Las Tricias-Cruz del Llanito (Javier Díaz Hernández)
Al oeste del noble municipio de Garafía, espigado entre los barrancos de Izcagua y de la Mejera, se encuentra localizado el solariego caserío de Las Tricias. Antaño enmarcado en campos de trigo y cebada, su paisaje está surcado por almendros, frutales, pinos y casonas antiguas; lugar donde se conmemora cada 16 de julio la festividad en honor a Ntra. Sra. del Carmen, ermita fundada el 15 de noviembre de 1943 por el obispo fray Albino González Menéndez-Reigada (1881-1958). La principal peculiaridad de estas fiestas reside en el testamento y quema de Judas, acto a modo de crítica a la sociedad del municipio, urde con ironía una trama de los acontecimientos vividos durante el año del cual podremos disfrutar el día 25 de julio.
Las Tricias nos invita a descubrir huellas del pasado como: los petroglifos situados en El Corchete, vestigios arqueológicos formados por laberintos de representaciones meandriformes; dos molinos de viento Sistema Ortega, el de los Bravo Carpintero (Molino Viejo) ya desaparecido, que contó con dos emplazamientos, en El Morro de La Mangüesa donde subsisten los muros de la casa molinera, y con posterioridad en la lomada de La Verada (Las Nieves)1]; el ubicado en la montaña del Molino (montaña de El Canario) ha sobrevivido hasta nuestros días y estuvo en funcionamiento hasta 1953, emplazado en un primer momento en la calle El Polvillo (Los Hondos)[2]. Este gigante del viento está integrado en un mirador, que a modo de hermosa tribuna, nos permite contemplar el placentero paraje de la costa de Las Tricias, los dragos de Buracas y parte de Puntagorda. Los molinos llegaron a su fin con la aparición de las Molinas (molinos de motor), como el arribado en 1954 a Las Tricias; un vetusto y afanoso motor Ruston & Hornsby (fabricado en Lincoln, Inglaterra), que en la actualidad sigue funcionando. Otro elemento integrante de la siembra, siega y trilla de los cereales son las eras, de las cuales hay constatadas más de 13 localizaciones en la zona[3], y algunas como la de Los Obispos y la de Charanga, la tradición oral les calcula más de trescientos años de antigüedad[4].
Dentro del patrimonio histórico cabe citar: la vivienda situada en la carretera general de Las Tricias s/n, ejemplo de arquitectura tradicional (siglo XVIII-XIX) estructurada en 2 módulos con cubiertas a 2 y 4 aguas de teja árabe, puertas y ventanas entablonadas en madera de tea y escalera de piedra de acceso al granero adosada a la fachada; el grupo de casas situadas en la Cruz del Llanito (principios del siglo XX), con adoquinado, plazoleta para festejos (plaza de Don Ramón), donde se ubicó la estafeta de correos, una venta y uno de los primeros teléfonos del lugar. Otro elemento que modeló el paisaje de Las Tricias fueron los tanques de madera de tea, aparecidos con los pobladores de origen lusitano (siglo XVI)[5], de los que el ingeniero cremonés Leonardo Torriani (1560-1628)[6] da referencias. Sobre la forma y dimensiones de estos tanques, en principio eran de planta cuadrangular, de unos 8 m. de largo, por 6 m. de ancho y unos 2.5 m. de altura, y los más recientes de planta cuadrada de unos 3 m. de lado por 1 m. de altura. La estructura de los mismos estaba formada por diferentes partes como: gatos, durmiente, testero, plan de cobija, etc., siendo las juntas de los tablones impermeabilizadas con brea. Con el fin de la industria de la brea o pez (finales del siglo XIX) y la escasez de la madera de tea, estas históricas estructuras comenzaron a desaparecer[7].
En La Palma existen dos lugares conocidos como Las Tricias, este de Garafía y otro en el barrio de El Granel (Puntallana). El topónimo tricia proviene de una forma romance que hay que vincular al vocablo portugués triz, y cuyo significado es el de vara[8]: «tricias de palo de acebiño y haya[9]». El término se enraíza en el habla insular desde principios del siglo XVI, la documentación contenida en los protocolos notariales nos ofrece multitud de registros: «Arrendamiento que Bartolomé de Guadarrama, vº. en el término de Barlovento, hace a Rodrigo Álvarez, trabajador, est., presente de un pedazo de viña […] de latada de esteos y trizias, que por dichos barranquillos habrá de hincar y poner, cuya madera para la latada y parral la pondrá Guadarrama junto a la viña, así esteos como horcones y trizias[10]» (1558);. Apuntar que el significado de la expresión tricia fue reconocido en Puntallana[11] y derivado de la misma es la forma triciada, cuyo significado es el de cercado hecho de varas[12]: «…las casas de la morada de dichas tierras y derecharlo por el lomo a la mano derecha como van a dichas casas, que habrá de cercar de triziada hasta llegar a dichas casas…[13]» (1556).
Entre los vecinos de Las Tricias (siglo XVI) constan el matrimonio formado por Baltasar Antonio y Águeda Gaspar, quienes tuvieron por hijos a: Gaspar Francisco Antonio casado en Tijarafe con María de Niz, Águeda Gaspar casada con Marcos Fernández Gil de Puntagorda y Baltasar Antonio casado en Tijarafe con Águeda de Riverol[14]. Como topónimo las primeras referencias datan de 1624: «Lunes, 25 días del mes de agosto, casé y velé en haz de la santa madre iglesia de Roma, a Juan Fernández, hijo de Catalina Hernández y de Juan Fernández, vs. de Puntagorda, con María Amadora, hija de Gaspar Gonçales de Las Tricias y de María Amadora, su muger[15]». Garafía (con 800) y Puntagorda (con 401) eran a finales del siglo XVII, las parroquias que contaban con menos habitantes en la isla[16]; en 1735 las Sinodales del obispo don Pedro Manuel Dávila y Cárdenas daban un cómputo de 130 habitantes para Las Tricias[17].
La actual búsqueda de paraísos perdidos y la sensibilización medioambiental, encuentran su respuesta en isla de La Palma, con sus paisajes culturales que reúnen gran número de componentes integrando: naturaleza, historia, arquitectura popular y la etnografía como valores simbólicos.
[1] Poggio Capote, Manuel. El Sistema Ortega: primer inventario de una tipología de molino de viento canario. Trabajo en preparación.
[2] Cabrera Pombrol, Pilar. El gofio y el pan en Garafía. Etnografía de la alimentación tradicional. [Isla de La Palma]: Cartas Diferentes Ediciones, 2009, p. 77.
[3] Agradecer en este sentido la información prestada por Javier Díaz Hernández.
[4] Cabrera Pombrol, Pilar. El gofio y el pan en Garafía… op. cit. p. 45.
[5] Concepción García, Horacio. El río de Los Sauces. http://elapuron.com/noticias/opinion/15740/el-ro-de-los-sauces/
[6] Torriani, Leonardo (1592). Descripción e historia del reino de las Islas Canarias, aníes Afortunadas, con el parecer de su fortificaciones. Traducción del Italiano, con introducción y notas, por Alejandro Cioranescu. [Santa Cruz de Tenerife]: Goya Ediciones, 1959, p. 222.
[7] Suárez Moreno, Francisco, Santamarta Cerezal, Juan Carlos, Suarez Pérez, Amanhuy. Patrimonio Hidráulico Canario, pp. 440-441.
[8] Díaz Alayón, Carmen, Javier Castillo, Francisco. «Estudio de la lista de voces prehispánicas de Juan Bautista Lorenzo Rodríguez». En: Almogaren Nº 44-45. [Institutum Canarium DIGITAL], (2013-2014), pp.10-11.
[9] Díaz Alayón, Carmen, Javier Castillo, Francisco. «Notas lingüísticas sobre los protocolos de Blas Ximón». En: Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Nº 4 (2009), p. 341.
[10] Hernández Martín, Luis Agustín. Protocolos de Blas Ximón, escribano de la Villa de San Andrés y sus términos (1546-1573). [Isla de La Palma]: Cartas Diferentes Ediciones, 2014, v. 2, p. 225.
[11] García Lorenzo, Tiburcia, natural de Puntallana (El Granel, el Brasil 1923-2014).
[12] Leal Cruz, Pedro Nolasco. «Sobre algunos términos y expresiones del español tradicional de La Palma». En: Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma Nº 2, (2006), p.346.
[13] Hernández Martín, Luis Agustín. Protocolos de Domingo Pérez, escribano público de La Palma (1546-1567). [Santa Cruz de La Palma]: Caja General de Ahorros de Canarias (etc.), 1999-2005, v. 2, p. 315.
[14] Concepción García, Horacio. Familias y genealogías de Puntagorda a través de las dispensas matrimoniales de la parroquia de San Amaro. Trabajo en preparación.
[15] Libro 1º de matrimonios de San Antonio y Nuestra Señora de la Luz de Garafía (1560-1735), [Archivo Parroquial de Garafía]: asiento Nº 77, f. 73 v.
[16] Sánchez Herrero, José. «La población de las islas canarias en la segunda mitad del siglo XVII (1676-1688)». En: Anuario de estudios Atlánticos Nº 21. [Madrid-Las Palmas]: Patronato de la Casa de Colón, 1995, pp. 335-349.
[17] Benítez Inglott, Luis, Darias y Padrón, Dacio, Rodríguez Moure, José. Historia de la religión en Canarias. [Santa Cruz de Tenerife]: Cervantes, 1957, p. 119.
Horacio Concepción García
[Sociedad de Estudios Genealógicos y Heráldicos de Canarias
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Las Tricias, lugar con un encanto especial y que por no sé que sentimiento, da la impresión cuando se visitan que uno está todavía en Pntagorda, que Garafía es otra cosa.
A propósito me acaban de dejar un libro escrito por nuestro vecino de blog, Don Salvador Gonzalez Vásquez que trata de la historia de la Palma en los primeros meses de la Guerra Civil, y conociendo la placidez de Puntagorda y la bonhomía de de sus gentes, uno so se pude hacer idea de donde nació el odio suficiente para acabar con unos cuantos vecinos de la bárbara manera que sucedió.
Me supongo que tuvo que haber detrás alguna mene maligna para hacer que en las mentes campesinas de la época pudiera anidar tanto odio.
Dios quiera que nunca más haya una locura colectiva que de lugar a tales barbaridades. Desde luego que conociendo y apreciando a Puntagorda como lo hacemos nos podamos explicar como se puede ser tan perverso para echar a unos vecinos contra otros.
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JoseTano
Felicidades de nuevo don Horacio, magnífico trabajo. Siga usted así.
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Eulogio
Este trabajo lleva muchas horas.
Hacen falta palmeros como Horacio.
Felicidades y te insto a que continúes.
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Reflexionando
De acuerdo con el comentario de Arcadius.
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Reflexionando
Excelente, muy interesante. Se agradecen estos artículos.
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Arcadius
Yo lo que no acabo de entender es cómo el Cabildo se gasta un pastizal en pintar el barranco de la Luz por el señor con boina, y deja pudrir los dos molinos de viento que se encuentran en santo domingo de garafía. Son parte de nuestra historia, pero algunos se olvida rápido. Y el de las tricias se tardô demasiado en reparar. Si no recuerdo mal, creo que el capital lo puso el ayuntamiento. Bueno, me he salido un poco de contexto, pero quería revindicar la dejadez del Cabildo con el municipio y la historia de nuestra isla.
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