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Opinión
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Las Calzadas de Villa de Mazo

Las Calzadas son otro de los símbolos de nuestra identidad como pueblo, de nuestra historia y representan vivencias y sentimientos a lo largo del tiempo.

Fue en esas piedras donde nos arrodillábamos toda una noche y medio día más, trabajando en las alfombras y pasillos, (aparte de haber trabajado en los arcos), en nuestra Fiesta Mayor del Corpus Christi. Todo el esfuerzo de un pueblo; mayores, adultos, jóvenes y niños participando, fueran creyentes, o no, pues la fiesta cumplía también con otros objetivos importantes y no solo religiosos, sino de unión y cohesión de todo el pueblo y el no menos importante de desarrollar la creatividad y las actividades artísticas.

Esas piedras de La Calzadas contienen la huella de muchos pasos. De momentos duros y difíciles y otros de avance. Todos las han respetado.

Las Calzadas contienen imágenes que quedaron guardadas en el recuerdo: Una procesión de Semana Santa, cuando La Verónica y San Juan emprendían una carrerilla para encontrarse con La Dolorosa y se inclinaban ante ella compartiendo su dolor. Ella también se inclinaba agradecida y luego partía, Calzada abajo, mientras los dos, y la gente la seguían.

Esas piedras contienen las lágrimas y el silencio de los familiares y acompañantes del entierro con el ataúd a hombros bajando La Calzada.

O la felicidad de los novios que la bajaban caminando para casarse. O la alegría de ir a bautizar un hijo.

Esas piedras han oído el sonido de las campanas de San Blas, el rezo y el canto. La banda de música en las solemnidades, Calzada arriba. Los villancicos en las misas de Luz por Navidad. La explosión de voladores en las fiestas. El rumor de las conversaciones después de la misa de los domingos y hasta la música de las verbenas de verano.

Esas piedras brillan por el desgaste de los pasos de las personas, de los animales, y de los vehículos.

Ahí está la lluvia, los temporales, el sol y el viento.

Ahí está el tiempo y los recuerdos. Los nuestros, y los de todos aquellos que nos han precedido y que los han transmitido.

Sobre ellas cayó el sudor de los que las construyeron y de hombres y mujeres que subían o bajaban cargados de hierba, de leña o de productos del campo

Allí pasaron escenas grandiosas e ingeniosas, o bien otras humildes y entrañables como la escena de Lorenzo de Monte Breña, siempre con su Cruz Alta, lleno de orgullo.

Y hasta anécdotas simpáticas: Por algún agujero entre las piedras, a veces se nos metía el tacón fino del zapato durante la procesión y dábamos un paso adelante, mientras el zapato se quedaba atrás y sin tacón, y el que más se reía era el cura.

No tiréis ninguna piedra. Guardadlas

Tal vez algún día puedan volver al lugar donde siempre estuvieron. Esas piedras nos han unido a lo largo del tiempo. Mejoremos el patrimonio. No lo destruyamos.

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