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Opinión
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El sabio anciano que enseñaba

Aurora Maurena.

Eran épocas remotas cuando en un lugar llamado Bérbete existió un sabio anciano muy inteligente y bueno,  que le gustaba enseñar sus experiencias a los jóvenes para que no cometieran errores, y de esa manera pudieran ser más felices y vivir una larga vida.
El sabio era muy distinguido porque poseía muchos títulos, el título de “Señor de la paz”, de “La ética y la moral”, de “La prudencia” y el “Señor de la justicia”, pero el más importante era “El Señor del Amor y el Cariño”.
Una tarde de invierno vino a su humilde casita un joven muy apuesto, para recibir consejos de él, porque se quería casar con una joven a la que amaba con profundos sentimientos, pero la situación que tenía este enamorado era que su prometida poseía una vida pasada oscura y de haber dado malos pasos.
En verdad el joven que procedía de una familia de aristócratas, se encontraba entre la espada y la pared, ya que su familia de tanto abolengo se oponía.
El prudente sabio preguntó al joven: ¿Qué siente tu corazón al ver a tu amada? Al joven emocionado se le abrieron las pupilas de sus ojos llorosos y conmovido exclamó: Mucho amor y atracción, y ella, ¿ qué crees que siente? Solo dulzura, amor y pasión, hacia mí.
El sabio anciano le comenzó a explicar, mira jovencito muchas veces en la vida no podemos juzgar a las personas tan en serio, porque cuando le han pasado cosas malas es en el fondo debido a que no tuvieron a alguien que le enseñara y guiara en el camino de la vida, y pudiera ser que sus padres posiblemente tampoco tuvieron un librito, ni estaban formados para educar, además que no tuvieron la dicha de haber nacido en una familia y en un país como el tuyo.
También el sabio le dijo: Para juzgar a alguien hay que escuchar las dos partes o sea, como lo mismo para sentenciar un juicio debe ser así, y el corazón no es de quien lo destruye, sino de quien lo compone.
Continuó inteligentemente diciendo: Las personas pueden cambiar y enmendarse, y todos los humanos somos infalibles de cometer errores, es muy difícil conocer a una persona que sea perfecta, que no tenga alguna falta. Además todos tenemos de bueno y de malo. No hay nadie  tan bueno, tan bueno, ni tan malo, tan malo, le enseñó con cariño el anciano. Sigue los caminos de tu corazón amoroso y cásate con tu bella prometida.
El joven aconsejado con mucha alegría se montó en su caballo en busca de la que sería su adorada esposa, para explicarle a su distinguida familia su decisión irrefutable
La familia que era la que le había otorgado los títulos al Anciano Sabio dio el sí a los enamorados.
La bonita pareja fue muy feliz, procreando encantadores hijos que no pudieron tener mayores virtudes.

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