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Sociedad
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Salud mental es gozar de la capacidad de amar, de trabajar y de jugar

Félix González en una clase de entrenamiento.

Acaba de arrancar el Programa deportivo de Integración y Promoción de hábitos de vida saludables, organizado por la Asociación de familias y personas con problemas de salud mental (AFEM– LA PALMA) y que se lleva a cabo en las instalaciones de la Marina de Santa Cruz de La Palma.

Se trata de un proyecto innovador que comprende la práctica de actividades náuticas centradas en el deporte de la vela y dirigido a las personas cercanas al ámbito de la Salud Mental y en el proceso de su rehabilitación psicosocial, que se pueden beneficiar por medio del fomento de las actividades integradoras, tanto desde el punto de vista  físico como psíquico, por medio del deporte adaptable a las posibilidades y afinidades de cada participante. Sobre esta actividad hablamos con Félix González, Médico Psiquiatra y autor de la idea de ofrecer a la población palmera las ventajas de este método, de origen islandés, que sustenta el plan lúdico-terapéutico que se va a desarrollar.

 –  ¿Cómo surge la idea de este proyecto?

– Pues de tratar de aprender de un país que lo ha aplicado con éxito, Islandia, un pequeño estado de unos 300.00 habitantes, no tan lejano en muchos aspectos a nosotros pero que sí tendría mucho que enseñarnos en políticas sensibles y audaces por sus apoyos sociales a su población, en este caso dirigidas a adolescentes en peligro por conductas adictivas y de exclusión. Pasaron de tener la población joven con más riesgos de Europa, a contar en la actualidad con los adolescentes más saludables. Para hacernos una idea de la importancia de esta iniciativa gubernamental, y en el asunto específicamente de las adicciones, en dos décadas, por medio del programa “Youth in Iceland” (Juventud en Islandia) y la puesta en marcha de 7 acciones, han conseguido reducir el consumo de alcohol del 48 % al 5%, de tabaco del 23% al 3% y de marihuana del 17% al 7%.

 – ¿“Youth in Iceland” es promovida entonces desde la misma administración?

– Exactamente. El inicio surge en el entorno de la educación. Harvey Milkman, profesor de la Universidad de Reyjavik, postuló que el consumo de alcohol y estupefacientes estaba relacionado con la predisposición al estrés de algunas personas. El gobierno islandés solicitó su asesoramiento para trabajar con los adolescentes, que por cuyas conductas adictivas consideraban un problema de salud pública y se introdujeron actividades extraescolares de manera masiva, con el objetivo de que estuvieran juntos, o y garantizarles un bienestar físico y psicológico.

– ¿Se trataría entonces de que las políticas estatales potencien la ocupación de los jóvenes en este caso en el deporte para promover su salud?

– Sí, pero no solo en el deporte. El gobierno de Reikiavik incrementó con esta decisión los fondos destinados a la oferta de actividades para adolescentes, desde las deportivas a las artísticas. La idea es ofrecer posibilidades que puedan ser elegidas en función de las preferencias y actitudes de cada participante.

– ¿“Youth in Iceland” es entonces un Plan preventivo?

– Efectivamente. Lo interesante de este método es que nos ha mostrado por dónde deben marchar los pasos que aún nos quedan por dar en las políticas de prevención en Salud Mental. Las clásicas consignas que con escaso éxito hemos venido usando en el caso de las drogas están agotados. El primero de estos lemas es: “consumir es malo para salud”. ¿Y que le importa a un adolescente generalmente sano la salud si no tiene percepción de enfermedad? En segundo lugar: “no lo hagas”. Justo en esa edad se tiende a hacer lo contrario a lo que se impone. Por último: “está prohibido”. Para estas edades lo prohibido paradójicamente puede propiciar el consumo. Siguiendo aquella máxima que se le atribuye a Albert Einstein de que, si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo. Cambiemos, pues, de estrategia.

– ¿Estos planes prevención han sido adoptados por otros países? 

– Es una metodología con vocación internacional. En vista de los excelentes resultados obtenidos por Islandia, en 2006 se creó el programa Youth in Europe, cuya finalidad fue de extenderlo a otros lugares del continente. En una década, ya más de 30 municipios europeos se habían sumado al proyecto. Hablando de nuestro país, ya Tarragona se percató de lo importante de la experiencia e inició su participación desde 2015.

– En este caso que se va a iniciar en La Palma, ¿también se trataría de hacer un uso del deporte con fines terapéuticos?

Esa sería la idea. Aunque lo que vamos a hacer no se plantea inicialmente solo como una terapia. Se ofrece, en el caso de la vela, acercar a las personas interesadas a mantenerse ilusionadas en ocupaciones que les ayuden a reducir el estrés y la ansiedad. Estaremos pendientes de la climatología, del tiempo, de la intensidad y dirección del viento, de si la manga del muelle está alta o caída, de la altura de las olas… Aprenderemos otro leguaje. Compartiremos otras inquietudes, otras ilusiones. Nos habituaremos a pisar un firme inestable… Sabemos que la actividad deportiva genera un enriquecimiento en las relaciones sociales y también que se promueve una importante variedad de alteraciones en la química cerebral que nos ayuda a enfrentarnos mejor a la vida.

Nuestra ilusión es tratar de conseguir que las personas que lo necesiten se lleguen a sentir a gusto con otra cosa que no sea dejarse abatir por la desesperanza. Un comentario general cuando se regresa de navegar es que nos sentimos mejor, sin preguntarnos mucho el por qué. Y eso en un logro que queremos compartir.

 

– ¿A quiénes piensa que podría ayudar más este modelo en La Palma?

– En nuestro caso lo hemos adaptado a lo que consideramos que son nuestras necesidades y pensamos  dirigirlo a todas las personas que por diferentes motivos, sociales, familiares, psicológicos o de salud, han perdido el necesario contacto para contar con una mínima vida social y de relación satisfactorias. La finalidad sería ayudarles a recuperar su autonomía y autoestima y que se sientan de nuevo partícipes y satisfechos en la relación con su comunidad.

– Es decir: ¿para todas las personas que han tenido algunas dificultades en su Salud Mental?

– Así es. Pero no necesariamente porque hayan tenido un problema grave de tipo psiquiátrico o psicológico.  Freud, en una ocasión a la pregunta de qué significaba estar sano mentalmente, respondió: “Mantener la capacidad de amar y trabajar”. Aunque estas condiciones engloban matices, pues no siempre que amamos y trabajamos lo hacemos de manera tan sana, las personas que pierden estas dos posibilidades son propensas a sentirse más solas, más tristes, más aisladas. Y esto puede ocurrir después de algunas crisis vitales, acontecimientos estresantes (separaciones, rupturas afectivas, inactividad laboral, jubilación), problemas de adaptación, estrés laboral, burnout, etc.). También por las consecuencias de ciertas enfermedades somáticas o psíquicas, adicciones, tanto a sustancias como comportamentales, la ciberadicción, la ludopatía… Debido a estos muchas personas pierden su capacidad de tener una red interpersonal necesaria y productiva. Todas estas circunstancias pueden conducirles a unas vivencias desadaptativas de vulnerabilidad, inseguridad e inactividad ocupacional, por lo que necesitan ayuda para reintegrarse y recuperar su autoconfianza. A todas ellas está dedicado este programa, con la finalidad de prevenir, en la medida de lo posible, la desinserción social y fomentar el trabajo en equipo mediante el deporte para facilitar su recuperación, así como la rehabilitación psico-física y social.

 – ¿Parece que podría también estar apropiado para las personas perjudicadas por la Erupción?

– Sí, claro. Aunque esta idea ya empezamos a trabajarla hace unos años, su aplicación práctica puede ser muy útil igualmente para quienes ha afectado el volcán, tanto en lo emocional como en lo social.

– ¿Qué edad sería la recomendada para inscribirse?

-Pues hemos ampliado las posibilidades de beneficiarse del acceso a estas actividades a todas las edades en las que se es susceptible de mejorar su salud por medio de la práctica organizada de este deporte: La Vela.

– ¿Se piden algunos requisitos?

– Fundamentalmente sentir motivación e interés por intentar afrontar con ayuda del grupo y compartir los problemas de aislamiento y soledad que se tengan. Además, por supuesto, un criterio imprescindible de inclusión en el programa es contar con la voluntariedad de los solicitantes.

– ¿Y se establecen también limitaciones para participar?

– El aforo, por ejemplo. Por motivos de seguridad, y como en cualquier otra actividad deportiva, para salir al mar también hay que contar con los medios suficientes para atender como es debido a las personas que están aprendiendo una nueva experiencia como esta. Para ello también contamos con el valiosísimo apoyo de las escuelas de Vela que tienen una larga trayectoria de operatividad en nuestro puerto y monitores experimentados que nos han ofrecido su generoso e  inestimable asesoramiento en la planificación de la actividad.

También se excluirían en principio situaciones de salud que contraindiquen, tanto por causas somáticas como psíquicas, la práctica de este deporte. Esperamos que esta experiencia se vaya ampliando a otras área lúdicas y estimulantes para que haya más donde elegir y más personas puedan optar a la experiencia de compartir, enriquecerse mutuamente y aprender hábitos de vida saludables.

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