La higuera

Es su eco golpeando  las orillas
como lágrima clamando al universo.
                                            
Este  canto es para ti higuera,
a la aspereza de tus hojas
al violeta y malva crecidos en tu
                                              sombra                            
al abrazo fiel sobre la tierra herida
                                     a los sabores
que alimentan el canto de los pájaros
al beso de tus gajos
empujados de viento y de sequía.
 
Hay naufragio de luna
en tu cabello verde,
vaivén de invierno
en el vuelo de tus alas,
olorosa calma en el sopor de los   
                                            veranos
 
Creo morir por tus dulzores.
Moriría por tus contornos rojos,
por esa paz de atardeceres
que silencia los otoños
cando te vas cansada
diciendo adiós
al horizonte que te abraza.
 
Anhelo trepar tus gajos
para mirar la torre de la iglesia,
el brillo de las campanas,
el cementerio con sus flores solitarias.
 
Sueño con el arrullo de tus gajos
con apagar tu sed y tus miserias.
Quiero mezclar tus lágrimas
con mis lágrimas, callado grito
este deseo de que vuelvas
con tu esplendor exuberante
a coronar laderas y montañas.
 
Quisiera
regar con sangre tus raíces,                                                   
verter en ti toda la savia
de este árbol de quereres
para volver a verte hermoseando
como relámpago de besos que no
                                             apaga,
como inmensidad de estrella
crecida,  que sube y sube
hasta romper el cielo
                              con sus brazos.