De nuevo sobre la Fuente Santa de Fuencaliente

La Fuente Santa de Fuencaliente existía desde tiempo inmemorial, denominada como Tagragito (es decir, “agua caliente”) por los primeros pobladores aborígenes de La Palma (benahoritas o awaras) y era un polo de atracción de visitantes y peregrinos de todo el mundo, que acudían a ella para curarse de sus muchas y graves dolencias. La Fuente era entonces un fenómeno de la naturaleza, único y universal, un manantial de suma importancia por ser de aguas termales fuertemente mineralizadas, la cual fue conocida mundialmente desde la conquista de la isla por Alonso Fernández de Lugo en 1493 hasta 1677 con el volcán de San Antonio (Para más detalles sobre la historia de la Fuente Santa disponemos del magnífico libro de C. Soler, publicado en 2007 en Santa Cruz de Tenerife en la Editorial Turquesa y titulado La historia de la Fuente Santa, con 430 pp.).

Pero el caprichoso Destino quiso que el volcán de San Antonio (1677) la sepultara enteramente (Sobre esta erupción volcánica de San Antonio puede consultarse el detallado y riguroso estudio de J. C. Carracedo, S. L. Day, R. Guillou y E. Rodríguez-Badiola, “The 1677 eruption of La Palma, Canary Islands”, publicado en la Revista Estudios Geológicos, 1996, 52: pp. 103-113; sobre todo para esta cita, pp. 104-113). La Fuente Santa había generado en aquella época mucha riqueza en La Palma y la afluencia de personas a la isla fue tal que dio lugar al nacimiento de un barrio actualmente llamado Las Indias. El volcán de San Antonio destruyó una de las partes más ricas de La Palma en aquellos años, de un modo similar a como el actual volcán de Tajogaite ha destruido también una de las partes más ricas de La Palma actualmente. Pero el Plan de reconstrucción del volcán de San Antonio ha quedado, en gran parte, congelado en el tiempo puesto que la Fuente Santa no ha vuelto todavía a su estado originario.

Bajo tierra permaneció desde entonces la Fuente Santa hasta que Carlos Soler Liceras, insigne y pionero Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, y su Equipo, la localizaron, la descubrieron y la presentaron en octubre de 2005 para Fuencaliente, para La Palma y para el mundo entero (Sobre el descubrimiento de la Fuente puede consultarse el detallado e impecable artículo de C. Soler, M. Hernández Andreu  y M. A. Sicilia de Paz, “El descubrimiento y la recuperación de la Fuente Santa en la isla de La Palma”, publicado en 2015 en las páginas 287-294 del libro colectivo editado por M. C. Cabrera, T. Cruz-Fuentes, V. Mendoza-Grimón y M. P. Palacios-Díaz y titulado Estudio, aprovechamiento y gestión del agua en terrenos e islas volcánicas. Actas del II Workshop celebrado en Las Palmas de Gran Canaria del 21 al 23 de enero de 2015, a cargo de la Institución “Instituto Geológico y Minero de España (IGME), Asociación Internacional de Hidrogeólogos (IAH/AIH), Grupo Español”).

¿Qué ha pasado desde entonces? No pocas propuestas y proyectos se han presentado desde su descubrimiento y hasta se aprobó un nuevo Proyecto tras concurso público de ideas ganado por el arquitecto D. Federico Soriano en junio de 2022.

Sobre ella muchos ríos de tinta han fluido en la prensa escrita, digital, y en papel, mucho se ha dicho en los medios de comunicación, pero el resultado es que todo sigue igual que cuando se redescubrió, o incluso peor según algunas autorizadas opiniones. Es decir, mucho ruido y pocas nueces. No se ha hecho verdaderamente nada. Si esta Fuente es única por sus virtudes curativas y puede ser un polo potente de desarrollo medicinal, económico, social y cultural para La Palma, ¿por qué se ha hecho tan poco a pesar del largo tiempo transcurrido?

Han faltado voces autorizadas que brillen con luz propia y que indiquen el camino a seguir y que afronten la ejecución de las obras con resolución y convicción. El lamentable espectáculo de unos palmeros contra otros buscando siempre el rédito personal inmediato y fácil ha impedido, en parte, que hoy la Fuente Santa sea una realidad y no sólo humo para confundir en una huida hacia delante. Los políticos indudablemente tienen la mayor responsabilidad porque así lo han ido asumiendo elección tras elección, pero también compete a todo palmero de pro colaborar y, a su vez, exigir la búsqueda de soluciones efectivas  en lugar de las habituales dilaciones que han primado hasta ahora.

Las aguas termales de la Fuente Santa son únicas en su género y todos, políticos y sociedad civil, tenemos la obligación cívica y moral de hacer todo lo que a cada uno corresponda para que el Balneario llegue a buen puerto más pronto que tarde.

Me queda agradecer al amigo D. Antonio Lorenzo Hernández, catedrático de Biología de la ULL, y autor del artículo “La Fuente Santa: un conflicto sin resolver” publicado recientemente en El Apurón, su amor e implicación por la conservación y explotación justa de este bien. Personas así comprometidas aportan su granito de arena por un futuro mejor para Fuencaliente, nuestro querido pueblo.

Es hora de implicarnos todos en el noble intento de luchar por la Fuente Santa y por lo que ello supone de revitalización económica para nuestro pueblo y para La Palma con el fin de que nuestros jóvenes no tengan que emigrar por fuerza y necesidad de su tierra en busca de mejores alternativas de vida.

El comienzo del nuevo año 2024 nos brinda precisamente una ocasión propicia para expresar el firme deseo de que se haga realidad por fin la Fuente Santa de Fuencaliente y de La Palma, por la que tantos han luchado hasta ahora pero sin resultados definitivos. En gran parte, el que este deseo se haga realidad dependerá  de la profunda convicción e incesante implicación, de la perseverante voluntad y de la positiva capacidad de diálogo y colaboración de todos nosotros en la defensa de un bien común único de la naturaleza de extraordinario valor por encima de egos y espurios intereses personales.