El modelo económico de La Palma y el experimento de la rana en agua caliente

El denominado “síndrome de la rana hervida”, es una analogía que a menudo se usa para describir lo que puede ocurrir, cuando un problema se desarrolla tan lentamente, que sus daños no son fáciles de percibir de manera inmediata y esa falta de conciencia de los mismos, hace que difícilmente, haya reacciones a corto plazo o que éstas sean tardías o débiles para evitar, revertir o minimizar los posibles perjuicios que se puedan ocasionar.

La premisa es que si una rana se pone repentinamente en agua hirviendo, saltará y puede seguir viviendo, pero si la rana se introduce en agua tibia que luego se lleva al punto de ebullición lentamente, no percibirá el peligro y se cocerá hasta la muerte.

Algo parecido estamos percibiendo que está ocurriendo en La Palma, referente al modelo de desarrollo económico que siempre se ha pretendido para esta isla, desde determinados estamentos políticos y empresariales desde la década de los años 60 y 70 y que no es otro, que el que ha colapsado en Canarias, aunque algunos afirmen, incluso en sede parlamentaria, que es un “modelo de éxito”. Éxito para algunos, evidentemente.

Un modelo económico, que ha propiciado que el archipiélago canario, donde la actividad turística es mayoritaria en su estructura económica, conjuntamente con una agricultura de exportación ajena al mercado local y dependiente de ayudas públicas para su rentabilidad, sea líder en indicadores vinculados al desempleo, pobreza, desigualdad social, reparto de la renta, baja calidad de vida, deterioro ambiental irreversible, dependencia económica, vulnerabilidad geoestratégica o corrupción urbanística en los ámbitos público y privado.

En La Palma, solo el movimiento ecologista y diversas entidades sociales, han estado advirtiendo de esta situación desde finales de los años ochenta y planteando desde entonces, estrategias y acciones para cambiar nuestro rumbo social y económico.

Alternativas que han estado defendiéndose hasta la actualidad y que, sistemáticamente, han sido rechazadas y ridiculizadas por la élite política y empresarial de esta isla.

Con el paso del tiempo y analizando el posicionamiento de los diferentes actores que operan en el territorio, vamos teniendo claro el papel que juega cada uno de ellos en el objetivo de introducir progresivamente a la isla, en esta fracasada dinámica turística global.

Las ideas, proyectos, el contacto con promotores, inversores e intermediarios locales, salen de algunos despachos de FEDEPALMA y del Centro de Iniciativas Turísticas de La Palma. El dinero público para financiar las actuaciones necesarias para la implantación del modelo, sale de los presupuestos del Gobierno Autónomo y del Gobierno Central y por último, el “facilitador y cooperador necesario” de todo el proceso, es el Cabildo de La Palma, con alguna colaboración del Parlamento de Canarias, por aquello de los “equilibrios insulares”.

El proyecto de presupuesto de Canarias, para el año 2025, documento que refleja en el papel, las intenciones políticas del gobierno regional para el próximo año, establece para La Palma inversiones directas, por un valor de 116.777.813 euros.

La inversión que se pretende realizar en proyectos, actuaciones y trámites vinculados a las carreteras, representa el 27,04 % del total de la cantidad prevista invertir en La Palma y con ello, propiciando que la isla se vaya convirtiendo, progresivamente, en un auténtico “scalextric” a escala real.

Sin contar las descontroladas actuaciones que se han llevado a cabo como consecuencia de la erupción volcánica de 2021, en el mal llamado proceso de reconstrucción de la isla, el Gobierno de Canarias, en 2025, destina para la isla de La Palma, en materia de carreteras, 31.581.106 euros.

La “novedad” para el próximo año, es que ya aparece una partida nueva para el tramo entre Los Llanos de Aridane y Tijarafe, con 19.050.015 de euros y así, continuar con el disparate ambiental irreversible, que están suponiendo las obras en el actual trazado dentro del municipio de Tijarafe.

La exagerada inversión en la construcción de nuevas carreteras, es un error estratégico gravísimo que están cometiendo el Gobierno de Canarias y el Gobierno Central, sistemáticamente en todas las islas y en el caso de La Palma, con el apoyo unánime de todos los grupos políticos representados en el Pleno del Cabildo.

Los tres partidos políticos representados en el Pleno del Cabildo de La Palma, piensan lo mismo, desean lo mismo y votan lo mismo, en relación a las cuestiones estratégicas de la isla y no solo sobre las carreteras, sino sobre el modelo turístico, la gestión de residuos, energía o el futuro del plátano, entre otros temas. Hace ya muchos años, que el debate político en el Cabildo es algo parecido al “juego de la silla” y donde la oposición real ha dejado de existir, si es que alguna vez existió. Son los mismos partidos políticos que suscribieron antes de las últimas elecciones locales, el denominado “Pacto por el Desarrollo del Turismo de La Palma”.

Son los que firmaron un documento conjunto a principios de los años 2000, para que el techo de camas nuevas en la isla, se estableciera en 25.000, con cinco campos de golf, un aeropuerto sobredimensionado o un puerto en Tazacorte que solo sirve para ir a pasear y que los niños aprendan a patinar o montar en bicicleta y son los mismos partidos que defienden el disparate económico y ambiental de la conexión entre La Zamora y El Remo, proyecto que ya se encuentra en información pública desde el día 4 de noviembre y cuyo único objetivo es posibilitar y facilitar el desarrollo turístico en el litoral del Valle de Aridane y la costa de Fuencaliente.

Curiosamente, el periodo de información pública y presentación de alegaciones coincide con las fechas navideñas, igual que hizo el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane con su Plan General, el año pasado y así, dificultar el necesario debate público que merecen este tipo de actuaciones.

Son los mismos partidos políticos que han declarado de “interés insular” el proyecto urbanístico de la “Dichosa Wellness Clinic” en el Valle de Aridane o apoyando y agilizando la tramitación administrativa del “Eco Resort Camino Real La Pavona”, en Breña Alta y otros proyectos futuros, modificando ordenanzas insulares y todo lo que haga falta modificar, para facilitar el trabajo y el camino a los especuladores del turismo en la isla.

La crisis originada por la erupción volcánica de 2021 ha sido la última excusa que le ha servido al Cabildo, con el apoyo del Gobierno Autónomo y el Gobierno Central, para trasladar a la población y al resto de administraciones públicas, que la única alternativa que hay para La Palma para su futuro, es incidir en el mismo modelo económico que está llevando al Archipiélago al colapso económico, social y ambiental.

En las presentaciones de los sucesivos informes trimestrales sobre la coyuntura económica de la isla, encargados por FEDEPALMA, se va “abriendo camino un argumentario” muy concreto, cual es, que el turismo, tal como lo conocemos en el resto de Canarias, es la única alternativa viable para garantizar el empleo y la riqueza de La Palma, para los próximos años.

Más determinante que el documento del Pacto Turístico, es un informe presentado en el mes de mayo de 2019 y elaborado por FEDEPALMA, denominado “Ganemos el Futuro: una propuesta para la isla de La Palma”, donde ya se le indicaba a las administraciones públicas competentes, la necesidad de impulsar diversos proyectos y actuaciones necesarias para ir implantando el modelo turístico en La Palma y que con el tiempo se han ido concretando en los presupuestos públicos (conexión El Remo-Fuencaliente, carreteras en el Noroeste de la isla, nueva carretera en la Cumbre o diversas actuaciones alojativas con sus correspondientes campos de golf).

Debemos acabar con el mito de que el sector turístico en Canarias y en La Palma, no recibe subvenciones ni otras ayudas públicas. Esta afirmación es totalmente falsa y que algunos dirigentes del empresariado canario y palmero, la sigan manteniendo, demuestra mala fe o desinformación y a cuál más grave.

La ampliación del aeropuerto es una subvención al turismo, el fallido puerto de Tazacorte y su nueva vía de acceso, es una subvención al turismo, el millonario gasto del Cabildo de La Palma en promoción exterior, es una subvención turística, los poco transparentes acuerdos a los que se llega año tras año en FITUR y otras ferias internacionales, son subvenciones y ayudas, algunos de los proyectos de financiación recogidos en el “Fondo de Coordinación y Cooperación Municipal” o la “Estrategia Canaria de Infraestructuras Turísticas Insulares”, documento de 60 páginas que se puede consultar en el BOC del pasado día 29 de noviembre, son ayudas al sector turístico y así podríamos seguir.

En numerosos escritos elaborados con anterioridad, hemos puesto negro sobre blanco nuestra opinión de lo que deberíamos hacer en La Palma para revertir la situación en la que nos encontramos y que pasa por trabajar en otro modelo económico drásticamente distinto al actual y al que nos pretenden imponer.

Un nuevo modelo económico y social, que tiene que pasar, necesariamente, por la reconversión ecológica de la economía insular y abordando cambios en el ámbito institucional y en el proceso de toma de decisiones y todo ello, con el marco competencial y normativo que nos hemos dado en nuestra región.

Lo que queda de esta legislatura es un tiempo crucial para esta isla. No nos pueden seguir enfrentando a la falsa y tramposa disyuntiva, de elegir entre lo malo y lo peor. Hay otras salidas y llevamos años poniéndolas encima de la mesa.

Ya lo decía el escritor, teólogo y filósofo cristino Agustín de Hipona en el siglo IV y V d.C. “A fuerza de verlo todo, se termina por soportarlo todo. A fuerza de soportarlo todo, se termina por tolerarlo todo. A fuerza de tolerarlo todo, terminas aceptándolo todo y a fuerza de aceptarlo todo, finalmente, lo aprobamos todo”.

*Pedro Higinio Álvarez Rodríguez, economista.