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Opinión
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Horacio Concepción

Pinos emblemáticos y origen del apelativo del pino en La Palma

  • La Palma es conocida como la Isla Bonita por sus bellezas naturales

Pino en Mantigua (Eduardo Díaz).

Los naturalistas del periodo romántico estuvieron entre los precursores de las expediciones científicas a la isla de San Miguel La Palma, destacando la admiración de esos viajeros por sus árboles singulares y su frondosa vegetación: «… era tan copiosa de yerbas y árboles hasta encima de la cumbre, que los veranos era tan intenso el olor, y fragancia de las flores, que alcanzaba de noche á tres leguas de la mar…». Entre bosques interminables donde la luz fenecía y las formas de la vegetación formaban un todo, descollaba un gigante de la naturaleza: el Pino de Canarias (Pinus Canariensis). Este noble hijo de las lavas, es un árbol de longevidad respetable, el más alto y esbelto de la flora canaria, y en cuyo corazón nace la tea; vegeta en nuestros montes silenciosos donde reina con homogeneidad, acompañado por gamonas, gramíneas, tomillos, jaras y otras matas leñosas. El pino en la mitología griega estaba consagrado a la diosa Cibeles, encargada de la fertilidad de la naturaleza; por sus atributos y por la altura que alcanza, ha sido considerado símbolo de irradiación de nobles y reseñados pensamientos.

Los épicos viajes del descubrimiento hacia el Nuevo Mundo, tuvieron su continuación en los naturalistas europeos de los siglos XVIII y XIX; esforzados viajeros idealistas, al servicio de una causa que trascendía por encima de sus intereses personales. Entre los que recalaron en La Palma destacaron: Louis Fenillée (1724), Antonio Riviere (1742), Varela y Ulloa (1789), Baudin-Ledru (1796), Alexander von Humboldt (1799), August Christian Borheck (1799), Leopold von Buch-Smith (1815), P. Barker Webb y Sabin Berthelot (1820-1830), etc. Estos tuvieron un papel fundamental en la reconstrucción de nuestra historia, así como en el conocimiento de nuestro medio natural, físico, social y de nuestras costumbres y cultura, al tiempo que contribuyeron a difundir la imagen de la isla por todo el mundo.

La isla de La Palma, es conocida como la Isla Bonita por sus maravillosas bellezas naturales y el verdor de sus fértiles bosques. Algunos de estos árboles que pueblan nuestro territorio, y en especial los pinos, se han convertido por motivos naturales, históricos, culturales o religiosos en símbolos emblemáticos: «Árbol excelso, grueso, robusto, recto, resinoso, conífero, permanente y siempre verde, formando los más dilatados y espesos bosques […] Su admiración debe empezar por la observación de que unos árboles tan gigantes hayan crecido por la mayor parte sobre las rocas más rudas, más peladas y más eminentes de, dichas islas». El Pinus Canariensis, además de ser la principal especie forestal de Canarias, es uno sus endemismos más notables, y un ejemplo destacado de adaptación y evolución, siendo un verdadero fósil viviente, con una sorprendente tenacidad y resistencia ante el fuego, que lo convierten en uno de los integrantes más originales del género Pinus.

Entre los numerosos pinos que señorean en la geografía palmera, y que han dejado su impronta en la toponimia de la isla, destacan: en Mazo, Pino de los Toledos; en Fuencaliente, Pino de Santo Domingo, Pino de la Virgen, Pino del Cura, Pinar de los Faros; en Los Llanos de Aridane, Pino del Inglés, Pino de Amantina; en El Paso, Pino de la Virgen, Fuente del Pino, Pino de las Garcías, Pino del Aguelillo, Pino del Descansadero, Pino de Santiago, Pino del Obispo, Pino de Sánchez, Pino de los Guanches; en Tijarafe, Pino de Arujo, Pino de los Tres Pinos, Pino de Barbusano; en Puntagorda, Pino de los Sauceros, Pino de la Virgen, Pino de los Garabatos, Pino del Chupadero, Pino de los Medios, Pino de los Gallegos, Pino de Garome, Pino de Cho Lorenzo, Pino de las Corujas; en Garafía, Pino Gordo, Pino del Agua, Pino de Venancio, Pino de la Cruz del Castillo, Pino de las Amaras; en Barlovento, Pino de Machín (la conífera de mayor diámetro de la región macaronésica, con un total de 11 metros); en San Andrés y Sauces, Pino Meón; en Santa Cruz de La Palma, Pino de la Resina, Pinar de Juan de Hierro; en Breña Alta, Pino de Melchora, Pino de los Castañedas, Pino del Lomo de Taño, Pino de la Monja, y un largo etc. que no vamos a poder reflejar en esta lista.

La heráldica tuvo su nacimiento en la forma que a título personal hacían los caballeros del Medievo para su identificación en el campo de batalla; a partir del siglo XII esta comenzará a hacerse hereditaria, con el objeto de conservar el origen de una procedencia común. El blasón, junto con el apellido, se convierte en el elemento identificador de un linaje, entendiendo por tal el conjunto de consanguíneos que proceden de un tronco común. El apelativo del Pino, o su actual forma genérica Pino, está entroncado en La Palma al municipio de El Paso, el cual celebra la festividad de Nuestra Señora de El Pino. Según la tradición, esta advocación mariana apareció en la oquedad de uno de estos gigantes vivos de la flora palmera, el Pino de la Virgen, al cual se le calculan más de 800 años de antigüedad -uno de los más longevos de Canarias-. El mismo es visible desde la distancia, y se encuentra al abrigo de las majestuosas murallas que conforman la Cumbre Nueva y La Cumbrecita, donde se descubren unas volátiles cascadas de nubes. La tranquilidad de estos parajes, su imponente aspecto y belleza, disponen al pensamiento y a la meditación.

Según la tradición, en el siglo XV fue localizada la imagen de Nuestra Señora de El Pino por unos soldados del adelantado Alonso Fernández de Lugo, y a la sombra del mismo pino se le dio culto, lugar donde se construyó una pequeña hornacina de madera, estampa que ya fue representada por Sabin Berthelot (1820-1830): «El Pino bajo el cual nos habíamos parado estaba situado en medio del camino. Era uno de los más bellos del archipiélago y poseía toda una historia. En la época de la Conquista tenía ya buena altura y contrariamente a los otros pinos de Canarias que crecen derechos, éste se ramificaba y extendía a lo lejos de sus largos ramos… ». El valor patrimonial de este pino santo, lo ha hecho merecedor de su catalogación como Bien de Interés Cultural de Canarias, pero a pesar de esta declaración que se hizo para garantizar su protección y conservación, por desgracia en la actualidad el mismo no goza de buena robustez, y se encuentra en una situación de precariedad.

El Pino se representa en la heráldica con un tronco elevado y recto, ramas separadas, y una pequeña copa ramificada de sinople (verde), en forma de paraguas, dejando que a través de sus ramas se vea el campo del escudo. Este elemento aparece en los blasones municipales de la isla en los lugares de El Paso, Garafía y Puntagorda. En el caso concreto del apelativo del Pino en La Palma, el tronco de esta familia está en el matrimonio formado por Sebastián Pérez y Beatriz Fernández del Pino, vecinos de La Caldereta (El Paso), donde vivieron entre finales del siglo XVI y principios del XVII. Este paraje se encuentra ubicado entre el actual camino Pino Santiago y el de Las Calderetas, punto singular y de referencia del dicho pino y de donde surge este apellido. La primera anotación del mismo de la que se tiene constancia, tal como y reza en una partida de bautismo, se remonta al 18 de junio de 1628; en esta Bartolomé Fernández del Pino, hijo del matrimonio anteriormente mencionado, bautiza a su hija Juana. Bartolomé Fernández del Pino se casó el 25 de septiembre de 1627 con Catalina Fernández hija de Baltasar Pérez y Catalina Fernández (Tacande). Otros hijos del matrimonio formado por Sebastián Pérez y Beatriz Fernández del Pino fueron: María Pérez, Ana Hernández y Juan Pérez del Pino. María Pérez se casó el 29 de octubre de 1625 con Antón González del Roque, hijo de Antón González e Isabel Hernández (La Gotera). Ana Hernández se casó el 15 de junio de 1631 con el despensero Juan Serón (Tajuya). Juan Pérez del Pino, se casó con Catalina Francisca (La Caldereta), y fueron sus hijos Juan Pérez Pino y José Pérez del Pino; Juan Pérez del Pino, al enviudar, casó nuevamente el 22 de diciembre de 1675 con María Francisca hija de Juan Rodríguez y Juana Liria (El Paso).

Los lugares de la isla que destacan por albergar notables ejemplares de pinos canarios son: la Reserva Natural Integral del Pinar de Garafía (con una de las mejores masas de Canarias); la Caldera de Taburiente y en especial los pinares de Mantigua, donde majestuosos especímenes vegetan colgados en imponentes riscos; Fuencaliente donde sus pinares se han forjado entre las fraguas de los cráteres volcánicos; y Puntagorda, donde la Ruta de los Pinos servía de guía a peregrinos y caminantes para conectar este lugar (y el antiguo templo de san Amaro) con la capital.

En el mes de mayo de 1493, con la captura por medio de la traición del indómito Tanausú, quien había sido llamado a parlamentar por el adelantado Fernández de Lugo a la Fuente del Pino, se dio por finalizada la conquista de la isla: «… Alonso de Lugo con su gente puesta en órden la vuelta ó traves de Aceró en busca de Tanausu, hallólo con su gente en el camino en la fuente que dicen del Pino… ». De esta manera, el pino quedó asociado al espíritu de este valiente patriota de Aceró y al don de la libertad, como esos ejemplares de pino canario que existen y se desarrollan en las condiciones más inhóspitas.

Primeramente agradezco la colaboración prestada por la escritora Belén Lorenzo Francisco.
Abreu y Galindo (ca. 1632), Juan de. Historia de la Conquista de las siete islas de Canarias. [Santa Cruz de Tenerife]: Imprenta, Litografía y Librería isleña, 1848, p. 169.
Kunkel, Günther. «Árboles y arbustos de las Islas canarias. Guía de campo». En: Colección Botánica Canaria. [Las Palmas de Gran Canaria]: Edirca, 1981, v.1 pp.121-122.
Paracelso. Las Plantas Mágicas. [Madrid]: Ed. Rio Nuevo, 1995, pp. 77-78.
Montesinos Sirera, José, Renn, Jürgen. Expediciones científicas a las Islas Canarias en el periodo romántico (1770-1830). Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia. Max-Planck-Institut für Wissenschaftsgeschichte. Proyecto Humboldt. fundacionorotava.es
Viera y Clavijo, José de (1772-1783a). Diccionario de historia natural de las Islas Canarias. [Santa Cruz de Tenerife] Imprenta Valentín Sanz, 1942, v. 3, pp. 230-232.
En este punto agradecer la colaboración prestada por Néstor Pellitero Lorenzo, investigar etnagráfico.
Génova Fuster, María del Mar, Santana Jubells, Carlos, Martín Rodríguez, Ernesto. «Longevidad y anillos de crecimiento en el Pino de la Virgen (El Paso, La Palma)». En: Vegueta nº4, Anuario de la Facultad de Geografía e Historia. [Las Palmas de Gran Canaria]: 1999, pp. 27-32.
Ramos Pérez ,Wifredo. «El municipio de El Paso». En: Crónicas de Canarias 2005. [Las Palmas de Gran Canaria]: Junta de Cronistas Oficiales de Canarias, v.1.
Verneu, René. Cinq années de séjour aux Iles Canaries. [París]: A. Hennuyer, 1891.
Eysenbach, Gerard (1848). Histoire du Blason et Science des Armoires, [Tours-France]: Reedicción de Pardés Editeurs Puisseaux, 2003, p. 149.
Archivo Municipal Los Llanos de Aridane [AMLL]. Fondo Lorenzo Mendoza. Índices de bautismo de de la Parroquia de Nuestra Señora de Los Remedios. Libro I de bautismos, f. 254v.
Archivo Parroquial de Los Llanos de Aridane [APLL]. Libro 1º de matrimonios de la Parroquia de Nuestra Señora de Los Remedios, que comienza el 26 de febrero de 1596 y finaliza el 29 de diciembre de 1680, f. 79v, 83v., 92v, 246v, 249v.
Abreu y Galindo (ca. 1632), Juan de. Historia de la Conquista de las siete islas de Canarias… op. cit., p. 188.

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