La Tierra ha evolucionado durante más de 3.800 millones de años como un Planeta simbiótico; solo en los últimos 4 siglos la cultura europea se ha obstinado en avanzar en sentido contrario (extractivismo, productivismo, consumismo). Este rumbo erróneo nos llevará más pronto que tarde al abismo).
La Naturaleza no es, y nunca fue, un recurso para que los humanos lo puedan extraer de forma gratuita; somos parte de la Naturaleza, y si no la respetamos, nos perjudicamos a nosotros mismos, y a todos los seres vivos.
En el año 2018, el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el cambio climático), concluyó que solo una profunda transformación socioeconómica permitiría al mundo reducir las emisiones de dióxido de carbono y otros gases efecto invernadero con la suficiente rapidez como para limitar el calentamiento global y evitar escenarios catastróficos ; al menos un 50% de reducción en 2030 y cero emisiones en 2050.
Si no lo hacemos, los efectos del cambio climático sobre la biodiversidad serán aún más catastróficos a partir del año 2030 aproximadamente. Esta es la conclusión de un estudio que publicó la Revista Nature en abril de 2020.
No cabe continuar con la fantasía del crecimiento perpetuo en un Planeta finito, con recursos limitados. No podemos dejar a las generaciones venideras una Tierra esquilmada.
Se trata de producir menos, consumir menos, compartir más…Si no es así, lo vamos a pagar muy caro en una buena parte del Planeta. Decía Orwell: “En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario”.
No hay otra salida a la crisis ecológica y social que una contracción económica de emergencia, pero en muchas sociedades no se contempla otra opción que el crecimiento del PIB, y a continuación añaden, de “forma sostenible”; esta es la gran falacia.
La escasez, que surge de combinar la desmesura humana con la sobreexplotación de los recursos de un mundo finito y vulnerable, resta posibilidades para alcanzar sociedades más prósperas, justas y sostenibles. Nuestro desarrollo solo es posible porque estamos consumiendo recursos que no nos corresponden, recursos que son necesarios para que otras personas puedan, simplemente vivir en un Planeta superpoblado que debe ser renaturalizado en gran parte con prácticas agropecuarias basadas en la agroecología y la soberanía alimentaria dentro de una estrategia desglobalizadora que reduzca los desplazamientos de mercancías y personas para evitar la degradación de la Biosfera. Si abandonamos nuestro supremacismo antropocéntrico y reconocemos que compartimos la Biosfera terrestre con trillones de otros seres vivos, y que estos necesitan un espacio ecológico para vivir y prosperar, hay que llegar a la conclusión de que hay un problema de sobrepoblación.
El equilibrio entre sociedad y Naturaleza sólo podría recuperarse tras una reducción drástica de la población y del uso de recursos, por eso, es absolutamente necesario el decrecimiento.
Si decrecemos, no habrá necesidad de utilizar tantos recursos minerales y energéticos, y, por tanto, se reducirá la contaminación para que no se agrave aún más el calentamiento global.
Decía J. Araujo…”La principal característica de esta civilización es de una torpeza antológica; consiste en pretender vivir sin la vida, y cuando se empieza a vivir sin la vida se acaba viviendo contra la vida”.
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Leticiar
Me ha gustado mucho éste articulo, recientemente escuché una conferencia del divulgador Fernando Valladares que insistía en que solo un cambio de rumbo, basado en el decrecimiento y en el respeto profundo a los límites del Planeta, podrá evitar el colapso ecológico. No se puede seguir creciendo en un mundo finito. Reconocer nuestra dependencia de la Naturaleza, como bien refleja este texto, es el primer paso hacia un desarrollo real, justo y sostenible.
¿Hasta cuándo vamos a seguir jugando a ser sostenibles mientras crecemos sin medida? ¿Creciendo en qué? ¿En valores? ¿En respeto? ¿En humanidad? Porque parece que, en esos aspectos, no solo no crecemos, sino que a menudo estamos en claro retroceso.” En fin.
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GALVA
Reducción de la población …
Ya estamos con Malthuse.
Supongo que difundir el yoga y calzar alpargatas.
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