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¿Volvemos a echar los dados?

¿Hay otra opción? Mucho me temo que no

Ahora o nunca. Cada media mañana, cuando leo la nueva cifra de ‘caídos’, me prometo intentar hacer algo en su memoria, y quiero entender que no han fallecido en vano, que algo bueno tenemos que sacar de todo esto, aunque no sé si es posible mejorar algo en esta sociedad tan fragmentada. Rememorar las dos Españas, recuperar episodios de la Guerra Civil, la Ley de la Memoria Histórica, la aparición de Podemos y de Vox, y otros condimentos que se me olvidan, han dado como resultado el peor puchero que se recuerda, porque esto no hay quien lo coma.

Ahora o nunca. ¿Cómo reconstruimos la nueva España? Porque cuando esta pesadilla termine, no va a quedar ni el solar. Y dinero, menos aún. Sinceramente pienso que con esta Constitución que nos hemos regalado, nada podemos hacer. Pero cambiarla ahora mismo, sería río revuelto para ganancia de pescadores y habría que atender en el nuevo marco constitucional todas las reclamaciones independentistas, socio-comunistas y demás soflamas ideológicas o territoriales. Entonces mejor con la vieja Constitución, pero con cambios en la representación política de todos los niveles en la estructura política del país: el Senado no hace falta para nada, el Congreso reducirlo a una cuarta parte, reducción de los parlamentos regionales también a una cuarta parte, supresión automática de asesores en todos los niveles, supresión de liberados en los sindicatos, supresión de subvenciones a los partidos políticos,, en los ayuntamientos de menos de 10.000 habitantes que sólo cobre el alcalde, y establecer un escalado para el resto de municipios, etc, etc, y etc.

Ahora o nunca. Se pueden ahorrar todos los palos que me quieran dar. En memoria de los caídos, y por el futuro de los presentes. De otra manera no vamos a salir. La nueva España va a necesitar muchas cosas, muchos profesionales en todos los ámbitos, pero sobre todo, gestores profesionales, gente que sepa administrar hasta el último céntimo de unos exiguos presupuestos que nos acompañarán por nuestras vidas y quizás también la de nuestros hijos.

Ahora o nunca. Porque el coronavirus ha sido la puntilla, pero antes de la aparición de la pandemia ya padecíamos muchas enfermedades que parecían incurables para nuestro país. No hace muchos días, antes de la aparición del corona, el país estaba ardiendo por los cuatro costados, o es que ya no nos acordamos. Quedan tan lejanas aquellas manifestaciones de nuestros agricultores y ganaderos por toda España, paralizando el país. Pues no, de eso hace apenas unos días.

Ahora o nunca. Claro que sí. Algún tonto útil volverá a pronunciar el repetitivo ‘Estado de Bienestar’? Jajaja, podemos estar confinados, pero no atolondrados. No es que quiera despertar a mi país de esta especie de letargo, pero vayan preparándose para jornadas laborales de más de 40 horas, para nuevos salarios acordados con las patronales, para contratos temporales ‘in pectore’, para nuevas políticas liberales de crecimiento, y para otras muchas cosas que ahora mismo no quiere escuchar la gente.

Ahora y siempre. Por ustedes, los caídos. Por vosotros, los presentes. Recuperemos la soberanía de verdad y hagamos de nuestro país lo que siempre ha sido, una gran nación. Ahora mismo nos vendría bien una Isabel I de Castilla, aunque Felipe VI tampoco estaría mal, pero ya debería salir de La Zarzuela para hablar con la gente y animarnos a recuperar el orgullo que hemos perdido y que nos han hecho perder la peor generación de políticos que jamás hayamos conocido.

Gracias a toda España por las tremendas muestras de solidaridad que están demostrando y que me hace tener esperanza en un nuevo futuro. Aprovechemos esta crisis para salir fortalecidos y reconstruir una nueva y gran España.

Tomás Rodríguez Concepción

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