Tengo que decirles que para mí supone una satisfacción y un honor haber conocido a don Diego González Gómez, malagueño, hombre del mundo de la enseñanza, dio muestras de su innegable profesionalidad a lo largo de una vida dedicada a su profesión.
Yo conocí a don Diego por los años sesenta, cuando llegó destinado a mi pueblo: Tazacorte, estando yo en la Oficina de Telégrafos, para más tarde incorporarse también en la Academia de Tazacorte para dar las clases de Bachillerato, donde aproveché para incorporarme a las clases para tener el título y adquirirlo y presentarme a las oposiciones del Cuerpo de Telégrafos. Tuve de él, ser muy agradecido, dándome ánimo, consejos y le recuerdo siempre.
Me considero una persona afortunada por haberle conocido, junto con su querida esposa doña Mary Vázquez Ruiz, y disfrutando durante los años que estuvo destinado en mi pueblo “bagañete”. La clave de la verdadera amistad es una persona “tal como es”.
La ”Academia” de Tazacorte fue una institución histórica en nuestro pueblo, plagada de multitud de hechos importantes, de anécdotas curiosas, de grandes hitos y de fuertes emociones, pero lo mejor de esta historia fue compartida por muchos alumnos y profesionales de la Enseñanza, testigos de esta gran obra, y las grandes obras son construidas por grandes personas, en don Antonio Acosta Hernández (+), don Vicente Méndez Pérez (+), don Ricardo Hernández (+), don Justo Caridad Arias (+), don Diego González Gómez (+), don Benito López, y los sacerdotes don Pedro Capote Pérez (+) y don José Vandewalle Hernández (+), porque el factor humano es al fin y al cabo el componente principal. Como decía Ortega y Gasset, “los hombres no viven juntos porque sí, sino para acometer grandes empresas”. También don Diego dio clases en el Colegio de Nazaret en Los Llanos de Aridane, y al trasladarse para Santa Cruz de Tenerife lo hizo en el Instituto Andrés Bello.
Aunque con nuestra llegada al mundo tenemos implícita la seguridad de marcharnos algún día, como lo ha hecho el día (15-05-2022), sin embargo, me cuesta aceptar el momento de la partida de los seres queridos.
Ahora, que digo estas palabras, noto que está en mi mente y en mi corazón y las envío a sus seres queridos, a su esposa Mary, hijos Salvador, Juanjo, Diego y Dani y demás familiares, con un fuerte abrazo.
Le recordaré siempre.
ESCRIBE: Miguel Pérez, exfuncionario de Correos y Telégrafos.
