Santa Cruz de La Palma y La Orotava encienden la luz de la fraternidad

El salón de plenos del Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma ha acogido este jueves el acto de hermanamiento entre la capital palmera y la Villa de La Orotava, en virtud del legado sociocultural, institucional y artístico generado por sus relaciones históricas y por el hecho de haber sido las dos primeras ciudades de Canarias disponer de un sistema de alumbrado eléctrico.

El alcalde de Santa Cruz de La Palma, Sergio Matos, y el alcalde de La Orotava, Francisco Linares, reivindicaron en sus intervenciones el papel pionero de las personas que impulsaron la Central Hidroeléctrica de El Electrón en 1893 y la Central Hidroeléctrica de Hacienda Perdida, un año después, y que supusieron un auténtico antecedente en el campo de las energías renovables. Francisco Linares anunció que a principios de 2019 tendrá lugar un acto similar en el Ayuntamiento de la Villa de La Orotova. También intervino en el acto Mauro Fernández, uno de los impulsores de esta iniciativa, quien agradeció la implicación de las personas que han hecho posible este hermanamiento.

De manera simbólica Sergio Matos hizo entrega a Francisco Linares de una bombilla LED “en recuerdo de aquellas personas que fueron pioneras en una instalación de una luz sostenible, por la que seguimos luchando más de un siglo después”; un gesto que el alcalde orotavense agradeció “como un símbolo en honor, respeto y lealtad por las generaciones que han hecho posible durante 125 años que tengamos luz”.

Matos destacó que fue especialmente en el siglo XIX “cuando la Villa de La Orotava y la Ciudad de Santa Cruz de La Palma estrecharon la amplia serie de relaciones socioculturales ya andada en el tiempo desde el siglo XVI”. “Este vínculo -prosiguió- afectó por ese entonces a distintos planos, dentro de los cuales resultan los más sobresalientes: primero, el humano —a través del flujo migratorio de ida y vuelta entre ambos municipios—; segundo, el artístico —derivado de éste y de los contactos históricos documentados en las centurias precedentes—; tercero, el institucional —del que se beneficiaron, por ejemplo, las sociedades masónicas del Valle de La Orotava y de Santa Cruz de La Palma—; y, cuarto, el industrial-energético —mediante la contribución común a la instalación de los dos primeros alumbrados eléctricos públicos de Canarias—”.