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Opinión
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El Salto del Pastor: de herramienta de trabajo a deporte

 ¿Y viceversa? ¿Volver a los orígenes, adaptado, es posible?

Es asombroso como los esquemas mentales, las tradiciones, rígidas y afirmadas por la costumbre y por lo que es la tendencia dominante en cada momento, hacen que aceptemos cosas como lógicas y normales, aunque no lo sean. Se nos nubla la vista y el raciocinio, y nos equivocamos. Y cuando al final nos damos cuenta, decimos: -“¿Pero cómo es posible, si estaba clarísimo que eso no era así?”-  Eso ocurre en muchos aspectos de la vida…incluidos los deportes autóctonos y tradicionales. O mejor, dicho, los llamados deportes rurales.  Veamos primero qué son deportes tradicionales y/o autóctonos de origen rural y cuáles suelen ser sus orígenes.

De entrada, decir que una amplia mayoría de estos deportes proceden de antiguas profesiones ya desaparecidas por causa del progreso técnico, y que requerían en sus tiempos de fuerza, habilidad, a veces trabajo en equipo, etc. por parte de quienes las ejercían. Por ejemplo, parece ser que la necesidad de los pescadores de tirar en grupo con cuerdas de los barcos, de grandes peces, de redes, etc…dio lugar al mundialmente conocido deporte/juego de la “sogatira”. La profesión de leñador, cortador de árboles con hachas, dio lugar al deporte vasco de los aizkolaris. La necesidad de trasladar grandes pesos, como piedras, troncos, etc. con bueyes, vacas o  mulos, se transformó en las actuales competiciones de “arrastre de ganado”. El desplazamiento de las  embarcaciones con la fuerza propulsora del ser humano, antes de la invención de los motores, pasó a las actuales competiciones de remo,  etc. etc. Es decir, algo que se hacía antes como trabajo, o necesidad, ahora pasa a ser una actividad física, cultural, deportiva, juego… Si no fuera así, esa práctica hubiera desaparecido, por su inutilidad.

Cuando unos treinta y tantos años atrás, pequeños grupos de entonces jóvenes comenzamos a tener contacto con la técnica de desplazamiento de los antiguos pastores canarios, y un estudio/libro oportunísimo (“el salto del pastor canario” -Talio Noda ) fue publicado….pensamos que estábamos en la misma situación. Es decir, una antigua actividad, técnica, habilidad indispensable en los montes de Canarias, estaba desapareciendo, y sólo se podía salvar convirtiéndola en un deporte tradicional. Y eso hemos estado pensando todo este tiempo, mientras se creaban los primeros clubes, luego una federación, se convirtió en un Bien de Interés Cultural según resolución del Parlamento de Canarias, etc…y se cumplió el objetivo de que no desapareciera. Éxito total, miel sobre hojuelas. Sin embargo, puede ser que hayamos estado equivocadosno por hacer algo incorrecto, sino por dejar de hacer lo más correcto y prioritario. Es decir, que si bien era adecuado pasar a usar el antiguo “palo” de los cabreros como actividad física, era posible y, tal vez más importante, que siguiera siendo una herramienta., pero adaptándola a otros sectores laborales.

¿Por qué usaban los cabreros la lanza? Porque se movían por terrenos agrestes e inestables, para trasladarse con mayor rapidez y seguridad. Luego estabularon el ganado, y dejaron el monte, y la lanza. ¿Pero dejó de haber gente en el monte trabajando  en ese tipo de terrenos? Pues no. ¿Y les sería útil ahora la lanza a esas otras personas que laboran en esas cumbres y barrancos? Por supuesto que sí.

Veamos variados y numerosos tipos de  gentes que tienen que realizar su trabajo con frecuencia, o en ciertas ocasiones, en nuestro difícil terreno de  cumbres, barrancos y acantilados:

a.- Vigilantes y guardas de Parques Nacionales y Espacios Naturales Protegidos. A veces tienen  que salir de los senderos, e ir  a campo través. ¿Qué mejor herramienta que la lanza del salto del pastor para desplazarse más rápido y seguro, cuando el terreno es inestable? Es evidente.  Lo mismo para guardas de caza.

b.- Biólogos, arqueólogos, geólogos. Por el mismo motivo que los anteriores. El biólogo debe visitar, localizar, estudiar plantas que en muchos casos están en lugares de difícil acceso. Lo mismo con el arqueólogo que busca cuevas, grabados, etc. de nuestros aborígenes en similares situaciones. Idem de lo mismo con el geólogo en sus investigaciones en el medio natural.

c.- Operarios de trabajos verticales en la naturaleza: retirada de plantas invasoras (rabo de gato), aseguramiento de acantilados y laderas.  etc.  .  Los trabajos verticales se realizan con el material moderno de escalada, rappel, etc. Pero para desplazarse desde  sendero más cercano  hasta la pared vertical en la que van a trabajar, a veces hay kilómetros de terrenos  muy inclinados, barranqueras, etc. Para esa tarea de “aproximación”, la lanza es muy conveniente.

– Trabajadores de equipos de rescate. Cuando alguien desaparece en el medio natural, hoy contamos con  helicópteros, drones, análisis de sus movimientos en el móvil, etc., para facilitar su localización. Pero ningún medio técnico ha podido hasta ahora sustituir a las indispensables batidas a pie sobre el terreno. Y si este terreno tiene gran dificultar por agreste…la lanza es lo mejor. De esto, tenemos muchos ejemplos recientes y del pasado. E incluso, para nuestra sorpresa, hemos visto que, en casos de terreno con nieve o hielo, caso poco frecuente en nuestra tierra, la clásica asociación de crampones más piolet, se sustituye con ventaja por crampones más lanza.

Por desgracia, hasta ahora, este hecho evidente, la utilidad de la lanza como herramienta actual,  no lo hemos tenido claro los practicantes de salto del pastor. Y menos aún las autoridades pertinentes.  Lo teníamos delante de nuestros ojos, y no lo veíamos. Consecuencia de los esquemas mentales prefijados. Se han dado algunos  casos realmente absurdos de ciertos   trabajadores de un Espacio Natural Protegido que han hecho uso de su lanza para desplazarse a realizar un trabajo que les habían encargado en terreno difícil  y….después de hacerlo de forma más eficiente, segura y rápida de lo habitual…se han ganado una bronca de sus jefes por usar una herramienta no homologada. ¡Una herramienta “homologada” por siglos y siglos de utilización!!! Las normas y leyes son cuadradas, y la realidad tiene múltiples formas. Y a las primeras les cuesta horrores adaptarse a la segunda. Cosas de la burocracia.

Aprovechando, como casos especiales y positivos, que en el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, y en el Parque Rural de Teno, sí que existe cierto grado de comprensión y apoyo a esta realidad de la utilidad laboral del salto del pastor, sería bueno ponerse manos a la tarea: Lograr su reconocimiento legal como “herramienta útil y más segura de desplazamiento en terrenos agrestes”. Primero en Canarias y luego…¿por qué no? en otros lugares también agrestes fuera de nuestras islas. Y también, lograr aclarar una imagen errónea que, por su práctica exclusivamente deportiva, se ha extendido en redes sociales, exhibiciones y reportajes: que esta técnica se ejerce preferentemente con grandes lanzas de casi 4 metros, y dando espectaculares saltos a “regatón muerto” de gran altura… Precisamente lo menos que solían hacer los antiguos cabreros en su trabajo: usaban  lanzas más cortas, para desplazamientos rápidos y seguros, y sin grandes brincos al vacío. Eso es lo más práctico en el trabajo en el monte.

Fdo. Tomás Ramos.

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