Sor Josefa.
La mejor persona que hemos conocido.
Ayudaste en los momentos más necesarios: a dar a luz, a calmar el dolor, a curar enfermos…
Mostrabas tu mejor sonrisa, tu sentido del humor, tus palabras de aliento, de confianza…
Acudías cuando se te necesitaba: tus días no tenían 24 horas, tenían 25; ¡siempre disponible!
Dejaste tu vida en la que considerabas tu tierra: en Garafía; y en Garafía sigues.
Rezaste por los demás, y nos acercaste a Dios, especialmente a ese Dios que busca la justicia.
Enseñabas sin ser maestra: ¡cuánta humildad, generosidad, entrega, solidaridad…!
Supiste impulsar el tejido socioeconómico de una tierra necesitada.
Oías y escuchabas a quien no tenía voz para los demás.
Reías y contagiabas alegría (imposible olvidar tus carcajadas).
Juntabas a quienes tenían diferente opinión, distinta creencia, ideologías contrapuestas…
Orquestabas pequeñas iniciativas para lograr grandes resultados.
Superabas todos los obstáculos (tu llegada no fue fácil; más difícil será salir de nuestros corazones).
Estabas en las duras y en las maduras (en un incendio, o en la Fiesta de San Antonio).
Fuiste nuestro modelo a seguir, una gran influencer.
Acogiste a nuestros mayores: la primera residencia, la Casa de las Monjas.
Descansabas unos minutos en casa de los vecinos, porque también era tu casa.
Eras especial para nosotros, y nos hiciste especiales para ti.
Guardaste muchas confidencias.
Abrías nuestras neveras porque eras una más en cualquier hogar.
Resolvías y ayudaste a resolver muchos problemas: de salud, económicos, de pareja…
Acompañabas al médico, al cura y al maestro: eran otros tiempos (¿o ellos te acompañaban a ti?).
Fortalecías a los más débiles.
Ímpetu, ilusión, iniciativa, inteligencia… y nos faltan palabras para hablar de ti.
Apareciste en nuestras vidas de la mano de Dios, y sabemos que sigues a su lado: una santa.
Archivado en:
Más información
Últimas noticias
Lo último en blogs
GodoFredo
Hermoso homenaje a seres que, con su paso, iluminan esta vida.
Leer más