Esperanza que se nutre con el implacable devenir del tiempo
El verano pasa con la luz del sol, resplandeciente y animosa, despertándonos del letargo del invierno.
El otoño con la llovizna a cada momento, enriqueciendo lo dejado por su amigo, purificando la tierra en cada caída de las hojas.
El invierno con su frescor, enfriándonos con sus copos de nieves, como alas blancas en noches arrulladoras.
La primavera empieza con la abrazadora lluvia de cada amanecer, alegrándonos con los campos floridos.
El tiempo concluye en sus estaciones, el hombre envejece, muere, la familia olvida, la vida continúa , la ilusión se reaviva.
La generosa espera ilimitada de la vida en algo por llegar siempre desafiante
La Esperanza nunca muere, está elegida, no se dispone, no se puede evitar.
El Amor es fuerte como el Romanticismo.
La ayuda llega.
La Esperanza permanece.