La pérdida de memoria de nuestro pueblo
Hace unos días publiqué en este medio lo que entiendo como prioritario en la gestión del agua en Barlovento, y como creo que lo entienden los responsables políticos locales. Declaraciones que como todo en la vida tienen distintas lecturas, no solo por interés económico y político de quien las propone, sino también por temas generacionales.
Para el que suscribe estas letras, que ha pagado cuotas para perforar galerías secas a lo largo de 40 años, seguramente el agua tiene un sentido subjetivo hoy ignorado por la generación que encuentra agua en el grifo sin mayores dificultades. Este es un asunto que debemos separar de nuestra geografía ya que el agua es un bien escaso y problemático en casi todo el planeta. Tanto aquí como en Sebastopol, el uso del agua debe estar orientado hacia el ahorro y una buena gestión.
En este marco es en el que queremos situar estas líneas, ya que en una sociedad que ha mercantilizado hasta el aire hemos de diferenciar de manera clara valor y precio. Necesitamos un debate político y social en las prioridades de la gestión de los recursos. El nuevo estanque de Los Camachos o la elevación de las cinco galerías más bajas de Barlovento hacia La Laguna no es un tema baladí. Un par de horas de esas cinco galerías llenarían el nuevo estanque de Los Camachos, mientras un aguacero de 50l/m2 en la costa de Barlovento da lugar a que miles de pipas de dichas galerías se vayan al mar. Con un embalse como el de La Laguna de Barlovento es lamentable que esto siga ocurriendo en nuestro territorio.
No debe circular por la misma atarjea el agua y la política. Cuando esto ha sucedido en el pasado, se produce en muchas ocasiones un entramado caciquil del que tenemos triste ejemplos en Canarias. En Barlovento hay una rica experiencia de la comunidad de regantes Unión de Canales que ha gestionado con buenos criterios el riego de algo mas de 500 fanegas de cultivo de plátanos. La gestión del riego de las medianías en Barlovento, ahora con problemas al ser municipal, tiene mucho que aprender de la Unión de Canales y tal vez lo más lógico sería que se unificara su gestión. Los que han sido capaces de fusionar y gestionar los canales de 8 galerías tienen mucho que decir de la construcción de este nuevo embalse o cualquier otra nueva obra hidráulica en Barlovento. En una sociedad democrática debemos debatir estas propuestas; del uso que le demos al agua depende en gran medida el futuro de nuestras islas. El buen funcionamiento de la red de riego de las medianías es clave.
Veamos lo que ocurre en el entorno del canal de Barlovento a Fuencaliente. En torno a esta obra hidráulica se superan el 42% de los plátanos de la isla, no siendo menos importante en otros cultivos (aguacates, hortalizas, etc.). El consumo de esta zona supone más de 30 millones de pipas sin contar con la demanda urbana; a la vez no se dispone de embalses para aprovechar las aguas del invierno excepto por La Laguna de Barlovento y los 2 embalses de San Andrés y Sauces que superan el millón de pipas. Esto quiere decir que con un par de aguaceros se vierten a los barrancos y al mar gran parte de los caudales de las galería, ya que en contados sitios se cuenta con depósitos en la costa este de la isla para almacenar el agua ni tan siquiera de 15 días, con la única excepción de aquellas galerías que tienen cierre en su frente, siendo los depósitos más importantes que tenemos en la isla las aguas subterráneas cerradas tras los diques subterráneos impermeables naturales de nuestra isla
La asignatura más importante de la gestión hidráulica de La Palma es la construcción y gestión de embalses que aprovechen los caudales que van a nuestros barrancos durante el invierno. Pero la gestión es clave, ya que parece que nuestros canales pierden más del 30%. Nuestra prioridad debe estar en aprovechar al máximo los caudales existentes, sea reduciendo las pérdidas en nuestras canalizaciones, o no quitando el cierre en la galería del trasvase del barranco de Aduares, cosa diferente de la galería de Hermosilla que no está detrás de ningún dique.
No es oportuno hablar ahora de desaladoras o de obras espontáneas como el tanque de Barlovento. Necesitamos un debate vivo y continuo sobre el uso del agua, en el que se valore lo que estamos haciendo bien (como la Unión de Canales de Barlovento), como la participación de los agricultores en las comunidades de regantes. Las nuevas generaciones deben reflexionar sobre lo que se ha hecho en la historia reciente de la isla con miles de kilómetros de atarjeas y sorribas o de pozos. Este es un asunto con rica experiencia que nos puede brindar oportunidades para el futuro de nuestra isla.
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Leyendo a Wladimiro, que expone sus razonamientos con todo lujo de explicaciones lógicas, y que por su talante está en disposición de escuchar réplicas que lleven algo de conocimiento aun que pudieran discrepar, pero que deberían contar con puntos de vista basados en la realidad, se pregunta uno que pasa en La Palma para que se desaprovechen ideas juiciosas y se tomen a cambio soluciones sin pies ni cabeza.
Leyendo más de la mitad de los comentarios que surgen en este periódico acerca de cualquier tema, se asusta uno de ver la cantidad de comentarios descabellados que denotan el poco juicio que anida en las cabezas de muchos de los que opinan.
Qué pasa en La Palma, que parece que abunda tanto el pensamiento superficial y sin profundidad, tan propicio para que cualquier “político avispado”, con nula experiencia y con algo de verborrea, sea capaz de vender el cochino dentro del saco. A dónde se fue la “inteligencia” que tradicionalmente se nos atribuía a los palmeros.
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