Que no me traigan flores
cuando yo muera,
sobre mi tumba
que siembren un almendro
para gozar con él
todas las primaveras
que no me pongan flores
con sus pétalos tristes
aromas descompuestos.
Sobre mi tumba
que siembren un almendro
sin huida de pájaros ni olvidos,
donde el poeta arranque versos
a los desnudos gajos del otoño
Un almendro…timple y guitarra
la luna filtrándose en sus ramas.
Se beberán mi frío las raíces,
y un eco de folía habrá en sus hojas.
Cuando yo muera,
sobre mi tumba
que siembren un almendro
Almendro de mañanas florecidas,
de cielo sonrosando atardeceres.
Las flores caerán una por una,
caerán calladas cada primavera
sobre la tierra silenciosa y tibia
como besos del cielo
las flores caerán una por una.
Marynieves Hernández
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