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Opinión
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Máximo Pérez Tejera

Un viaje en el tiempo

  • "Política y politiquilla"

Buscando en el baúl de los recuerdos, como cantaba Karina, encontré un artículo que conservo en papel y que no me lo publicaron en un par de diarios provinciales en aquella época.

Lo encuentro interesante, no porque sea mío, sino porque nos lleva a lo que ya se pensaba hace 10 años y que no ha hecho más que empeorarse, y por ver cómo aquellas ilusiones siguen frustradas por una política nefasta y equivocada desde todos los frentes.

Política y politiquilla

Nací en un pueblo, cuna de políticos, en el que, a la sombra de los Pérez González y los Pérez Díaz, se dirimían las directrices políticas insulares y hasta provinciales del pasado siglo.

Mis padres, adoctrinados bajo la dictadura, tuvieron un mal concepto de la política, pero mis abuelos fueron apasionados en sus principios ideológicos, de derechas los paternos y de izquierdas los maternos. Allí, en Villa de Mazo, siempre oí un aforismo referido a la política que se atribuía a un tío abuelo, Diego Pérez, versador reconocido por su inteligencia y su sagacidad. "Lo malo de la política no son los políticos sino los politiquillos" y se etiquetaba como politiquillos a aquellos que renunciaban a sus principios, o que carecían de ellos y eran defensores de lo que fuese con tal de conseguir prebendas personales, término que después recibió el apelativo de chaqueteros.

Creo ubicarme en la "generación del desencanto", votantes que vivimos los últimos coletazos del franquismo y que tuvimos la esperanza de un cambio social. Aborrecíamos a los "politiquillos del franquismo, pero pronto la democracia nos fue descubriendo, militando en todos los partidos y a todos los niveles, una pléyade de politiquillos cuyos planteamientos dan asco. ¡Cuánto chaquetero! ¡Cuánto tránsfuga! ¡Cuántos corruptos! ¡Cuánto oscurantismo! ¡Cuánto apoyo de unos a otros para evitar investigaciones que aclaren los escándalos!

Nunca pudimos imaginar que en esto terminara nuestra ansiada democracia. Nunca pensamos que al hablarles a nuestros hijos o alumnos de política, nos pusiéramos colorados admitiendo que nuestra generación transformó la política en un mercadeo sin escrúpulos ni dignidad, y que han arrojado esa palabra a la basura.

¿Cómo puede haber seres humanos cuya conciencia social admita la existencia de grupos políticos que den cobertura al terrorismo?

¿Qué ideales se defienden cuando se demuestra desvergonzadamente que la razón de la existencia de algunas coaliciones (Léase las que se quiera) es el puro mercantilismo? Actúan sin pudor formando algo así como un banco de votos, un activo para invertir en el negocio de lo que llaman gobernabilidad y que no es otra cosa que someter a las mayorías minoritarias a un chantaje puro y duro, un chantaje en el que no importan las ideas los principios ni las actitudes, sólo se vende la cosecha de votos conseguidos, no importa el signo que se tenga, da igual intervencionismo que liberalismo, da igual conservadurismo que progresismo, moral y ética son conceptos no relevantes, lo que importa es la cotización en la bolsa de los apoyos políticos. Su mayor triunfo es ser una bisagra fuerte para venderse a gusto.

Esa misma carencia de principios ideológicos, ese desmesurado pragmatismo a su manera, les lleva al incumplimiento de sus pactos internos. Juegan con sus piezas de ajedrez en un tablero maldito lleno de zancadillas y traiciones. Elevan los peones a las cúspides, les dan jaques mates y tan frescos. Y lo verdaderamente lamentable es que en el ejercicio de esa politiquilla se haya perdido la dignidad. El Status económico alcanzado en el desempeño de los cargos les hace concebir la política como un "modus vivendi" y esos politiquillos tragan sapos y más sapos aceptando su ridículo papel de seguir proclamando las excelencias de los garbanzos por un buen plato de lentejas.

La situación es desgarradora, porque todos sabemos que la vida real de la calle ejerce más poder educativo que la casa y que la escuela. Me dan "escalofríos" cuando veo que a nuestros hijos y alumnos, al alcanzar la edad de votar se les diga tan zafiamente que les den su voto para poder "chantajear a quien sea a cambio de lo que sea".

Creo que muchos padres y maestros continuamos en la brecha intentando transmitir a las nuevas generaciones aquello en lo que creemos. Intentamos enseñar que existen valores y principios, primero según las convicciones de la familia y la escuela, que después ya depurará el propio individuo según la concepción que se forje del mundo y de la vida.

Intentamos enseñar que existen valores culturales, sociales, morales, religiosos o éticos. Intentamos enseñar que es importante para el ser humano ser consecuente. Veraz, cabal, responsable, digno, honrado, tolerante etc.
Intentamos transmitir que la política no debe caer en el desprestigio en el que la ha sumido ese grupo de parásitos, cuyo objetivo es permanecer y vivir bien a costa del contribuyente.
E intentamos gritar, suave pero intensamente, que la política debe ser un ejercicio hermoso y digno de la humanidad, un ejercicio en el que cada ser humano aporte lo mejor de si mismo, siendo fiel a sus principios, para organizar mejor a su pueblo, a su isla, su comunidad, su país y su mundo en una convivencia mejor para todos.

En la actualidad se han dado muchas interpretaciones al 14M después del fatídico 11M. Se ha especulado sobre la influencia de Emisoras y manifestaciones. Desde mi punto de vista no es tan pueril. El 11M supuso una conmoción general en nuestro país, pero esa propia conmoción podría influir de dos formas en el 14M un ratificando la línea imperante y otra pasar lo que pasó. Unas Elecciones son lo que son, y debemos aceptarlas aunque no nos gusten los resultados.

También es posible que al margen del resultado electoral se pueda hacer otra lectura. Es posible, y sería de desear por aquellos que aún creemos en la política, que el 14M haya puesto de manifiesto que existe una juventud que no está tan vacía como se cree. Que existimos muchos españoles hartos, cansados de que se nos tome el pelo en las urnas, cansados de que al día siguiente de las elecciones dejemos de ser punto de referencia de los que nos gobiernan, cansados de corrupciones en general, cansados de los héroes que van a liberarnos del poder central, cansados de mentiras, de tapujos, de oscurantismo, de falsas comisiones de investigación, de localismos insolidarios y de nacionalismos destructivos.

El 14M también puede suponer un grito de "BASTA YA" , pero no sólo a ETA sino los politiquillos que enseñan a nuestros hijos a odiar la política, que ofrecen a la sociedad mensajes inaceptables desde cualquier punto de vista ideológico, que contribuyen a crear crispación y a propiciar guerras, que utilizan la política como medio de vida, que renuncian a la dignidad por prebendas personales etc.

Estamos cansados de la basura mediática dependiente de poderes fácticos, del vacío cultural y de tantas cosas que posiblemente estemos tocando fondo, y lo sucedido el 14M sea uno de los primeros signos de una nueva situación, de un despertar, dramático tal vez, de nuestra sociedad.

Me gustaría pensar en suma que el 14M lleve consigo y por muchos años un despertar social y que el recuerdo del 11M con el despropósito de la muerte de tantos inocentes, sacuda tan profundamente nuestras conciencias, que arranque de lo más profundo de nuestro ser un "basta ya de cheques en blanco porque estamos aquí".

Espero ilusionado que el Sr. Zapatero haya captado el mensaje y que tanto el PSOE, como el resto de partidos, sientan en sus organismos la sacudida de una onda expansiva que les obligue a permanecer un tiempo en posición fetal para volver a renacer.

Es posible que mi desencanto proceda de una actitud ilusa ante la vida, pero no quiero dejar de soñar que un día la palabra política evoque al menor número posible de "politiquillos" y nos libere de la nausea que ha estado despertando en estos años.

Máximo Pérez Tejera.

Bueno pues no le he modificado nada. Si ese era el pensamiento que tenía hace 10 años, el que tengo ahora es un poco más brutal, porque lo mío no ha sido una enfermedad sino recaída tras recaída. Así, algunos comprenderán que hago junto a la juventud que gritó mucho después en el 15M .

Mi postura es clara y contundente. La clase política que hemos tenido debe desaparecer. Y debemos ofrecer a lo nuevo que nace, consejo de mesura, madurez, y racionalidad.

De la carencia de experiencia hablaremos otro día, pero para tener la de ellos es mejor no tengan ninguna.

Continuamos.

 

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