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Ana Wangüemert, hija de una aborigen y un colono flamenco

Santa Ana y la Virgen-talla de Flandes en la parroquia de Los Remedios.-MVH

Mucho falta por estudiar y posterior divulgación de la población prehispánica de la isla canaria de La Palma y el consecuente mestizaje con los nuevos colonos que se establecieron en La Palma, entre el siglo XVI y XVII.

Toda colonización bélica, lamentablemente, conlleva leyendas negras y en este caso han durado demasiados siglos. Por suerte nuevas publicaciones van apuntando ejemplos del mestizaje entre familias aborígenes y los nuevos pobladores, aunque los primeros perdieran sus costumbres, cultura y credo.

Cuando se estudia el rico legado de la toponimia aborigen de La Palma deducimos que las fuentes informantes no pudieron ser otra que los propios aborígenes, o descendientes de estos, los que apuntan ese testimonio del nombre de los lugares, de alto valor documental, a los escribanos y contratantes de compra y venta de tierras y bienes.

Las escribanías públicas y registros sacramentales del siglo XVI, y siguientes, registran innumerables topónimos de lugares que fueron en su día conocidos con voces prehispánicas. La ortografía responde al dictado de los comparecientes de ese momento y al no existir registros gráficos de la lengua aborigen de la isla.

Este cúmulo de testimonios del legado toponímico prehispánico o indígena de La Palma apunta rotundamente que debieron ser  los palmeros y palmeras de origen, aborígenes, los informantes y que no todos fueron sometidos a esclavitud, apresados y llevados a otras tierras de ultramar.

Los primeros y valiosos libros sacramentales de las parroquias de la isla atestiguan la administración ritual de bautismo, matrimonio y defunción de vecinos en las que su origen familiar fue indígena, “isleño” de La Palma, es decir benahoritas.

Uno de los ejemplos del  mestizaje de culturas lo encontramos en  Ana Wangüemert, hija natural del colono flamenco Pablo Wangüemert (Van Ghemert) y de la palmera Susana de León, descendiente de aborígenes ganaderos de cabras y ovejas. De aquí parte la estirpe familiar de los Wangüemert, centenaria y arraigada en Los Llanos de Aridane.

El profesor palmero de la ULL, doctor, Jesús Pérez Morera en varias publicaciones ha dado cuenta detallada de la relación amorosa entre el flamenco y la palmera a la que le atribuye su posible origen benahorita. Resalta Pérez Morera la conocida crónica del portugués Gaspar Frutuoso cuando afirma, a finales del siglo XVI, que todos “los isleños” (por palmeros indígenas o aborígenes), son ganaderos “y algunas de sus mujeresse habían casado con los nuevos colonos. Los ancestros familiares de Susana de León eran criadores de ganado radicados en el término de Tajuya.

La aridanense Ana van Ghemert (Wangüemert) fue bautizada en la parroquia de Nuestra de Nuestra Señora de los Remedios el 2 de noviembre de 1603, se le impuso el nombre de pila de su abuela paterna flamenca. Contrajo  matrimonio en 1619, en la misma iglesia, con el Alférez Melchor Díaz Taño, hijo de Francisco Díaz Taño y de Agueda Camacho, con quien tuvo descendencia. La relación familiar entre Flandes y La Palma debió ser extrañable y profunda como lo prueba que una hija de este matrimonio, Paula Díaz Van Ghemert, residió en centro Europa, Amberes, bajo la protección de su familia materna. En esta vivienda de las tías-abuelas flamencas de Paula, en Amberes, se conservaba una pintura, cuadro, con temática de La Palma. En esta localidad falleció.

Ana Van Ghemert León otorgó  testamento el 1 de diciembre de 1652. Fue su voluntad determinar que parte de los réditos de sus bienes se hiciese  «la fiesta de Santa Ana, mi abogada, que está en su altar, que su hechura hizo traer el dicho mi padre Pablo Balguelme y su altar». Se refiere a la imagen de Santa Ana y la Virgen que se conserva en la parroquia de los Remedios y queda corroborado por su propia manifestación que fue traída desde Flandes por su padre Pablo Van Ghemert. La devoción a Santa Ana fue propia de esta familia de colonos flamencos.

Siendo hija natural del flamenco fue reconocida por testamento de su padre llevando su apellido y hereda bienes de la familia. El flamenco, nacido en Amberes, era nieto de Pablo Vandale, otro de los apellidos flamencos establecidos en la isla, e hijo de Ana. Se estableció en el Valle de Aridane entre finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. La razón de su venida a la isla de La Palma se debió el asumir la administración de las tierras, dedicadas al cultivo de caña de azúcar, que su madre Ana Vandale poseía en el ingenio de Tazacorte.

Además de las prósperas explotaciones agrarias de caña de azúcar Pablo Wangüemert (Van Ghemert) en 1612 poseía en la calle Real del lugar de Los Llanos, hoy Los Llanos de Aridane, una casa pajiza, llamada popularmente del “capitán Gámez”, hecha de madera de tea y cubierta de paja. Construcción usual en esa época en la que utilizaban madera de pinos canarios ateados y paja de los cañaverales para las cubiertas.

La aridanense Ana Wangüemert León aportó el mantenimiento y culto del patrimonio, donado por su padre, de una de las piezas escultóricas religiosas que hoy forman parte del destacado legado flamenco de La Palma, Santa Ana y la Virgen, que sigue recibiendo culto en la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios de Los Llanos de Aridane.

Coincidiendo con el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, lo debíamos recordar.

 

* Cronista Oficial de la ciudad de Los Llanos de Aridane (2002), miembro de la Academia Canaria de la Lengua (2009) y de la Real Academia Canaria de Bellas Artes San Miguel Arcángel (2009).

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