Desde siempre he sentido admiración por Juan Manuel Serrat. Muchas veces por como canta, pero con más frecuencia, por lo que canta. Me gusta Serrat porque sus letras encierran esa filosofía de lo cotidiano, narrándonos y cantándonos esos aconteceres de la vida normal, que aparentando insignificancia, van configurando nuestra idiosincrasia y elevan lo particular y pequeño a la trascendencia de lo universal.
A menudo los hijos se nos parecen…
A los que por su bien, hay que domesticar….
Niño deja de joder con la pelota
Niño, que eso no se dice,
Que eso no se hace
Que eso no se toca
Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma
Nuestros rencores y nuestro porvenir…
Nunca mejor expuesta la reproducción social. Nunca de forma tan sencilla encontramos explicada la forma, al parecer no intencionada, de transmitir principios y cultura.
Nos empeñamos en dirigir sus vidas
Sin saber el oficio y sin vocación
Les vamos transmitiendo nuestras frustraciones
Con la leche templada y en cada biberón.
Muy Pedagógico Serrat, pero no sólo transmitimos frustraciones, también transmitimos: deseos, objetivos, anhelos, formas de ser y de actuar. Nuestras luchas pasan a ser sus luchas y nuestro horizonte a ser su horizonte.
Por eso me da pena el pequeño Nicolás, ese chaval que vivió años decisivos de su vida jugando a ser "político" dentro de esa barahúnda deshumanizada con esa visión tan desvirtuada y perversa de lo que debiera ser "política"
Desgraciadamente para él, conectó muy temprano con ese mundo depravado que terminó por incrustar en su cerebro esas patologías delirantes de grandeza y extorsión
Sus vivencias fueron muy distintas de lo que nos cuenta Serrat.
Tenía diez años y un gato…
Y un tren de vagones de lata….
Era un bello jinete
sobre mi patinete
burlando cada esquina
como una golondrina
Sin nada que olvidar.
Y la preguntas terroríficas son: ¿A cuántos chavales les ha llegado este mensaje de despropósito? ¿Cuántos viven pensando como los entornos en los que se movía este muchacho, que no fueron capaces de discernir si sus tramas eran falsas o reales? ¿Cuántos seguirán pensando que la forma de hacer las cosas es como las hacían los maestros del momento? ¿Cuánto daño se ha hecho en nuestra juventud? ¿Cuánto de maldad hay en no aceptar lo irremediable y seguir mintiendo sin escrúpulos para mitigar los efectos de la verdad?
Nos aterra la respuesta porque el daño es inmedible y porque, a todas luces, existen muchos Nicolases y padres de Nicolases que comulgan con sus maestros en un mundo de chanchullos, de comisiones, de puertas giratorias, de amistades inconfesables, de escabullir los delitos y de convertir la justicia en un "depende para quien".
Parece que hemos vivido Una gran verbena, una noche desenfrenada de locura. De sexo, de dinero fácil, del todo vale y del aquí no pasa nada.
Vamos subiendo la cuesta
que arriba mi calle
se vistió de fiesta
Hoy el noble y el villano
El prohombre y el gusano
Bailan y se dan la mano
Sin importarles la facha.
La fiesta ha sido larga y nefasta, en ella se relajaron las costumbres y se olvidaron los buenos consejos.
Mis amigos son unos desahogados
Que orinan en mitad de la vereda
Contestan sin que nadie les pregunte
Y juegan a los chinos sin monedas.
Mi santa madre me lo decía
Cuidado mucho Juanito
Con las malas compañías.
Por eso es que a mis amigos
Los mido con vara rasa
Los tengo muy escogidos
Lo mejor de cada casa.
Y les asusta, claro que les asusta el renacer de la sociedad. Estamos ante el tiempo terrible del despertar. Todos sentimos la resaca de una increíble fiesta. Los invitados al banquete observan asombrados como el control se les escapa de las manos y los que asistimos impasibles, sentimos las cosquillas de la sangre llegando a las puntas de los dedos y a las leguas adormecidas con un sentimiento de culpabilidad, mientras los estribillos toman fuerza en las canciones de la calle:
Se acabó
El sol nos dice que llegó el final
Por una noche se olvidó
Que cada uno es cada cual.
Vamos bajando la cuesta
Que arriba en mi calle
se acabó la fiesta
Y es que nunca como ahora la utopía cobra perfiles de realidad, aumenta la convicción de que la sociedad reacciona. Se percibe seriamente que las otrora utopías, se van haciendo posibles. La reacción persiste desde su punto de vista prepotente en confundir a la ciudadanía con sus pseudotransparencias y sus mordazas, pero no se aprende a leer el resurgir de esa fuerza que aspira a que nuestros Nicolases respiren otras atmósferas, a que los ríos retomen medianamente sus cauces y a que la barbaridad deje de ser ejemplo.
Y no nos engañemos esa fuerza no reside en un sólo partido, reside en todos los que buscan otra ética y otras formas, que necesariamente deben converger para conseguirlo sin tropezar en las mismas piedras.
Ay Utopía
Que nos vuelve gigantes en miniatura.
¡Ay! ¡Ay! Utopía,
Dulce como el pan nuestro de cada día!
……..
¡Ay! Utopía
Como te quiero
Porque les alborotas el gallinero.
¡Ay! ¿Ay, Utopía
Que alumbras los candiles
Del nuevo día!
Gracias Serrat por llenar nuestra vida de filosofía cotidiana.
Continuamos.
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maximopt
Sr. GodoFredo: Precisamente por eso siento pena por él. Este muchacho es una caricatura de ese modelo de sociedad cuyos principios tanto nos valoran y venden a diario. Es un producto en el que generalizo la pena que siento por lo que hayan podido sembrar de esa cultura. Y dice usted que se ha codeado con la " flor y nata de este país" , pues si esas son las flores de un país, les aplico el dicho palmero " vaya al carajo la primavera"
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maximopt
Sr. Pintao:
Dar en el clavo en las circunstancias en que vivimos, es muy fácil, porque dada la cabeza del clavo es muy difícil errar el golpe. Lo que ocurre es que la punta del clavo no llega a donde debiera porque los corazones se esconden a muchos centímetros de la superficie, y no digamos, si se usan corazas metálicas de protección.
Y volviendo al tema de los hijos. Me sentiría satisfecho si pudiera lograr que alguno vea la luna y no el dedo, y más aún, si se hiciera una idea de lo que hay al otro lado de la luna que es el que nunca se ve.
Por último no puedo decir " Que Dios los ampare" porque si existe Dios, y es como nos dicen, no puede ampararles a pesar de que lo pongan como escudo junto con esa muralla dialéctica de: judeo-masónicos, comunistas, terroristas, populistas, rompesistemas etc etc.
un saludo.
seguimos.
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GodoFredo
¿Siente pena por el Pequeño Nicolás? ¡Pero si el chaval, gracias a haber crecido a la sombra de la FAES ha vivido como un auténtico marajá! ¿Cuantos doblando su edad no habrán tenido ni la oportunidad de estar ni a 100 metros, y con Servicios de Seguridad por medio, de los Grandes de España, mientras este Pequeñín ha compartido mesa, mantel y hasta cama, sofá en el caso de Arturo Fernández con la Flor y Nata de este país!
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maximopt
Srx Samarroquera. Por falso podemos entender dos cosas: una es que lo se expresa responda a ideas equivocadas de la realidad y otra es que la realidad se falsee por criterios personales por o para diversas causas.
Le aseguro que lo segundo está muy lejos de mi intención.
Evidentemente que no pienso que todos los políticos sean de la misma " catadura", pero si pienso, y eso lo he repetido muchas veces, que los honrados, los coherentes, los que merecen respeto, hace tiempo que debieron poner las cartas, por no decir otra cosa, sobre la mesa y decir a sus cúspides : "O esto cambia o yo me voy" . Me voy a casa o a luchar por otras historias mas sanas.
Créame que cada vez que veo una votación en el Congreso siento pena de algunos políticos. Siento verdadera lástima, porque no puedo llegar a entender porqué siguen ahí, y muchas veces he llegado a pensar que si debajo de todo no estará la comida de sus hijos, por los que en muchas ocasiones se pierde la vergüenza.
Es una visión personal, claro está pero lo pienso como lo cuento y lo veo como una opción egoísta y nada solidaria con los hijos que han dejado de comer para alimentar a los bancos.
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Pintao
Una vez más da Vd.en el clavo, Don Máximo. Una vez más escuchado a Serrat, distinguimos la verdad, de lo superfluo, el trigo de la paja.
Me viene a la mente algo que en su día me tenía preocupado por no llegar a entender en absoluto.
Por haber trabajado siempre en el sector turístico y tener una frecuente relación con el Reino Unido, me interesé por una escuela de postgrado por allá, dado que un hijo mio terminaba ADE y siempre hace uno lo imposible por los hijos.
Esto fue en tiempos de Tony Blair, donde cosas del destino, la Sra. Thacher había dejado un pozo de enseñanzas, y sin duda esto hizo que se valorara sobremanera el mundo de las finanzas,de tal modo que parecía que la nueva filosofía alrededor de las escuelas de negocios estuvieran tocadas de la mano del Altísimo y daba la sensación de que al hablar con los alumnos, acababan de salir de una semana de ejercicios espirituales, vamos que a comerse el mundo y tonto el último.
Quien por fortuna recalara en la City Londinense, se transformaba en un ser superior que creía tener el mundo a sus pies.
Aunque en menor grado, por aquí este espíritu anterior a la crisis, también se dejó notar, y los chavales hablaban del "neoliberalismo" con la vista puesta en el horizonte, voz campanuda y firme el ademán.
La consecuencia de esa nube en el mundo se ha dejado sentir más para unos que para otros, y como siempre los más desvalidos ahora han de pagar la factura,
La verdad en la vida no puede estar muy alejada de la filosofía de los Sabios Griegos, ni de los Evangelios ni de otros muchos sabios que en el mundo ha habido, entre otros y guardando las distancias, Serrat.
Lo demás no es más que palabrería de feria, y mucha demagogia que cuando les muestran la luna, fijan la vista en la punta del dedo.
Recomendaba Alvaro de la Iglesia, que en estos casos no han que perder el sosiego, sino más bien tomarlo con caridad cristiana y decirles, "qué Dios le ampare".
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samarroquera
Sr. Máximopt. Pone usted demasiado interés en decirnos que nada de lo hecho en política es bueno. ¿Cree usted que todo el que ha hecho política es un sinverguenza?
Si es así, yo opino que su planteamiento es falso.
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