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La Fuente Santa: un conflicto sin resolver

Fuente Santa, en Fuencaliente-Archivo.

Contar con gobernantes eficaces es esencial para el desarrollo económico, cultural y bienestar social de un pueblo. Una democracia de calidad depende en buena medida de la confianza que tengan los ciudadanos en las Instituciones que la sustentan. Los ciudadanos que aspiran a vivir en una democracia ética y transparente, saben que la identidad ética de los políticos, entendida como fidelidad a las propias convicciones morales y al cumplimiento y lealtad a los principios que prometen, es la garantía de la confianza que les merecen. Esta debe ser la identidad política y ética inalterable de su conducta y gestión; solo por ella se les cree y se les vota.

Aunque no haya un político en España que no repita como un mantra la necesidad de defender los derechos de sus ciudadanos. Sin pasión ni intereses partidistas, si le preguntas a cualquier ciudadano bien informado de la realidad en la que hoy vivimos sobre qué piensa de los políticos españoles y más concretamente de los canarios, región que conozco mejor al vivir en ella, es creciente la sensación que tienen de que existe una desidia, incapacidad y dejadez de sus funciones. En un artículo anterior comenté esta desidia y dejadez en las obras de remodelación de la carretera Sur de La Palma, hace 13 años que comenzaron y seguimos en la incertidumbre de cuándo van a finalizar. En el presente artículo quiero poner de manifiesto la dejadez e incompetencia de nuestros gobernantes en la elaboración de un proyecto, que cumpla todas las normativas vigentes, para poder explotar el manantial de aguas termales, conocido como Fuente Santa en el municipio de Fuencaliente de La Palma.

La Fuente Santa era un manantial termal que brotaba en un acantilado en la costa del municipio de Fuencaliente de La Palma, situado entre El Faro y la Playa de Puntalarga. La excelencia de sus aguas calientes y virtudes curativas, hizo que su fama trascendiera a Europa y América, provocando gran afluencia de visitantes a este lugar haciendo que La Palma acrecentara su fama y fortuna, convirtiéndose en la isla con mayor renta per cápita del archipiélago. La erupción del Volcán de San Antonio en el año 1677 dio lugar a que la Fuente Santa quedara sepultada bajo las coladas producidas por el citado volcán.

Durante más de tres siglos la búsqueda de la Fuente Santa siempre ha suscitado un gran interés, participando en dicha búsqueda diversos personajes palmeros, canarios, peninsulares e incluso europeos. Sin embargo, a pesar del esfuerzo realizado, todos los intentos fueron vanos y la fuente siguió sepultada. No fue hasta el año 1995 cuando el Ayuntamiento de Fuencaliente de La Palma encargó a la Consejería de Obras Públicas, la búsqueda de la fuente; después de varias investigaciones y consultas con historiadores y arqueólogos, comenzaron las perforaciones realizándose cinco sondeos y una galería de 200 metros de longitud y de 3X3 metros de sección. Después de 10 años de trabajo, en octubre de 2005 se presentó públicamente el hallazgo de la Fuente Santa manando a una temperatura entre 42 y 45ºC. Además, el análisis de sus aguas mostró que esta era clorurada sódica carbogaseosa, la más buscada por los balnearios españoles y europeos, solo dos balnearios la tienen, el de Nauheim en Fránkfort y el de Royat en Vichy. Fue entonces cuando se pudieron comprender sus poderes curativos para diversas enfermedades de las articulaciones y  la piel.

Si las propiedades del agua son tan idóneas para su aprovechamiento mediante la construcción de un Centro Termal en el municipio de Fuencaliente de La Palma. Teniendo en cuenta por una parte el motor económico que eso generaría no solo para Fuencaliente sino para toda La Palma y por otra la costosa inversión pública realizada en dicha obra; los ciudadanos nos preguntamos qué ha podido suceder para que después de 18 años del hallazgo del manantial aún no se haya construido el citado Centro Termal. No nos queda más remedio que pensar en la ineficacia de nuestros gobernantes, en su desidia, en la falta de diálogo para llegar a acuerdos y así elaborar proyectos que promuevan  el desarrollo económico y bienestar social de un pueblo.

No cabe duda que el Ayuntamiento de Fuencaliente, el Cabildo de La Palma y la Consejería de Industria del Gobierno de Canarias han fracasado en su gestión. Pensamos que la inestabilidad, el insulto y el enfrentamiento no son buenos aliados para alcanzar acuerdos. El progreso ha dejado de ser un discurso que habla de mejorar la vida de todos para convertirse en un discurso de supervivencia personal. En la sociedad actual, lo que triunfa es el individualismo por encima de lo colectivo. Resulta descorazonador ver el detonado esfuerzo de quienes buscan soluciones a los problemas de nuestro tiempo, utilizando en exclusiva las ideas de sus propios y discutibles argumentarios y negándose al diálogo. La obligación de los políticos serios y responsables, éticamente honestos, consiste en generar estabilidad y tranquilidad en la sociedad; si así no sucede, es porque nuestros políticos no son  serios, ni honestos ni responsables. Cuando individuos sin ética ocupan cargos públicos son ellos quienes corrompen el poder que ejercen al hacer de él un uso indebido. Como decía Manuel Azaña, presidente de la Segunda República: “No me importa que un político no sepa hablar, lo que me preocupa es que no sepa de lo que habla”. Con certera clarividencia el profesor y abogado José Manuel Urquiza Morales afirma que: “La política puede ser la más noble de las tareas; pero es susceptible de ser el más vil de los oficios”.

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