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Opinión
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Máximo Pérez Tejera

A propósito de una patera en Tazacorte

  • "He sentido miedo y vergüenza ajena"
  • Europa ha colocado en África mucha tecnología de consumo y poca de desarrollo

Patera llegada a la playa de Tazacorte con 12 subsaharianos a bordo.

Leo con preocupación la noticia de lo ocurrido en Tazacorte. Es un caso más del tremendo problema que tenemos en las fronteras de Europa. Es lo cotidiano de Melilla Lampedusa o Sicilia, y el resultado de las avalanchas que llegan y que se aproximan, según algunos medios, cifrado en más de medio millón de personas, a las fronteras de La Unión.

Leo con impotencia la noticia, porque seguimos sin solución para el problema y lo que es peor aún, como se decía anoche en algunas tertulias, sin poner por parte de eso que llamamos Europa, ni siquiera las semilla de algo que pudiera por lo menos reducirlo.

Se ha hablado mucho, pero sólo eso, hablado, de la necesaria colaboración europea al desarrollo de esos países para que esta pobre gente encuentre en sus orígenes algunas posibilidades de vida. Se ha hablado también de exportar información alertando de los problemas mundiales del empleo, que sirvieran de disuasión de los muchos casos de aventura que multiplican los de necesidad imperiosa. Pero como decimos los palmeros, todo queda en "aguas de borrajas,

Europa es mucha Europa, Europa es endogámica, cruel y dura. Europa le interesó África en el pasado y le sigue interesando cuando le aporta materias primas o es compradora de su producción. Europa explotó África sin preocuparse de dejarles su cultura y su desarrollo, poniendo los pies en polvorosa, dejando una situación complicadísima, Europa ha fomentado la información sobre las posibilidades de vida externa, lo que alienta la emigración ante la imposibilidad de encontrar esa calidad de vida en los distintos países que viven en un completo subdesarrollo y soportan, en muchos casos, dictaduras o guerras tribales, enconadas y eternizadas.

Europa ha colocado en África mucha tecnología de consumo y poca de desarrollo, me llamó la atención ver, por ejemplo, en los valles que descienden del Alto Atlas, pueblecitos pequeños repletos de parabólicas, mientras los hombres se sientan a ver crecer las habas, las mujeres cargan haces de leña sobre sus espaldas y los niños llenan con bombas manuales sus puercos recipientes de plástico.

Así nos ven por sus ventanas de ilusión, como un milagro, y es que para ellos, el peor de nuestros supuestos es un milagro de posibilidades, y esas ventanas no están allí de pura casualidad. Alguien les creó la necesidad, por encima de la bombita automática y el generador eólico o fotovoltaico. Nos sirve África para el consumo. para la expansión de nuestro comercio y para crecer, crecer,…. crecer nosotros, en el grado que las "castas" esperan de los estados, pero temblamos cuando invaden nuestros dominios del bienestar y estamos dispuestos a rechazarles, a blindar nuestras fronteras, a poner más patrulleras, a darles duro y certero con las pelotas de goma. (Quizá una bala sea más eficaz y menos dolorosa). Ponemos el grito en el cielo pero no aportamos nada. Absolutamente nada como solución, porque posiblemente también Europa ande un poco "ciega" ( elapuron.com "Ceguera" 24/06/14).

Lo más cruel es que nuestra gente se ha contagiado de la pandemia. He sentido verdadera vergüenza ajena de algunos comentarios que tiene la noticia, pueden leerlos entrando en "Llega una patera con 12 varones a la playa de Tazacorte. Ninguna piedad, ninguna comprensión, ninguna justificación, ninguna solidaridad. Sólo el egoísmo personal, el miedo a que se atente contra nuestro estatus, y la negativa a compartir unas migajas de nuestro pan. Sí. Les repito desde aquí que he sentido miedo y vergüenza, miedo porque como nuestra isla es tan endogámica, lo mismo tengo algún gen común con semejante desprecio de la angustia ajena. Y vergüenza por lo que puedan opinar de mi isla al leerles. También he sentido rabia, mucha rabia, porque yo no sé si los autores conocen nuestra historia, pero unos años atrás, por ese mismo puerto, por El Faro Fuencaliente, por La Bajita o el Porís de Tigalate muchos palmeros con hambre, con deseos de mejorar, y también por aventura, por qué no, embarcaron para esa América de los sueños, del pan y las posibilidades. Y mi rabia es profunda y sentida. ¿Saben por qué? Porque uno de esos hombres que embarcó fue mi padre, en busca de mejor pan para mí y para los suyos.

Menos mal que en el país donde llegó, no se publicó la noticia y no hubo comentarios tan desprovistos de corazón como los vuestros.
Salud y suerte.

 

 

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