Colada en una plantación de plátanos. Kike Rincón-EP-Archivo.
El borde de una colada es el límite entre la zona afectada por la lava y la que no lo ha sido. La idea de no intervenir en la recuperación de la zona afectada por la lava puede parecer absurda, pero es precisamente lo que está sucediendo en lugares como Tazacorte, donde unas 400 propiedades han sido parcialmente afectadas. La urgencia de actuar no solo es necesaria, sino que también es crucial para el futuro de estas comunidades y de sus generaciones venideras.
Para ilustrar un ejemplo, tomemos a un propietario que tenía cuatro celemines de tierra y la lava sepultó dos de ellos. La lógica dicta que debería ser capaz de recuperar esos dos celemines. Solo con este tipo de intervención y con el apoyo de subvenciones, podrían recuperarse alrededor de 100 fanegas de plátanos, una fuente de ingresos y empleo importante.
Entonces, ¿por qué no se permite la intervención en las coladas más bajas, donde las temperaturas son mucho menores? La respuesta podría estar en la burocracia y en la falta de voluntad política. Es necesario dejar de lado los criterios personales y comenzar a trabajar en conjunto, permitiendo y apoyando a quienes necesitan recuperarse de las consecuencias de estos desastres naturales.
La recuperación de 100 fanegas de tierra podría costar alrededor de 20 millones de euros, pero también generaría una renta anual de producción de unos 2,5 millones de euros. No solo se trata de una inversión a largo plazo, sino también de una fuente generadora de empleo y riqueza para la comunidad. Estamos en un momento crucial para la economía de las Isla, con los peores números socioeconómicos en los últimos 40 años con respeto a otras Islas, no podemos permitirnos perder más tiempo.
La clave para una recuperación exitosa radica en tener las cosas claras y en manifestar con claridad las necesidades y objetivos a alcanzar. Además de la intervención en los bordes de las coladas, también será necesario un organismo consorcial que colabore con las concentraciones parcelarias en el interior de las mismas, ya que la topografía ha sufrido cambios notables y se requieren trabajos conjuntos de sorriba.
Nuestro consejo es simple: pónganse a trabajar y dejen trabajar. Ayuden a unos y a otros, sin obstaculizar los esfuerzos de recuperación por intereses personales o políticos. La urgencia es real y el futuro de nuestras comunidades y de las generaciones venideras depende de cómo actuemos ahora.
*Juan Miguel Rodríguez Acosta, primer teniente de alcalde de Tazacorte.
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Pues; esta claro…..
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