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Opinión
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Juan Ramón Pedrianes Cabrera

Extremismo social

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A lo largo de la historia de la humanidad siempre han ocurrido discriminaciones de varios tipos que han abarcado a distintos sectores sociales con motivo de religión, sexo, ideología política, etc. A La Palma, a pesar de ser una isla, también le llegan filamentos de las tendencias que van aconteciendo en el resto del mundo. En un pasado no muy remoto, el alumnado estaba separado en centros educativos masculinos y femeninos, con lo que la juventud podía reunirse sólo al salir de clase formando grupos mixtos de chicos y chicas. Con el paso del tiempo se ha avanzado hacia una equidad de derechos y una mayor integración social, compartiéndose trabajos y labores que antes estaban reservadas sólo a un sexo. Sin embargo, si ponemos mucho peso a uno de los  lados de la balanza llega un momento en que se nos va la mano y tenemos un nuevo desequilibrio que corregir. La sociedad está conformada por ambos, hombres y mujeres, que deben coexistir en armonía para que ésta no se desmorone y se llegue al caos. No hay hombres sin mujeres ni mujeres sin hombres… Cada uno tiene su papel, no el que nosotros queremos darle, sino su papel como especie y que le hace perpetuarse como tal. Machos y hembras de cualquier grupo animal han desarrollado unas estrategias y comportamientos que permiten su supervivencia. Así, podemos encontrar especies polígamas o monógamas, padres o madres protectoras o ambos inclusive. Todo en función de las tendencias que las fuerzas de la evolución les hayan empujado a desarrollar. El hombre por lo general posee una mayor fortaleza física pues es el que salía a cazar en las antiguas civilizaciones mientras la mujer recolectaba frutos o preparaba las pieles de los animales recién cazados. El desarrollo de la vida moderna ha conducido a un enfoque más sedentario y actualmente a un cambio de roles en la sociedad. Surgió el sistema capitalista y el trabajo remunerado. Productos y mercancías llegan desde los más lejanos confines intentando que "todos" tengamos un poco de todo en un vano intento de lograr la igualdad (recordemos la metáfora de la balanza). En este mundo globalizado, hombre y mujer salen a trabajar, "ambos salen a cazar y llevan a cabo el curtido de las pieles". Se puede llegar a un nuevo equilibrio en estas circunstancias pero hay que tener especial cuidado con los favoritismos que hagan peligrar esta convivencia. La violencia en cualquiera de sus acepciones resulta desagradable. Hoy en día está en boga el término "violencia de género" y como es costumbre en la especie humana de clasificar y ponerle nombre a todo pues se ha designado el 25 de noviembre para tal fin. En cualquier caso, ya puestos podríamos designarlo como "Día de la No Violencia" que es más general y sin embargo se considera " el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer" sin considerar al género masculino sino como causante de tales males. Aunque sea menor el porcentaje de agresiones físicas de mujeres a hombres también existen, por no hablar de las psicológicas. Además con todo esto también estamos excluyendo a otro sector de la sociedad que es la comunidad homosexual, en que se pueden dar agresiones hombre/hombre o mujer/mujer. Mención aparte sugieren los cursos destinados única y exclusivamente a la población femenina y que pueden ser de especial interés para ambos géneros. Este trato vejatorio y discriminatorio lo sufrí el pasado martes día 24 de noviembre en que me disponía a entrar por motu proprio a un curso sobre elaboración de jabones y se me prohibió la entrada. Personalmente pienso que con todas estas medidas se está prendiendo la mecha de la desigualdad y la intolerancia, favoreciendo más a un sector de la sociedad que a otro.  

 

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