Aniversario de las manifestaciones sobrehumanas del Alma de Tacande

Si, muy curioso mi querido amigo, pero mire, como persona en la cual la universidad ha pasado por Ud. y no es un lugar para adquirir una cultura qué, en este caso, es la consecuencia de saber discernir con más y mejores conocimientos que apliquemos a la sensatez y, las incoherencias se mantengan apartadas, al menos hasta que la ciencia, única manera que entendamos mejor esos sucesos supuestamente “inexplicables”den respuesta civilizada, asimilable, comprensible a lo que seguro tendrá una explicación razonada. Si es el caso, claro está.

Millones de años han pasado para que una cosa tan sencilla como es una botella plástica, junto a su tapa y, sin juntas de ningún tipo, cierren herméticamente, o para que Ud. pueda abrir de manera misteriosa, inexplicable al profano, la puerta de su garaje remotamente y, por supuesto, sin bajarse de su vehículo. Lo de la botella, tiene explicación, lo de abrir la puerta del garaje pues también; pero si esa acción se hace en presencia de un miembro, o de alguien que ha estado millones de años lejos de “la civilización”, probablemente de con las rodillas en tierra y nombre temeroso a un dios suyo que es el responsable de “manifestarse” de esa manera tan maléfica. Lo seguirá siendo hasta que éste no comprenda cual es el mecanismo, complejo o no que permite hacer esas cosas.

Así de esta manera, y desde que existe más bien el Homo sapiens, el que ya maneja el raciocinio, siempre le ha inquietado pensar que tras la muerte todo termina, si, eso siempre ha estado machacando su vida, por lo que se le atribuye la existencia de un alma, o llámese espíritu, tal vez esencia , algo no biológico o físico que nos haga diferentes al resto de las criaturas; algo que vaya más allá de nuestra comprensión y que llevamos adentro, a fin de cuentas, que seamos eternos.

Pero, ¿Qué es el alma? Pues hasta que no exista una respuesta tan clara y comprensible, manejable, que entendamos, no nos queda más que esperar a esos sesudos científicos que lo pongan de manifiesto y queden de acuerdo, sin la diversificación de miles de opiniones, tomando algunos relatos y leyendas como ejemplos irrefutables. Para los devotos que practican alguna religión, simplemente se asume su existencia, no necesitan pruebas, solo basta su fe y “lo saben”.

Las respuestas; supuestas respuestas a teorías que ya intentan sentar cátedra como reales descubrimientos de la presencia de un alma, va a ser que no, pues los balbuceos, así como términos y explicaciones muy torpes, propias del Sr. Christian Andersen, va a ser que no.

Vejeke apunta:

(…) “A la hora de la verdad a todos les fallan sus poderes… Pero, cosas de la vida, por mucha evidencia que les contradiga casi ninguno deja de crecer que los tiene.”

Si, muy curioso el empecinamiento en no dar el brazo a torcer ante las evidencias. Se han visto salir en medios de difusión vestidos con esos ridículos atuendos; no menos ridículos gorros y, que decir de todas las figuras y alegorías que cuelgan de sus cuerpos y manos que no son más que medios para llamar la atención y ocultar, a veces y no pocas, su total analfabetismo funcional. En el plano social nada que decir, peor.

A los interrogatorios de algunos periodistas, a los que estos trasnochados acuden para dar a conocer “sus ciencias” uno no puede por menos que sonrojarse al sentir una enorme vergüenza ajena a sus respuestas totalmente salidas a voleo, únicamente, de su total ignorancia, asegurando curar con “Las Fuerzas” que le fueron dadas (no sabemos cuales ni de donde provienen) muchos trastornos de salud, entre tantos el temido cáncer, así como hasta la homosexualidad. Si; se quedan igual de altos que anchos.

Y de otra parte los conocidos “médium”, esos seres dotados de algo tan especial, que son capaces de hablar, y aunque no lo creamos tienen miles de seguidores, ser el medio de comunicación entre “los familiares difuntos” y el pariente que desea saber que tal está, y saber donde dejó guardadas las alhajas, tampoco sabemos donde está, ni lo dicen, ni sabemos nada de nada ¿Qué curioso?

Es que esto es un sin parar, y responsable de todo ello lo tiene el no asumir que somos material biológico, muy bien construido, diseñado, un gran y brillante laboratorio, pero qué, desgraciadamente se quedará en un sin nada, en polvo, tanto el tejido celular como el neuronal, si, el cerebro muere igualmente, la naturaleza no es tan torpe.

Leídos los distintos comentarios y opiniones que se han vertido aquí, solo falta hacer una asunción de los hechos: esperar a un futuro, donde sesudos y aplicados científicos den una explicación, más allá, evidentemente, de teorizaciones y frases ingeniosas y con esa filosofía barata, intentando convencernos y sigamos con ese consuelo y bálsamao que es la fé, en que recuperarán la inmortadiladad, habrá una vida eterna que será como premio a nuestro comportamiento “terrenal”.

Sus mentes pasarán a otra dimensión, sus cuerpos se reencarnarán, no importará, probablemente, que haya sido triplemente trasplantado y muerto víctima de la despersonalización que le produjo el Alzheimer. Veamos, estoy hecho un lío, será por mi tozudes y pensar que lo que veo rojo, mi vecino no lo ve de ese color, o no creerme que a los pies de su cama, todas las noches su sueño es vigilado por ese particular “Ángel de la Guarda”. Qué, el alma de su difunto abuelo, todas las noches le sacude duro en su puerta es cierto, intentando transmitirle, según parece, desde el más allá qué pague una deuda que dejó pendiente y, no puede descansar tranquilo hasta el juicio final. Que es un alma en pena.

Y es que hay cosas que como que no, por mucho tratado, elemental o muy profundo de filosofía y disertaciones metafísicas, intentando pasar por un polímata de la vida y actividades “extrasensoriales”. Unos las perciben: dotados especialmente y otros del pelotón de los torpes.