Hospital de Dolores. Archivo.
Recién celebrado el "V Centenario" de la Institución, está ocurriendo un hecho que a lo mejor no es percibido por la gente como cuestionable, sino como muy loable. Escribo esto para ponerlo en cuestión y que no pasen desapercibidas algunas connotaciones que a mi juicio están siendo soslayadas. Personalmente me gustaría poder seguir celebrando aniversarios cargados de significado dentro del marco de la sanidad de la Isla. Antes de nada quiero separar lo que es Institución de lo que es el Hospital en sí, lo que es el centro; yo me referiré al centro.
Quiero relacionar al centro con la noticia recientemente publicada en este y otros medios impresos referente a la "creación de una Unidad de Salud Mental en el Hospital de Nuestra Señora de los Dolores". No voy a valorar el hecho de la conveniencia o no de la creación de esta nueva Unidad, porque no conozco los criterios que la han hecho posible, pero desde este punto destaco que son desconocidos todavía los criterios que la motivaron; por lo que con el mayor respeto hacia la cuestión no puedo entrar a valorarla en ningún sentido. La falta de datos me hace imposible el ir más allá; pero…. ¿por qué no tengo más datos? Eso quiero saber yo, pero lo cierto es que no los tengo. Por el contrario, si tengo todos estos otros y es lo que quiero contraponer.
Puedo opinar que este proyecto, por una simple razón de espacio, cercena o mutila a otros proyectos o creaciones de nuevas unidades hospitalarias aptas y necesarias para la asistencia a los ancianos; de lo que mucho se habla en el presente, pero quizá no está tan bien concebida como cabría.
El hospital, desde mi punto de vista, debe mantener esa condición de "Hospital", no de centro "socio-sanitario" dedicándose a la atención de los enfermos crónicos dentro de la especialidad medico asistencial que es la Geriatría, que no trata solamente de alojar o asilar a mayores, sino atenderlos en todas sus necesidades basándose en criterios y evidencia científica, muchos de los cuales parten desde la SEGG (Sociedad Española de Geriatría y Gerontología) [véase Estándares de calidad en Geriatría en: www.segg.es/descarga.asp?tipo=1&pag=4 ].
Este hospital, cuyo edificio es de propiedad municipal, resulta ser extenso y arquitectónicamente complejo y con muchas barreras que limitan su completa accesibilidad, pero también resulta ser diáfano, luminoso, abierto y que dispone de una climatización natural envidiable (por sus altos techos) que para sí quisieran muchas de las viviendas de las que habitamos en la actualidad.
El Ayuntamiento de Santa Cruz de la Palma ha solicitado al Cabildo Insular la reversión del mismo, así algunos espacios concretos que fueron quedando en desuso años atrás han sido reutilizados por el Ayuntamiento, con lo que se ha perdido superficie útil desde hace unas dos décadas y con lo que se ha hecho imposible una ampliación de la capacidad del mismo, que aunque pudiendo haber sido modesta, nos hubiese podido permitir crear unas 20-25 camas o plazas más. Sobre un solar o planta de unos 9.000 metros cuadrados en el pasado reciente, se ha ido cediendo superficie edificada al Ayuntamiento de Santa Cruz de la Palma; así el antiguo Pabellón de Infecciosos es hoy la Oficina Técnica Municipal, y la antigua Casa-Cuna es el almacén y taller de costura municipal. La en su día proyectada primera Escuela Universitaria de Enfermería de La Palma se pretendió ubicar en unos locales o salones bastante grandes en la planta alta del ala sur del edificio, que al quedar sin efecto fue destinada a farmacia hospitalaria. Esta farmacia de reciente factura ha sido una ganancia para el centro, ya que la anterior se había quedado pequeña, y a su vez la anterior a esta era aún mucho más pequeña. Consecuencia del desarrollo de tecnologías y productos específicos para atender a pacientes ancianos, cada vez ha sido más necesario un espacio mayor para almacenar y poder distribuir estos productos como son los medicamentos, pañales, suplementos nutricionales, sueros, colchones anti escaras y un sinfín de cosas que cada vez usamos más para la atención de los pacientes mayores aquejados de enfermedades crónicas y dependientes en grado máximo. También el espacio que ocupaba la comunidad religiosa de las Hermanas de San Vicente de Paul, que recientemente abandonaba la Isla, ha podido ser reconvertido en un espacioso gimnasio de rehabilitación y fisioterapia, una sala de laborterapia y un aula de formación. Si en estos tiempos cada vez se requiere más espacio para atender a esta población que no hace sino aumentar, ¿por qué hoy se nos resta espacio de un edificio que no se puede ampliar y que resulta finito? Si hace unos 5 años se aumentó el espacio destinado a farmacia, por la razón antes expuesta de aumento de necesidades para la atención, ¿por qué ahora se nos resta? ¿No está claro que con el tiempo hay que ampliar, agrandar, diversificar, reubicar? Parece que no, parece una tremenda incongruencia cuando se confronta con la realidad.
Mantenemos desde hace 3 décadas un número de plazas estable, en torno a unas 140 camas, y nuestras necesidades en todos los órdenes han ido aumentando. Es precisamente en el espacio dejado libre por la 2ª farmacia, la anterior a la actual, donde se han iniciado las obras para la nueva Unidad. Nosotros queríamos que este espacio fuese destinado para un segundo gimnasio de Fisioterapia y rehabilitación, mucho más cercano a tres salas colectivas de pacientes y que así no tuvieran que ser desplazados por todo el centro hacia el gimnasio general perdiendo tiempo efectivo para las terapias y ejercicios específicos y teniendo que disponer de mucho personal auxiliar para los traslados, casi siempre en silla de ruedas. Habíamos también pensado, como alternativa, ubicar allí el hospital de día para atender aquellos pacientes que pudieran venir y regresar a de/a su domicilio hasta la media tarde (piénsese que Santa Cruz de la Palma carece de infraestructuras propias para la atención a los mayores, sólo tiene un centro de mayores para personas prácticamente válidas o poco dependientes, (la Residencia de Pensionistas es un centro residencial, de carácter insular). Otra opción pensada sería una Unidad de Demencias, y/ o de Psicogeriatría (tan en boga en los hospitales geriátricos), que para mí si serían las opciones más acertadas y más necesarias cara a ser creadas. Hasta teníamos en la recámara la posible ubicación de un tanatorio o dependencia de óbitos, bastante independiente del edificio. Todo ello estaba encaminado a conseguir que el hospital no perdiera espacio, sino que al contrario, ganara funcionalidad dentro de un espacio, como vengo diciendo, finito. Pues nada de eso siquiera se ha estudiado o tomado en consideración, sino que por sorpresa y por la prensa nos hemos enterado de esto y encima días después de que la piqueta ya estuviera trabajando en ello.
Y la planificación de necesidades dónde quedó. Y la opinión de los sectores y actores dónde y cuándo se contrastaron. Para mí, tengo muy claro que con esto se nos priva de un espacio muy importante, casi vital, para la creación de una Unidad de Demencias que consiga separar a los pacientes en peor estado conductual que otros estables, y que hoy conviven en las mismas salas. La Unidad de Psicogeriatría me parecía a mí entender como irrenunciable, cuando ahora "alguien" sale con esto y con estas prisas. Nos ha caído del cielo, literalmente.
Yo no salgo de mi asombro cuando estoy viendo tamaña asimetría entre lo pretendido y lo concebido, y más cuando desconozco cuáles son los datos objetivos que dan apoyo o avalan a esta nueva iniciativa. Lo que se está ejecutando corta el desarrollo y planificación de un hospital geriátrico como Dios manda y deja en suspenso multitud de otros planes o proyectos, y a la postre dejando a la Isla con lo mismo que tenía en lo que es la atención a los enfermos crónicos. No se ve el progreso, ni un proceso, sino un hecho consumado de factura todavía no desvelada. Dicho y hecho.
Un exagerado ahorro o negativa para contratar más personal y un no acceder a modificar las cosas ha sido la tónica imperante en los últimos años, desde mucho antes de la actual crisis económica. Una tardanza exasperante en resolver problemas de funcionalismo y organización es lo habitual; y ahora una prisa intrigante en la creación de esta Unidad es lo que por contraste se está visionando, por ello, antes recurrí al término de "asimetría", que me parece que es lo que es; su nombre de pila.
Si más sólido y consistente (y consecuente) sería el futuro que imaginábamos desde dentro, más imprevisto e incongruente es lo que nos está viniendo desde el exterior o desde no se sabe dónde, dando como resultado la desestabilización y desestructuración de lo ya conseguido. Este proyecto diversifica, pero en sentido opuesto al esperado y viene a crear una Unidad segregada y aislada físicamente del resto del Hospital en un edificio que es una unidad en su noble y bello diseño a solo unos 10 años de cumplir el siglo de haberse proyectado y es ahora cuando viene la piqueta con pretendidas ansias a cargarse lo que fue concebido para una cosa, no para otra.
Mientras en el hospital falta mobiliario que renovar: camas, mesillas de noche y auxiliares, sillones, etc, alguien está gastando un dinero pingüe sin mirar para nosotros. Ahora que necesitamos más personal para desarrollar plenos contenidos de actividad geriátrica que redunde y mejore la calidad de vida de los pacientes ancianos, ahora que necesitamos más espacio, nos vemos constreñidos por los límites del edificio y el poco adecuado y mal uso que se está haciendo de él. Ahora que necesito algún pequeño equipamiento para mi trabajo pedido hace tres meses, todavía no me ha sido entregado, ahora que necesitamos un electrocardiógrafo nuevo, no sabemos cuándo lo vamos a poder tener; y es ahora y justo ahora, cuando aparece una piqueta inesperada a realizar una reforma urgente en todo este contexto o escenario que me esfuerzo en describir. Y lo más extraño es que nadie sabe desde donde proviene la prisa, ni hasta donde va a alcanzar¸ no se sabe el cuánto, sin conocer todavía quién da los ánimos para gastar el dinero rompiendo paredes exteriores, puertas y ventanas del diría yo, "venerable" edificio. Y todo esto está pasando en un centro público con dinero público donde tiene que estar presente la transparencia democrática.
A mí hoy todo esto, con la poca y escasa información que se nos ha dado acerca de esta novedad, me parece una frivolidad y una falta de respeto tanto hacia el continente como hacia el contenido primando la improvisación y las prisas. Lo que no me parece una frivolidad es el salir en defensa de mis propias ideas y de las personas en las que creo, y que modelan mi trabajo, aunque sean mayores y estén enfermas. No expresar estas opiniones y callarme, me parece un colaboracionismo y una cobardía personal frente a este desmán, porque lo digo sin demagogia: quiero todo lo mejor para ellos, y si fuera posible llegar al "grado" de excelencia, que no tiene solo porque estar en lo llamativo sino que aquí en estas personas concretas también puede buscarse, aunque sea en medio de la decrepitud provocada por los años, la enfermedad, y el propio final de la vida. ¿No lo querría para usted?; yo si lo quiero para mí, y mientras tanto, celebrar aniversarios cargados de significado.
*Es médico del Hospital de "Nuestra Señora de los Dolores" y fue presidente de la Junta de Personal del Cabildo de la Palma.
Archivado en:
Últimas noticias
Lo último en blogs
Pintao
He de decir que desconozco por completo la problemática específica del Hospital de Dolores, pero por lo que puedo leer tanto en el artículo de fondo (de donde se deduce sin dura que existe un mal estructural en el asunto), como en los comentarios (magnífico el comentario de Roy, que retrata sin duda las diferentes actitudes que pueden existir en la profesión médica), si que reconozco una "determinada manera palmera" de tratar nuestros problemas.
Los palmeros que viviendo cerca, y que no residiendo de forma habitual en La Palma, si que nos llama la atención una especie de antigua manera de ejercer la autoridad, dentro de cualquier ámbito que tenga que ver con las instituciones públicas, donde da la impresión de que existe una casta heredera del antiguo caciquismo insular, que cree todavía que sus asuntos (que con del ámbito público), están reservados y no son de competencia de la ciudadanía.
Hay un hermetismo en muchos ambientes institucionales que obedecen a fundados (o infundados) temores a no pisar callos y mantenerse dentro de la senda que la casta haya determinado para cada uno.
Aunque en otro ámbito, he podido percibir este "extraño respeto" y miedo a demandar información, en juntas diversas, ya bien sean de agricultura o de aguas, donde los presentes tienen muchísimo cuidado en no "molestar" al los directivos "no sea que la cojan contigo".
Esto naturalmente ya no sucede así en sociedades más numerosas. Debe ser un asunto derivado de sociedades pequeñas y serradas, típicas de la larga cultura caciquil que hemos padecido por siglos en este santo país. "Roma locuta, causa finita", decían los reverendos.
Si no hay discusión abierta y las opiniones de los que llevan a cabo las diferentes labores sanitarias indispensables para tener una sanidad moderna, y las decisiones se toman "a la sorrua", mirando al frente y firme el ademán, seguirá La Palma remando contra el viento y quejándose de que se va quedando atrás.
Esto es una manera de ser que se nota en muchas otras manifestaciones de la vida palmera, donde hincarle el diente a asuntos que pudieran representar desarrollo necesario, se van posponiendo por si ello representa el tener que enfrentarse directamente con intereses particulares y claro "mejor que no te cojan entre ojos".
Ya se que todo este rollo en el que me he metido, poco tiene que ver con el Hospital de Dolores, pero se me antoja que para conseguir llevar a cabo la mejor solución, se dificulta por "esa manera de extraño respeto" que en La Palma se suele tener por los que mandan. La gente critica, pero plantar cara a los problemas, eso es harina de otro costal.
Leer más
Nomojo
Roy gran comentario, gran persona, gran profesional.
Estoy contigo campeón.
Leer más
Roy
Rony y Pupete si tan mal lo ven, no se como han aceptado los contratos.
Desde la barrera los toros se ven bien.
Y ahí lo dejo yo también, que soy bastante conocedor del tema.
Leer más
Pupete
Lo voy a dejar aquí,porque no hay peor ciego que el que no quiere ver y me duele mucho que sea así.Al parecer las verdades queman.
gracias Rony.
Leer más
Rony
Yo trabajé en el Hospital de Dolores en una sustitución el mes pasado y coincido con lo que dice pupete. Tanto Dosdemayo como Roy deben referirse o otro hospital sin duda.
No demos la cara a una realidad que es tan evidente. Sólo los que hemos trabajado en ciertas zonas del hospital sabemos lo que hay.
Leer más
Roy
Hace poco leí que aquellas personas que tienen afán de ser superiores a los demás suele decantarse por profesiones donde es más fácil ostentar el poder. El autor del artículo mencionaba a la medicina como una de estas profesiones. Con una trayectoria de más de 30 años de ejercicio médico, comenzaron a asomarse a mis recuerdos algunos compañeros de viaje que podrían encajar en este perfil. En verdad, es fácil sentirse poderoso siendo médico.
La relación con el paciente es asimétrica. Nos enfrentamos en desigualdad de condiciones. Una mala noticia, un diagnóstico inesperado, una enfermedad de nombre impronunciable, la indicación de pruebas dolorosas, un futuro incierto, la pérdida de autonomía, un pronóstico infausto, efectos secundarios indeseables, sufrimiento…. son ideas que revolotean en la mente de los pacientes. Podemos ser realmente poderosos y crueles, si nos place, en un escenario donde el paciente ya está en nuestras manos desde mucho antes de entrar a la consulta, decidir acudir al servicio de urgencias o mientras espera que el séquito médico entre en la habitación de la planta donde se encuentra ingresado.
Salir de una habitación y dejar al paciente y a sus familiares consternados, confusos, heridos y desamparados, hace sentirse poderosos a algunos médicos. Estos rasgos de la personalidad deberían tenerse en cuenta antes de autorizar a alguien a ejercer la medicina. Por suerte para todos, no olvidemos que los médicos también estamos destinados a ser pacientes antes o después, la humanización de la medicina es un hecho palpable y el poder del médico frente al paciente ha venido a menos. En la actualidad es fácil comprobar cómo la relación médico-paciente se establece entre dos personas más igualadas, y no me refiero a conocimientos técnicos. Pacientes mejor formados e informados, médicos más empáticos y sensibles y la escucha activa como herramienta de trabajo en lugar del monólogo autoritario, han contribuido a este preciado cambio.
Pero hay otras formas de satisfacer el ego en medicina. En nuestra profesión hay muchas cosas que hacer. Atender a los pacientes es primordial, lo que conocemos como actividad asistencial. Pero uno puede engancharse además a la investigación y dedicar parte de su tiempo a realizar estudios, ensayos clínicos, rellenar bases de datos, escribir artículos, presentar comunicaciones en congresos, dar conferencias, viajar…. Ser médico asistencial y además haber publicado mucho, da carisma en general, y a algunos, mucho poder. A veces el trabajo asistencial de calidad y la investigación de calidad están reñidos y los buenos investigadores lo saben. Dejar parte o toda la actividad asistencial para centrarse en la investigación es algo también cada vez más frecuente y deseado, existiendo fórmulas para compatibilizar estas actividades como son las tan demandadas becas de intensificación.
Existen otras vías para presumir de poder dentro de un hospital. El ascenso jerárquico, que culmina con la consecución de la jefatura de servicio, y la carrera académica, que aspira a la obtención de una cátedra, son buen ejemplo de ello. Siempre comento con mis residentes que los vectores de energía de un hospital, fuentes habituales de conflictos, de agravios, en definitiva, de tensiones internas que resienten la estructura, se relacionan con estas tres carreras profesionales: la investigadora, la jerárquica y la académica. El triatlón sanitario. Es muy divertido ver el comportamiento de unos y otros en relación a las posibilidades estimadas de cada aspirante a progresar en alguna de ellas. Un gran amigo siempre intentaba diferenciar los médicos escalilleros, aquellos que de forma similar al ascenso en el ejercito, entienden que van subiendo en el escalafón con el paso de los años y que es cuestión de tiempo que les “toque”, de los médicos escaladores.
El mundo de la escalada está lleno de oportunidades y las técnicas de ascenso son muy variadas perfilándose figuras bien definidas como el pelota o el trepa. La cultura de la meritocracia lleva a unos y a otros a trabajar hasta altas horas de la tarde, a pasarse fines de semana enteros intentando colocar un artículo en alguna revista decente, a estar a la última demostrando haber leído un artículo que se va a publicar mañana,… pero sobre todo a exhibirse para demostrar a los demás lo buenos que son.
Pero si hay alguien que me llama poderosamente la atención dentro de un hospital es el médico narcisista con ideas megalomaníacas. Me lo merezco, es el principal mérito alegado. Estos compañeros tienen ideas delirantes de poder, relevancia y omnipotencia, sustentadas en una inflada autoestima. Toda su vida se basa en que ellos deberían ser el jefe, el profesor, el alumno aventajado, lo que toque en cada momento, pero siempre hay alguien que impide que así sea, a pesar de que se lo merecen. Esto genera grandes tensiones a su alrededor y dirigidas de forma itinerante a quien el sujeto en cuestión entiende que le bloquea el paso en cada momento. Lo peor que puede pasar es que aprovechando alguna fisura del sistema, consigan su objetivo y lo nombren, por ejemplo, jefe de servicio, aunque sea de forma provisional.
Con lo que me ha costado llegar hasta aquí, piensan en voz alta, ahora voy a demostrar lo equivocado que estaban todos. Por fin se ha hecho justicia. A partir de este momento, una vez alcanzado el objetivo vital, todos sobran. Compañeros y amigos se ven envueltos en la espiral del megalomaníaco. No se aceptan las críticas; voy a sacar adelante mi proyecto contigo o sin ti, dicen; no te necesito para nada, ya mando yo. Podríamos definir el síndrome EPR: Ego, Poder, Rigidez. El daño producido por un médico así tiene consecuencias directas en la credibilidad del sistema y en la desmotivación de los profesionales, amén de los destrozos en la organización que genera esta forma de liderazgo basado en el autoritarismo.
Muchos son los factores que pueden darle poder al médico, poder que pueden ostentar tanto frente a pacientes como frente a profesionales. Pero en mi opinión, el auténtico poder del médico es el del trabajo bien hecho sustentado en valores como la humildad y el compañerismo y centrado en el paciente. Siendo honestos, coherentes y reconocidos por una conducta irreprochable, solo así, deberían abrirse las posibilidades de otras fórmulas de ascenso jerárquico.
Leer más
Roy
Perdón me refería a POPETE
Leer más
Roy
Mira dos de mayo, debe hacer mucho tiempo que trabajaste allí.
Es un hospital que ha cumplido 500 años y en los últimos años está en continúa renovación.
Decir que no ingresarías allí ni a tu peor enemigo deja mucho que desear de ti, porque si de verdad trabajaste allí, te habrás dado cuenta, que si algo caracteriza al hospital de dolores, es el buen cuidado de los internos.
La mayoría con edades por encima de los 80 años y sin escaras. Creo que con eso te lo he dicho todo.
Leer más
Pupete
DOSDEMAYO,lo conozco bastante bien ya que he tenido que hacer varias sustituciones trabajando allí. Que no es lo mismo ir de visita,que ver lo que pasa cada día.
No me caracterizo por hablar de lo que no sé.
Leer más
DOSDEMAYO
Pupete, usted ni conoce ni creo que haya visto en su vida el Hospital de Dolores.
Leer más