Los polvos de talco o la harina han estado en el carnaval palmero desde tiempos inmemoriales. En cualquier lugar de la isla de La Palma las gentes “corrían” la fiesta de carnaval «empolvados» o «enjarinados».
La implantación oficial en Santa Cruz de La Palma -entendiendo ser asumida por el Ayuntamiento y no tener esta fecha por su origen fundacional- de la parodia del Desembarco de los Indianos se establece en 1966 en la programación de las llamadas entonces de forma eufemística «Fiestas de Invierno». Con anterioridad familias, incluidos memores, y grupos de amigos parodiaban por las calles y sociedades de la capital palmera, con sorna y burla, la ostentación que hacían gala los indianos adinerados que regresaban a la isla canaria de La Palma.
En estos años los polvos de talco estaban muy alejados, simplemente no estaban, en las comitivas con pomposos ropajes de cáñamo y blondas, pajizos y sombreros de señoras adornados con flores y tules, loros en brillantes jaulas, de los cortejos de la parodia de indianos retornados a Santa Cruz de La Palma.
En 1961 se autorizan las llamadas Fiestas de Invierno en la provincia. El municipio de Santa Cruz de La Palma las celebra y se incorporan diferentes y recordadas murgas y comparsas, sin olvidar las muy palmeras, antiguas y célebres parodias.
Después de la recuperación del Carnaval, a partir de la Constitución de 1978, el pueblo fue revitalizando las recordadas parodias (la Boda, 1929 o el Orfeón Trueno, 1935) del viejo Carnaval de Santa Cruz de La Palma. La llegada de la democracia propició su recuperación genuina, sin necesidad de que las autoridades recurriesen a bandos coactivos y sancionadores como fue el periodo franquista.
El Carnaval de 1979 fue el último celebrado antes de tomar posesión las nuevas corporaciones locales democráticas. El programa abarcaba: elección de la reina y sus damas; diversas actuaciones y participación de Los Brasileiros en la plaza de Santo Domingo; y desfile de «carrozas por nuestras calles, acompañadas de disfraces y coches engalanados». El dinero no daba para más. El Ayuntamiento colaboraba con 30.000 pesetas y la Caja Insular de Ahorros de La Palma con 35.000.
La nueva corporación municipal tomó posesión el 19 de abril de 1979, ya había pasado las fechas del carnaval. En la prensa consultada no figura la participación oficial del Ayuntamiento en el Carnaval de 1980, si bien conocemos el gasto de 75.000 pesetas para el concurso de disfraces.
Posiblemente, la corporación municipal no se involucró directamente ante la proximidad de los festejos lustrales de la Bajada de la Virgen, aunque entendemos que el pueblo celebró la fiesta de manera espontánea. El Hotel San Miguel ofrecía del 16 al 19 de febrero “Grandes Bailes de Disfraces”, amenizados por el grupo Hamagroup y Toni Landa. El estudio fotográfico Moreno recordaba en la prensa que el martes y domingo de piñata estaría abierto y “Recuerde sus fotos del carnaval 1980 en Foto Moreno”.
En los años ochenta del siglo XX, se reimplanta anualmente en el programa municipal la Llegada de los Indianos, a la que se unió, sin que nadie se lo propusiera, la muy antigua tradición de los polvos de talco. Numerosos testimonios fotográficos y documentales lo acreditan.
En 1981, hace ahora 40 años, la comisión de fiestas capitalina, formada por miembros de la corporación municipal y un nutrido número de vecinos, redacta el programa de actos. Para el último sábado de febrero, una cabalgata desde La Alameda, pasando por Pérez de Brito, la avenida El Puente, finalizando con un «concierto en la Plaza de España a cargo de la banda de música de Oxford [bajo la dirección del profesor Atanasius] que hace escala técnica en La Palma».
Para el domingo de Carnaval, festival en la plaza de Santo Domingo, con la participación de «murgas, rondallas, parrandas y demás agrupaciones, que a continuación divertirán a las gentes por las calles». Una crónica de Diario de avisos anuncia para el 15 de febrero: «La tradicional llegada de los indianos será el lunes a las cinco de la tarde, con recibimiento en la plazoleta del muelle».
Según algunos informantes, en 1981, los indianos fueron muy pocos, en torno a unas cien personas entre participante y atónitos espectadores. En años sucesivos, los indianos, envueltos en olorosos talcos, tomarían una fuerza inusitada que llegó a desbordar a los organizadores. El cartel anunciador, obra del mazuco Vicente Blanco, representaba a un payaso con aire caribeño, tocado con un lindo y adornado pajizo panameño y un tarro de polvos en la mano derecha. El lema es aún más esclarecedor: «Santa Cruz de la Palma, batalla de polvos, Carnaval 81».
* Cronista Oficial de la ciudad de Los Llanos de Aridane (2002), miembro de la Academia Canaria de la Lengua (2009) y de la Real Academia Canaria de Bellas Artes San Miguel Arcángel (2009)
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