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Un esgrafiado enigmático en Aridane

Esgrafiado del inmueble de referencia. Archivo MVH.

En el deambular por las calles y plazas de la ciudad de Los Llanos de Aridane llama poderosamente la atención la decoración de una vivienda rotulada con el número 5 de la calle Real, también con entrada por la calle del Medio, nº 2. Este inmueble fue propiedad de la familia Mendoza, arraigada en Los Llanos de Aridane desde antiguo.

Toda la fachada de la casa se encuentra decorada con una técnica en bajo relieve llamada esgrafiado. Hoy se encuentran en su mayor parte recubiertos y tapados por capas y capas de pintura. Lamentablementea duras penas son visibles.

Sobresalen estos motivos de bajorelieve en los entornos de las ventanas y esquinas del inmueble. Tal y como apunta la leyenda del rosetón descubierto la decoración se debió incorporar al inmueble en 1766. No necesariamente este año se debe tener por el año de construcción de la casa y puede responder a un añadido posterior a la primera edificación.

Según el profesor-doctor de la Universidad de La Laguna Jesús Pérez Moreraal actual inmueble se debe a la reedificación que debió realizar el presbítero José Mariano Domínguez en torno a 1766. Pérez Morera la describe “Con inusual fachada irregular a tres calles y sin huerta trasera, la casa Domínguez, sita entre las calles del Medio y la Real, es una de las edificaciones más interesantes de la arquitectura doméstica aridanense, tanto por su antigüedad como por la originalidad de sus elementos y el valor agregado de conservar su excepcional decoración de esgrafiados realizados a la cal sobre los muros exteriores con bandas de motivos geométricos y estrellas inscritas de raigambre hispanomusulmana. Bajo el tejado, presenta granero o “tronja”, con pequeños ventanillos de hierro al exterior para su aireación; y, adosada a la fachada de la calle real, pervive una cruz de madera de tea sobre basamento escalonado de piedra, testimonio del antiguo vía crucis. En su exterior, el elemento más llamativo es un recuadro esgrafiado con la tiara y las llaves de San Pedro dentro de medallón circular orlado por cuadro círculos estrellados, a las que acompañan la inscripción con la fecha “AÑO DE 1766”. Tal emblema, usado por el clero sus miembros como símbolo de pertenencia al estamento eclesiástico, debe de estar relacionado con el presbítero don José Mariano Domínguez, que reedificaría la vivienda por entonces”, según consta en la memoria, solicitada por el Gobierno de Canarias, con el fin de incoar el expediente tendente a la declaración de BIC del casco histórico de Los Llanos de Aridane.

La memoria popular recuerda que esa cruz era conocida por la “cruz de doña Lorenza” y de igual modo un viejo aguacatero que estaba sembrado junto al primer laurel de indias, frente a la cruz. Se aprecia en antiguas fotos.

En el año 2005 los propietarios “descubrieron”,a cuidadoso cincel, el rosetón del panel que da a la Acera Ancha y Plaza de España aridanense y dejaron al descubierto la llamada tiara de San Pedro o mitra Obispal, con una cinta con el año y otros complementos o adornos.

Debió corresponder, por esos años, a la casa habitación del sacerdote ya mencionado. Ese motivo papal, cruzado por las llaves de San Pedro, corresponde y es signo a las antiguas cofradía de San Pedro, primer Papa de la cristiandad, y por ende del sacerdocio.

Recordemos que dentro de la arquitectura tradicional canaria existen muestras reiteradas de esta antigua manifestación de enlucido de paredes y fachadas, que han sido catalogadas de origen mudéjar por los profesores María del Carmen Fraga y Jesús Pérez Morera.

El esgrafiado tiene como objeto ejecutar dibujos y decoraciones suplementarias sobre las superficies enjalbegadas con cal. Se elaboraban conforme a un dibujo previo o plantilla, dejando patente la capa superior en contraste con el fondo, para lo que se superponían morteros o capas de distintos tonos o texturas logrados por la mezcla de la cal con colores o arenas de diferente grosor.

A pesar de este alto valor patrimonial, los esgrafiados palmeros y canarios en general han venido sufriendo reiteradas agresiones por falta de protección, por lo que se exige un mayor conocimiento y divulgación por las instituciones públicas, colegios profesionales y por la población en general.

Reiteramos, lo que llevamos denunciando desde hace muchos años, resulta urgente elaborar un inventario de los ejemplares existentes en las Islas, evitar la manipulación o intervención fraudulenta sobre los dibujos originales y contribuir a la difusión de los esgrafiados como signos de la identidad de la decoración arquitectónica de Canarias.

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