José Ayut Lorenzo "Pepín".
Estando de viaje en Jerusalén, me llegó por mensaje la noticia del fallecimiento de mi amigo y compañero de trabajo Pepín Ayut, en Correos de Santa Cruz de La Palma; para mí fue un honor haberle conocido, desde que fui trasladado desde Santa Cruz de Tenerife a nuestra Isla, en octubre de 1979, para luego ir destinado a la oficina de la Ciudad de El Paso.
Pepín fue compañero entre compañeros, amigo entre los amigos, dando muestras de innegable profesionalidad a lo largo de una vida dedicada al Cuerpo de Correos, siendo un honor estar con él, cerca de dos años trabajando juntos en nuestros cometidos.
Cuando yo visitaba el “Silvestre Carrillo” como Corresponsal Deportivo en Diario de Avisos y Radio Popular de Tenerife-Cadena Cope (La Laguna), siempre lo veía, hombre amable, de buen humor y buena persona, compañero y buen aficionado a sus colores rojinegros del Club Deportivo Mensajero.
Por eso ahora en tu muerte, aprovecho la oportunidad que se me presenta para decirte amigo de corazón las siguientes palabras:
Qurido Pepín, soy una persona afortunada en haberte conocido y disfrutando contigo años. La amistad a veces surge como el “amor a primera vista”. La clave de la verdadera amistad es querer al amigo “tal como es”.
Ya no te encuentras con nosotros presente físicamente porque la vida es efímera y frágil, pero los sentimientos son imperecederos y tu huella imborrable. Aunque con nuestra llegada al mundo, tenemos implícita la mismísima seguridad y que es cierto de marcharnos algún día, como lo hicistes tú a finales del mes pasado.
El vacío que deja la partida de un amigo, de un buen compañero, no es fácil, no, no lo será nunca, porque como dice la canción: “Cuando un amigo se va, algo se pierde en el alma…”
Y tú, entrañable amigo y compañero has dejado un vacío difícil de llenar, por tu partida hacia la otra vida.
ESCRIBE: Miguel Pérez.
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