Mary Nieves Hernández, una palmera que vive en Venezuela. Archivo.
Cómo olvidar
las despeinadas nubes de aquel cielo,
el nacarado brillo de aquel mar,
las cristalinas aguas de su orilla
donde las algas despliegan su cantar
Cómo olvidar el sol que al ocultarse
dejó en mis ojos un rubio carmesí,
perfiles matizados, arreboles sin fin,
la noche hecha de pétalos
la luna sobre el Teide,
las estrellas rompiendo los laureles…
Aquel azul tempranero…
¡nunca he visto otro igual!
El aromático café con los amigos
el olor a pan caliente
a hierbabuena, a tomillo,
aquel geranio siempre florecido…
Cómo olvidar
la casa en que nací
las voces de mi madre,
las flores que saludan
el gemido en los pinares
la herida de sus troncos
la sangre en las raíces,
en sus párpados verdes
latiendo el renacer
Cómo olvidar aquellos horizontes
rebosantes copas de infinitud silente
donde los siglos cuelgan sus auroras
y el padre sol cada mañana
su alegre carcajada asoma
¡Cómo olvidarte tierra!
Cómo olvidar aquella luz primera,
las caricias, los besos maternales…
Cómo olvidar la arena de tu frente
la savia de tu piel,
los sueños que me diste,
el vuelo que alcancé.
Dígame usted ¿cómo olvidar?
Marynieves Hernández
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Marynieves
Así es Juanf, la pena del emigrante, sólo el emigrante puede entenderla. Alegría al regresar multiplicada en tristeza al volver a partir. El emigrante tiene su corazón dividido, la mitad pertenece al lugar donde nació y creció, donde germinaron sus primeros sentimientos, sus ilusiones y tantas otras cosas que jamás podrá olvidar. La otra mitad se ha ido arraigando al lugar donde se ha afincado con todo su tesón y esperanza, pero sin olvidar sus costumbres y tradiciones, ni tampoco los afectos recibidos y entregados, a los que, con tanto dolor, tuvo que dejar.
Gracias Juanf, por sus palabras, por esos momentos que me ha dedicado, por ese entender la situación que hoy vivimos en esta hermosa ciudad de los techos rojos.
Reciba mi cariñoso saludo.
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Juanf
Como olvidar MARYNIEVES a tantos de los nuestros que tuvieron que emigrar dejando en la tristeza aquellos que quedaron atrás, cuantas alegrías multiplicadas al regresar y poder abrazar a nuestras familias y amigos que nos vieron partir, partir una y otra vez dejando el cariño en la isla y prosigue la vida del emigrante que germinó familia allende nuestros mares por siglos y siglos que no parecieran terminar.
Gracias Marynieves por tan bella poesía, sabemos de tu cariño por la isla palmera que te vio nacer y tu amor por la ciudad de los techos rojos que en algún momento dejaban oír alegrías y hoy reina el descontento por una mala administracion.
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