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Ginés de Haro, Ingeniero Agrónomo

Plantones con dos piñas o la fluidez de la información

  • La importancia de aprovechar la experiencia de otras zonas es fundamental

Plantones con dos piñas.

El periodista David Sanz, de Diario de Avisos, rescató de la hemeroteca hace algún tiempo una noticia que fue portada en 1977 : "En la finca El Retamar, de La Palma, un plantón produce dos piñas de plátanos". Parece que el hecho no tiene precedentes en la historia".

Más allá de la curiosidad que puede despertar una mata con dos plátanos, lo cierto es que ni mucho menos parece que sea un caso para la historia aunque sí es, ciertamente, poco frecuente. En el caso del que esto escribe, y habiendo tenido ya cuatro plantas de doble piña, podríamos estimar una frecuencia de un caso cada 200.000 plantas. Uno de estos plantones lo tenemos ahora mismo en la finca, en Garachico (ver foto).

Según esta estadística nada rigurosa, podríamos estimar que en Canarias en este momento puede haber unos 30 matas con piñas dobles. En el nuestro particular, las cuatro plantas en los que se ha dado son de cultivar tradicional, también llamada "del país". Como quiera que tenemos otras variedades, parece que es la tradicional la que tiene más tendencia a este curioso fenómeno. Dejamos al margen las variedades que el ICIA cultiva en su finca, alguno de los cuales produce dos o más piñas pero sin interés comercial.

Más allá de la anécdota, la noticia tiene otras lecturas. Que en el año 1977 el periodista que escribió la noticia hablara de que el hecho no tenía precedente en la historia viene a darnos una idea de la escasa información que había en esos años previos a la era internet y a la dificultad de que la información circulara con fluidez. Hoy en día, una simple búsqueda en google nos da idea en segundos de cualquier tema por extraño que pueda resultar.

Lo cierto es que 38 años después, se ha producido una evidente mejora en cuanto a divulgación en el mundo agrario y más concretamente, en el cultivo del plátano. A ello han contribuido, de una parte, los técnicos agrarios de las Organizaciones de Productores y las reuniones que en el seno de Asprocan se realizan en el comité técnico, que han permitido el intercambio de conocimientos y de técnicas de cultivo.

De otra parte, la labor de las Agencias de Extensión Agraria. Y, de forma fundamental, los programas de televisión, radio e internet especializados en el campo, que permiten acercar al ciudadano y al agricultor la información a tiempo real.

Sin embargo, a pesar de que se ha avanzado mucho, existe todavía un amplio margen de mejora.

Es frecuente, por ejemplo, que muchos agricultores plataneros de La Palma no hayan visitado nunca la zona de la Isla Baja en Tenerife, puesto que raro es que se pase la "frontera" del Puerto de la Cruz hacia el norte. Y que al llegar a la zona de El Guincho y mirar hacia abajo, se sorprenda de ver tanto plátano y de tan buena calidad. Incluso dentro de la misma isla, hemos vivido la experiencia del cosechero del sur de Tenerife, que pasa por ser la de mejores condiciones climáticas para el cultivo del plátano, que se muestra sorprendido al llegar a Tierra del Trigo y mirar hacia Los Silos y Buenavista. Según se acerca, el asombro es mayor al comprobar que las plataneras de la zona están bien cuidadas y con piñas de buen porte "incluso mejor que las del sur", aunque para llegar a este punto de sinceridad ya tiene que haberse bebido un par de vasos de vino.

El tinerfeño que va a el Valle de Aridane le llama la atención la elevada densidad de plantas por fanega y su distribución "en todo el terreno", aprovechando cada metro disponible, acostumbrado como está a tene su platanera en líneas para aprovechar mejor la luz que traspasa la habitual "panza de burro" del norte de Tenerife.

En general el agricultor conoce bien los usos y costumbres de su entorno más cercano, las labores culturales y plagas habituales o los productos fitosanitarios más frecuentes. Pero, por ejemplo, al del norte de Tenerife le llama la atención que en el sur la lagarta (o rosca), sea un problema muy grave cuando en el norte es de importancia secundaria. Al del sur, que la mosca blanca suponga un quebradero de cabeza para el que cultiva en la franja de Garachico a El Rincón, en el Puerto de la Cruz. O que el palmero, hasta hace poco, desconociera que el picudo fuera ese bicho que se come las cabezas. Digo hasta hace poco porque, desgraciadamente, ya está en La Palma, en el norte de la isla desde hace tiempo, en Fuencaliente después, y ya en el valle de Aridane.

Las diferencias entre el cultivo de unas zonas y otras se perciben a simple vista: desde zonas en las que es difícil encontrar una bolsa puesta, otras donde el paraguas para evitar quemaduras está generalizado, otras en las que no se ve un ganchillo (estaquilla), unas dónde se amarra y otras en las que se usan estacones u horcones… La diversidad es tan grande como el riquísimo lenguaje del platanero en cada zona (muy recomendable el trabajo "Lenguaje del cultivo del plátano en Canarias, de Pedro-Nolasco Leal Cruz, disponible en pdf en internet). Pero, desgraciadamente, unos y otros nos conocemos menos de lo que deberíamos.

La importancia de la información y el conocimiento, de aprovechar la experiencia de otras zonas, es fundamental. Me atrevo a afirmar sin ningún género de dudas que un mejor conocimiento sobre el picudo y los síntomas que le delatan hubiera permitido detectar con muchísima antelación la presencia del insecto en la isla, evitando su multiplicación hasta los niveles en los que está hoy en día.

Es cierto que en el día a día en la finca bastante trabajo hay para dedicarse a hacer agro turismo. Pero también es cierto que abrir los ojos y darse una vuelta por otras zonas, otras fincas y otras formas de cultivo aporta más información de utilidad que cien visitas a la Fruit Attraction.

Por cierto, si escribimos en Google "plantones de plátano con dos piñas", nos aparece como resultado de la búsqueda una receta de plátano y piña con dos salsas, de Eva Arguiñano. No todo está en internet.

Ginés de Haro, Ingeniero Agrónomo y gerente Sat Guancha Agrícola.

Nota: Este artículo fue publicado hace un año en la revista Aropalca pero no ha perdido vigencia.

 

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