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Mujeres en la Guardia Civil

José Vicente González Bethencourt.

Si bien este año se cumplen 30 del Real Decreto que permitió el ingreso de las primeras mujeres en la Guardia Civil en 1989, recordemos que hace 70 (en 1948) ya las había, eso sí, con el uniforme verde pero sin divisas ni armamento, cuando el Cuerpo de Carabineros se integró dentro de la Guardia Civil, dada la necesidad de disponer de mujeres que pudieran realizar registros corporales, las llamadas “matronas”, generalmente viudas o huérfanas de guardias que así seguían integradas en la Benemérita.

De 2.817 aspirantes, en 1989 ingresaron 197 mujeres con la 94º promoción, todo un acontecimiento histórico por la incorporación de la mujer a un colectivo tradicionalmente masculino desde su creación en 1844, cuyo fundador, el duque de Ahumada, estableció que los guardias se dejaran el viril bigote que tanto los identificó, y la consiguiente adaptación en muchos aspectos, uno de ellos la uniformidad, y otro el carácter doblemente civil y militar dependiente de los ministerios del Interior y de Defensa. Pasaron cuatro años y en 1993 ingresó la primera mujer en la Academia General Militar de Zaragoza, donde inician su formación durante cinco años los oficiales de la Guardia Civil, con lo que en 1998 una mujer consigue el empleo de teniente, hace ahora 20 años, Cristina Moreno, a su vez la primera mujer teniente coronel desde 2016, teniendo el mismo empleo desde este año Dolores Gimeno Durán, dos mujeres y 230 hombres en ese rango. Han pasado 30 años desde la incorporación de la mujer a las distintas unidades, y actualmente son más de 5.500, lo que representa el 7,25% del total de guardias.

¿Y qué decir de las esposas de los guardias hasta 1989? Y hasta la feliz llegada de la democracia, ¿qué decimos de las mujeres a su vez madres de los hijos de los guardias civiles? ¿Y de aquellas que alguna vez se acercaban a la oficina de las casas cuarteles a llevar algo de comida y bebida a detenidos a petición de los guardias o por iniciativa de ellas? O a los guardias que llegaban rendidos tras varios días deambulando a pie por caminos polvorientos, carreteras, montañas o playas.

Una de esas mujeres, joven campesina guapísima, en 1947, en el Santuario de las Nieves (La Palma), contrajo matrimonio con un joven y apuesto guardia civil destinado en el gaditano pueblecito costero de Puente Mayorga, frente al Peñón de Gibraltar, y al que con tal motivo se le concedió permiso para viajar, eso sí, siempre de uniforme, en la boda también. Como tantos palmeros de su edad, fue movilizado a la Península con la Guerra Civil, sirviendo como sanitario recogiendo fallecidos en el frente del Ebro y luego heridos en el Hospital Militar de Burgos, donde, aunque de eso contaba muy poco después de preguntarle mucho, pasó calamidades y mucho frío.

En una casita terrera de la playa de Puente Mayorga (San Roque, Cádiz), alquilada porque no había sitio en la casa cuartel (por cierto, las dos existen todavía), nació el primer hijo. Destinado luego a Cortes de la Frontera (Málaga), en la casa cuartel nació el segundo, y tras pasar unos años en la casa cuartel de Gran Tarajal (Fuerteventura), y en una casa alquilada en Tijarafe (La Palma), nació la tercera en la casa cuartel de Granadilla (Tenerife), en todos los casos con la ayuda de una comadrona. Luego destinó en la casa cuartel de Los Llanos de Aridane (La Palma) y la Comandancia de Santa Cruz de Tenerife hasta su jubilación. Una mujer acostumbrada a vivir en el campo con la compañía y cariño de sus padres y hermanos, de repente se ve muy alejada de su ambiente familiar, dedicada a cuidar a su marido e hijos, también a familiares, con la comida dispuesta, la ropa bien planchada y la casa aseada, siempre esperando el ansiado regreso de su marido, viviendo el desgarro de los traslados, y conviviendo con otras mujeres de guardias en las casas cuarteles, lo que en muchos casos resultaba muy satisfactorio y en otros no tanto, llegando a compartir cocinas y baños en algunos casos y puerta de entrada y lugares comunes siempre. A esa mujer, mi madre, y a tantas y tantas como ella, mujeres de guardias civiles, rindo sentido homenaje.

*En 2014 senador del PSOE ponente del Proyecto de Ley de Régimen del Personal de la Guardia Civil

jvicentegbethencourt@yahoo.es

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** Publicado en EL DIA el 07-10-18

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