Mary Nieves Hernández, una palmera que vive en Venezuela. Archivo.
¡Cuántas cosas pudiera contarles!…
¡Cuántas historias y soledades guardadas!
Pensamientos que navegan sin rumbo
entre saludos de volcanes que miran al océano,
de las playas más batidas
de las más áridas montañas, de las más teñidas.
Líquido de amapolas sobre la arena hirsuta,
soledad crecida con las sombras.
Inevitables sombras, arañazos que han quedado
entre la piel y el alma.
Sobre el azul del océano
una goleta extiende su blanca cabellera.
Un adiós que aún retumba en los oídos.
Los campesinos en retirada
van con paso lento, paso de atardeceres cansados,
marcando recovecos de viejos caminos.
Quiero arrancarle una palabra al viento.
¡El viento, el viento!… ¡siempre el viento!
Presencia omnipotente, rachas de furia,
las alas quebrando azucenas,
la piedad ausente ignorando el llanto.
Muchas cosas pudiera contarles:
de mantos dorados en primaveras
tejido de polen que hacen las abejas,
luz de juventud siempre encendida
con el color del amor, de la poesía,
miradas taladrando horizontes
entre el olor de las cosechas y el temor a las tormentas.
Podría contarles
del temblor de los pájaros bajo las ramas,
del huracán que nos llevaba en alzas,
de enarbolados arreboles y racimos.
Muchos de ustedes han estado conmigo en esta aventura,
lo sé,
los he sentido.
Muchos, como yo, han experimentado las delicias
los sinsabores de aquella tierra,
a veces dulce panal, a veces estrella herida
donde la vid y el trigo
ondulaba nuestro nombre en las laderas.
Muchos, como yo, han sufrido lejanía,
desapego, olvido…
Gritando a veces en silencioso llanto
con el rostro entre las manos
pero andando, siempre andando
con la bandera en la frente
y la esperanza en el alma.
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Marynieves
Gracias D. Pedro Luis, no sabía que Marisol estuviera por esos lares. Me alegro por ella y agradezco sus generosas palabras hacia mi humilde persona. Yo también la aprecio y le tengo gran cariño. Es una gran persona.
Gracias a Ud por ser como es, D. Pedro Luis, por esa sencillez y amistad que siempre ofrece.
Un afectuoso abrazo desde Venezuela
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PedroLuis
Marynieves, la señora a la que me refería en el comentario anterior se llama Marisol González.
Gracias por divulgar las esencias de nuestro Corpus, el olor de sus flores secas, el canto de nuestros pájaros… por mantenernos "la esperanza en el alma".
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Marynieves
D. Pedro J, yo sí recuerdo ver las huertas cubiertas de hermosa mies. No sé si era trigo o cebada. Recuerdo escudriñar sus espigas y palpar sus granos. Su color dorado bajo el sol con las amapolas adornando las orillas y las ondas que se mecían al compás de la brisa. Esconderme en ella me producía un gran placer. A veces encontraba nidos de codornices y cuando volvía para verlas, ya habían volado.
Lamento D. PedroJ, que usted y los de su generación, no hayan podido experimentar esta "gozada".
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Marynieves
¡Ay D. Pedro Luis! Me habla de la festividad del Corpus Cristi. No imagina Ud.¡Cuánta añoranza y sutiles sensaciones nos despierta su recuerdo! Aún siento el olor de los geranios cuando los deshojábamos pétalo a pétalo, y veo las montañas de colores que hacíamos con ellos, sutil labor que en aquellos años correspondía, en gran parte, a los escolares. Se hacían bonitas alfombras en Fuencaliente… (Sin querer comparar con las de Mazo en la actualidad). Entonces, no se usaban semillas ni nada de esas cosas raras. Sólo pétalos de flores, brezo tostado, aserrín que pintaban con no sé qué y tierra.
Cada año por estos días, en mis intervenciones radiales, trato de dar a conocer esta costumbre casi tradicional de nuestros pueblos, citando como ejemplo la dedicación laboriosa y artística de los macenses y narrando algo de lo que publica El Apurón sobre las novedades de cada año en Mazo.
Recordar el Corpus, es revivir emociones, reencontrarnos con afectos e ilusiones que se han ido desdibujando en el tiempo. Recordar el Corpus es algo muy serio. No vuelva a hacerme esto D. Pedro Luis, por favor.
Salude en mi nombre, al color de esos atardeceres. Al infinito azul del horizonte. A los pajarillos que pronto revolotearán alrededor de las higueras.
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PedroJ
Sra. Maria Nieves:
No estoy capacitado para hablar de poesía, aunque me gusta. Pero de la suya me quedo con: "el trigo ondeante en las laderas de La Palma", habrá quien se acuerde de eso?
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PedroLuis
Mary-Nieves, usted puede contarnos, y nos cuenta, muchas cosas…
Ayer sábado, en las Calzadas de la Iglesia de Mazo, junto al barco del arco de Tigalate, que ha ilustrado la portada de El Apurón en su noticia relacionada con nuestro Corpus, mantuve una conversación con una paisana suya de Fuencaliete, recién llegada de Venezuela… La conocía mucho y le admira como persona… Lamento no recordar su nombre.
Saludos, desde los "volcanes que miran al océano".
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