Más árboles y arbustos, menos césped y flores
Los Llanos-Archivo.
Ya hace, creo, unos veinte y tantos años, tal vez acercándose a la treintena, que publiqué un artículo bajo el segundo titular de éste: “más árboles y arbustos, menos césped y flores”. En aquellos tiempos, incluso en el entorno más cercano de amistades, tuve la impresión de que este lema creaba cierto nivel de indiferencia, asombro socarrón y escasísimo interés. No era extraño: para desgracia de todos, hace dos décadas o tres, todo lo medioambiental, lo del cambio climático, ahorro de agua, etc. no tenía mucha buena prensa. – “¿Qué va a escasear el agua, que el clima se va a dislocar y calentar de forma extrema….? – Bahhh, eso son bulos de ecologistas, catastrofistas, no está demostrado, ya la ciencia encontrará solución, uff, eso queda muy lejos, y bla, bla, bla. “
Perdimos la oportunidad, aquí y en todo el planeta, de hacer caso a los primeros científicos y ecologistas visionarios que nos lo advirtieron con suficiente anticipación sobre lo que se nos venía encima, y ya estamos en lo que estamos. El cambio climático y todos sus terribles daños colaterales ya han empezado, son imparables, y solo nos cabe actuar con urgencia a ver si logramos que, en lugar de catastrófico, sea solo grave. Y para eso, tenemos que, a toda mecha y toda pastilla, actuar y volver a actuar en todos los sectores, sin dejar ni uno, para minimizar el daño ya inevitable. Hay que verlos con detalle. Uno de ellos es el calor infernal en las ciudades. Ya hay una expresión meteorológica que se refiere a las ciudades como “islas de calor”. Es decir, que si la temperatura prevista para ese día es elevada, sofocante, peligrosa, en el caso de las zonas urbanas, se incrementa en varios grados, y más en unas partes que otras. El motivo es el gran calor que generamos en las ciudades a través del aire acondicionado que expulsa las grados excesivos de las casas hacia las calles, la industria y su contaminación, los coches y lo propio, etc. etc. También influye, en grado contrario, el nivel de zonas verdes y ajardinado de esa ciudad, y el tipo de éste. De esto quisiera hablar hoy, y sobre todo de cara a los concejales de Parques y Jardines, que demuestran, en gran número, no estar adaptados a los tiempos, y tener la concepción del ajardinado y arbolado típico y tópico de “Luis XIV de Francia y el palacio de Versalles”. Es decir, jardincitos muy monos, con su césped abundante y bien cortado, con sus florecitas hermosas, sus setos bien cortados, sus arbolitos con podas muy artísticas…Todo muy agradable para la vista, caro, derrochador de agua, pero inútil para combatir lo importante: el calor sofocante. Frente a esto, mejor el modelo de jardín inglés, es decir, lo más parecido posible a la naturaleza, y adaptado a ésta.
No hace falta comerse mucho el coco para ver lo que conviene y lo que no a nuestras ciudades y a sus habitantes ante el cambio climático. En los casos de las típicas plazas canarias, unas, con buen criterio, tienen un arbolado de buena copa con nuestra especie adoptada de los laureles de Indias. Uyy, qué placer sentarse los días de calor agobiante bajo su sombra! Se nota como mínimo 5 grados menos en ellas. Pero, ¿cuántas grandes plazas canarias son un descampado abierto al sol inclemente? Muchas, muchísimas. Ya habría que estar buscando la forma de poner árboles de sombra, rápido crecimiento, y raíces verticales (para no romper el acerado) en todos estos entornos. Idem de lo mismo, para las avenidas, calles, paseos. Árboles, árboles y más árboles de sombra es lo que necesitamos. Es un choque térmico tremendo cuando vamos por una calle con arbolado adecuado, y pasamos a otra que no lo tiene, o éste es inadecuado, escaso…..
Más ejemplos. Zonas de aparcamientos. En los cada vez más frecuentes días ardientes, buscamos con desesperación estacionar nuestro vehículo bajo una sombra, mejor si es bajo un árbol, pues es aterrador pensar en lo que nos espera al ir a cogerlo luego. Están tardando en hacer un buen plan de arbolado para las zonas abiertas de estacionamiento.
Los parques infantiles para los niños y niñas. En algunos es estupendo llevarlos. Hay sombra, hay árboles, En otros, una serie de aparatos de juego…a pleno sol. Solo al oscurecer se puede ir al lugar. Pues eso, sombra, árboles, en todos los parques infantiles, y pronto.
Las podas. ¿Pero a qué vienen esos “rapados” radicales del arbolado cada cierto tiempo, que dejan los troncos pelados y a nosotros sin sombra, durante un año o varios? Corte usted, señor concejal, las ramas secas, débiles o enfermas, o que presentan peligro de romperse. Y deje una copa adecuada que nos ofrezca sombra y frescor. Y esos cortes tan “artísticos”, tipo jardín de Versalles, pues mejor se los ahorra y emplea esas horas de trabajo de sus operarios en ampliar el arbolado del municipio.
El coste en mantenimiento, personal, agua, etc. de las concejalías de Parques y Jardines. ¿Tan difícil es entender que el césped y las delicadas florecillas son una inversión ruinosa y poco práctica? Poco a poco, con una lentitud exasperante, en algunos municipios empiezan a darse cuenta: ya retiran la maldita hierba y la sustituyen por picón o zahorra y ponen más árboles frondosos. Hace más de 30 años que un concejal al que conocí, me demostró en su corta dedicación a la política que retirando el césped, podía multiplicar por varias veces el número de jardines arbolados, con el mismo o menor gasto en personal y agua. ¿Cuándo lo haremos? Además, en relación con las flores, resulta que hay muchos árboles y arbustos que también las tienen, y muy bonitas. No hay que plantar las pequeñas matas, que tienen un enorme gasto en agua y personal, para disfrutar de ellas.
Todo esto, bien hecho, solo sería un grano de arena en la inmensidad de los problemas del cambio climático mundial que ya ha comenzado. Pero, obviamente, nos haría la vida un poco menos ingrata en las ciudades y pueblos. Y hasta algunas vidas se pueden salvar. Los fatídicos “golpes de calor”, son menos frecuentes bajo la sombra de un buen árbol, que a pleno sol, incluso con olas de calor de récord.
En conclusión y para finalizar: “¡Concejales de Parques y Jardines, aclárense las neuronas, adáptense a los tiempos con prontitud y pónganse manos a la obra. ¡¡Más árboles y arbustos, menos césped y flores!!
Fdo. Tomás Ramos
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