los más avanzados a un nivel de primer orden mundial con numerosas publicaciones que lo avalan.

La isla de La Palma cuenta con el mayor conjunto de arte rupestre de Canarias, el espacio insular a nivel mundial con mayor número de yacimientos, paneles y motivos de figuras geométricas y antropomorfos ¡Qué más queremos! Se distribuyen por toda la geografía insular, destacando tres áreas que agrupan los mayores conjuntos: reborde superior exterior de la Caldera de Taburiente, las faldas del Bejenao y la franja inferior y media del Municipio de Garafía.

Otro dato para la reflexión: la isla de La Palma es uno de los lugares del mundo con mayor número de grabados rupestres por km2. Otro fundamento más: contiene tantos o más grabados rupestres que el resto de las islas del Archipiélago juntas.

Tan solo por comparar con aquellos lugares que la UNESCO ha declarado Patrimonio de la Humanidad, encontramos Altai (Rusia) que agrupa unos 172 lugares con petroglifos escitas, que por su cantidad (más de 10.000 dibujos) supone uno de los lugares más importantes. Muchos están hechos con técnica más sencilla, la incisión y con metal. Las Islas Británicas contienen más de 6.000 grabados con cazoletas. Galicia, otro tanto de lo mismo, menos cantidad que la isla de La Palma.

¿Cómo convencer a nuestros gestores patrimoniales de la importancia a nivel mundial de nuestro legado rupestre? ¿Qué es lo que nos falta? Quizá, como siempre, seguiremos esperando a que alguien de fuera con prestigio nos diga que en La Palma conservamos un riquísimo conjunto rupestre de un valor universal y el mejor museo al aire libre del mundo.

Creemos que debemos preocuparnos por tres cuestiones prioritarias interrelacionadas: conocimiento, divulgación y gestión político-administrativa. Por gestión se entiende una posición de conjunto, global, alejada de cualquier individualidad. Implica un proceso complejo que abarca documentar, puesta en valor, interpretar, producir conocimiento y divulgar para establecer un reconocimiento del patrimonio por parte de la sociedad; esto es, hacer las cosas bien y conectar intelectualmente al visitante con un criterio de uso público, sin olvidar el turismo y otras funciones asociadas -publicaciones, promoción y comercialización- como oferta complementaria, así como integrar el paisaje, el patrimonio integral y el desarrollo sostenible.

La planificación de la gestión debe realizarse con un equipo interdisciplinar que garantice la transversalidad, una unidad de gerencia y una actuación consensuada que resalte los valores y las singularidades de cada lugar. El compromiso de todos es la clave para remar en la misma dirección.



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