Luis León Barreto. Foto de Jesús Ruiz Mesa.
La larga pandemia nos acostumbró a quedarnos en casa, devorando los cientos de canales, con sus series y su enorme oferta de películas, con los videojuegos, con esa oferta imparable de ocio pasivo. En aquellos tristes 2020 y 2021 los escritores estaban a buen recaudo, escribiendo, leyendo, consumiendo ese tipo de entretenimiento. Y ahora, con la mejora de las circunstancias están saliendo a la luz docenas y docenas de libros que fueron gestados en aquellos años. Hay una multiplicación de publicaciones, ya hemos dicho mil veces que está bien el hecho de que la escritura se haya democratizado. Claro que los lectores no han crecido en la misma proporción, ni mucho menos. La caída ha sido apreciable en la asistencia al teatro, al cine, a los conciertos. Muchos de estos últimos han tenido que ser anulados por falta de espectadores.
En resumidas cuentas: ahora es muy frecuente que se presente un libro y que la asistencia sea mínima. Apenas quince o veinte personas, si acuden treinta ya es una plusmarca digna de un récord Guinness. La baja asistencia debe ser también el recuerdo de aquella práctica de los aforos controlados, cuando había que pedir cita previa para poder estar en una exposición de arte o en la presentación de un libro, y luego nos encontrábamos que de las 21 personas autorizadas solo habían acudido doce.
Con tanto ocio pasivo como existe ahora, la gente está desmotivada. Hay una vieja leyenda que circula ampliamente: la cultura es aburrida, y como tal prefiero quedarme en casa viendo la reposición de un partido de fútbol. No somos un país que tenga una apetencia cultural significativa, cuesta mucho que la gente se mueva para acudir a un acto. Casi siempre preferimos quedarnos en casa y lanzar cualquier excusa: hace mucho calor, estoy cansado, no me interesa mucho el autor, etcétera.
Si la cultura languidece por falta de audiencia en los actos se debe también a que se ha ido perdiendo el interés entre los nuevos escritores, por ejemplo hay una enormidad de autores dedicados a la poesía, el género más abundante en Canarias desde siempre, siendo los más minoritarios el ensayo y la narrativa breve, hay muchos grupos poéticos organizados, sin que eso suponga que sus miembros acudan a las presentaciones de los colegas. También se da un exceso de presentaciones, pues, como decíamos, este año 2022 está recogiendo el fruto de los textos que no pudieron salir a la calle en los dos últimos años. En México se han publicado estadísticas que señalan que en los últimos meses el 82,7 por ciento de personas mayores de 18 años no asistió a obras de teatro, conciertos o presentaciones de música en vivo, espectáculos de danza, exposiciones y proyecciones de películas o cine.
El diario El Mundo comenta que la asistencia a museos ha caído un 70% a nivel mundial. En abril de 2020, el 89% de los aproximadamente 1.100 sitios designados Patrimonio Cultural de la Humanidad estaban cerrados. Incluso pese a los avances en la lucha contra la pandemia, todavía no se habían abierto al público el 50% de ellos. Ése no es solo un problema cultural. Lo es, también, económico. La pandemia causada por el coronavirus tuvo un importante impacto en las artes escénicas españolas durante el año pasado, con una reducción de su actividad del 48,4 por ciento en recintos y salas que, además, sufrieron una pérdida de ingresos en taquilla de unos 270 millones de euros.
El estudio ha sido presentado en Valladolid en el IX Mercado de las Artes, se basa en una encuesta realizada a una muestra de dos centenares de salas y en los datos recogidos en la plataforma “Chivatos”, en la que los recintos profesionales del país pueden colgar semana a semana sus datos de recaudación. Es preciso, por tanto, regresar a la normalidad, y convencer a la ciudadanía de que la cultura no es aburrida sino que es enriquecedora.
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GALVA
Ese de Arsuaga lo quiero pillar…
A ver si aprovecho ahora en La Lemus.
VI a Arsuaga en una entrevista, y me gustó el enfoque.
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Pintao
Como de costumbre los artículos de D. Luis suelen tener enjundia.
Siempre los efectos suelen obedecer a unas causas determinadas, que en gran medida suceden y aunque no nos gusten vienen dadas por la inercia de los tiempos.
La oferta de impulsos en la oferta es tal, y por lo general de calidad tan superficial, que no es raro que el interés se disperse y mucha gente emplee su interés en pura bazofia.
Cada uno se las va apañando como puede y según sus gustos y capacidades ofreciendo soluciones varias.
Últimamente y sin que pretenda recomendar mis lecturas, pues seguro que no son en absoluto novedosas, pero en mi caso he de reconocer que me han ayudado a explicarme mejor la actualidad. Me refiero a los siguientes libros.
“De animales a dioses” de Yuval Hariri.
“La muerte explicada por un sapiens a un neardenhal” de Arsuaga y Millás.
“La Biblia y sus secretos” de Juan Arias. Muy interesante aún, leído desde el agnosticismo.
“Historia de la filosofía griega” de Luciano de Crescenzo”.
Seguro que ayudan a entender y explicarse muchas cosas y muchos porqués del tiempo en que vivimos, pues desde el principio de la historia se cuecen habas y por lo general por los mismos cocineros que somos nosotros y es que no damos para más.
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GALVA
Biriukov dice que en la URSS, en divisiones de base, los desplazamientos eran en tren, y se les obligaba , a TODOS , a llevar un libro…
Eso es cultura..
Un monitor de Tenis que tuve, de la promoción de Sánchez Vicario, me decía que en los descansos, casi todos sus compañeros jugaban a la baraja, bebían birras y tonteaban con admiradoras…
A él le aburría, y prefería pasear.Un día , en un Torneo, se fijó en un chico sueco, joven, que después del entrenamiento, programado en horario , seguia entrenando con su preparador, dos y tres horas más…Se dio cuenta que era muy bueno, y que trabajaba mucho.
Se llamaba MATS WILANDER.
Después solía verlo leyendo junto a su entrenador…
Eso ha cambiado.
Por eso tenemos a Nadal, y demás…
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GALVA
Pues, sinceramente,podría dar un discurso muy bonito…
Pero soy de esos; me aburren las presentaciones de nuevos libros…
Prefiero ver el USA- URSS de Seul, o un partido de Nadal…
Leo en mi casa, cuando voy de pateo, bajo un árbol, o en el avión, barco y aeropuerto.
Leo todos los clásicos que no he leído, y algunos libros recomendados.
Fui a muchas presentaciones de libros, de profesores en la Universidad,; y algunos de algún amigo,: Me aburría como una ostra. A pesar de los amigos, y los buenos canapés que ponían muchas veces…
Así que: Que vayan otros, si gustan de ello…
Me han invitado a algún club de lectura, y he dicho amablemente, que antes iría al infierno…
Es mi opinión.
Otros tendrán la contraria, supongo…
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lleon
Gracias, Ivan4 Efectivamente, cuánta razón tienes Y ahora vendrá el señor Feijoo que seguramente intentará reconducir el sistema docente, aunque eso no quiere decir que vaya a acertar. Porque seguimos sin ver ese pacto de Estado entre PP y PSOE para tener una mejor educación Según me dicen algunos docentes conocidos, el sistema ahora es una coladera; puedes pasar de curso con muchas asignaturas suspendidas, y ya no se valora la CULTURA DEL ESFUERZO, que tan importante fue cuando yo era joven
En definitiva, estimado Ivan4, el futuro inmediato no es muy halagüeño Tú mismo tuviste que luchar mucho, igual que yo, porque mi familia era humilde
Un abrazo
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Ivan4
¡Buenos días, don Luis! Hacía tiempo que no comentaba algo sobre sus artículos. Tiene toda la razón del mundo cuando menciona que la cultura languidece; es más, yo diría que hay una guerra contra la cultura que viene de las corrientes pedagogistas en el Sistema Educativo. La gente mayor tiene la excusa de estar ya cansada y castigada por este COVID-19 de laboratorio (cada vez tengo más claro que se escapó del laboratorio de Wuhan o que forma parte de la guerra comercial entre EE. UU. y China). La gente que viene de la ESO ha sido programada para menospreciar la cultura (¡imagínese ahora con el disparate de la LOMLOE!). Las corrientes pedagogistas postmodernistas abogan por romper el sistema desde dentro: marxismo cultural de Antonio Gramsci. En la antigua Unión Soviética o en la actual China había y hay cultura y se fomenta. El “marxismo cultural” aboga por una educación democrática en la que todo el mundo debe ir a la universidad, incluso las personas con discapacidad intelectual. Se baja el nivel y se van eliminando contenidos, es decir, se iguala por debajo. ¿Y qué pasa con la Formación Profesional?
En mi caso, lucho contra todo esto: en la programación de Educación Física pongo una lectura obligatoria para todo el curso. Me han tildado de todo, hasta de facha. ¡Cursé la INEF en Las Palmas y bastantes sacrificios que tuve que hacer, como para que mi asignatura sea calificada de “maría”! La izquierda, otrora sinónimo de conocimiento y cultura, se ha convertido en promotora de la incultura que ahoga en el desconocimiento a nuestra juventud, incluyendo ese NEOLENGUAJE (maquillado como lenguaje inclusivo). Como puse en otro comentario de este medio y parafraseando a Eric Arthur Blair (George Orwell):
“La guerra es la paz, la libertad es la esclavitud, la ignorancia es la fuerza”.
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