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Tazacorte y la ilusión del dique: promesas que erosionan la credibilidad

Es de extrema urgencia proteger el casco antiguo del Puerto para dar seguridad a los restaurantes en primera línea de playa. Entre estudios, fases de redacción y promesas sostenibles, Tazacorte espera una obra que proteja su costa y la confianza en las instituciones, porque cada temporal arranca un trozo de costa y otro en la fe de promesas oficiales. El pueblo bagañete ya no se conforma con palabras: exige realidades.

El Gobierno de Canarias anunció un proyecto de 285.000 € para proteger el frente marítimo de Tazacorte ante el avance del cambio climático. Suena bien, pero la ciudadanía ya está cansada de escuchar promesas similares mientras el mar avanza. La costa no necesita titulares: necesita compromiso y resultados tangibles.

Hablan de “soluciones sostenibles”, de “adaptación al litoral”, de “garantizar playas y paseos seguros”, y una “demanda histórica” del pueblo. Pero basta escarbar bajo la superficie de ese anuncio para encontrar un terreno abonado a las dudas, los incumplimientos y las decepciones.
Porque prometer redactar un proyecto no es lo mismo que realizarlo. Y llenar un discurso con palabras rimbombantes, diques, resiliencia, cambio climático y sostenibilidad no garantiza ni un metro cúbico de hormigón, ni muro que resista las olas, ni una defensa real frente a las tormentas y la erosión.

El proyecto anunciado: ambicioso, sí, pero preliminar. Según dicha nota oficial, el documento abarca 1,1 km: desde la playa de Tazacorte hasta Los Tarajales incluyendo su paseo marítimo. Se menciona el estudio de alternativas, análisis dinámico del litoral, evaluación de riesgo como la subida del nivel del mar o de inundación. Incluso hablan de “adecuaciones” tanto del paseo y sus infraestructuras preexistentes. Pero, por ahora, todo es fase de redacción, sin más valor que una promesa técnica.

No se fijan plazos concretos, ni se asegura financiación futura, ni mecanismos de ejecución. Es la clásica fórmula “primero el proyecto, luego veremos la obra”. Mientras tanto, el mar sigue golpeando, los temporales regresan y el litoral cede centímetro a centímetro, mientras el papeleo se convierte en un efectivo muro.

Las falsas promesas y la memoria de lo incumplido forman parte de una vieja costumbre política: ofrecer soluciones grandilocuentes para acallar las demandas sociales urgentes y dejar que los años pasen sin cumplir lo prometido. En muchas zonas de costa -no sólo en Canarias- los proyectos se anuncian, se estudian y… se archivan sin ejecución.

En Tazacorte no debe repetirse esa práctica. No basta con la redacción de proyectos sostenibles y hablar de cambio climático como una excusa inevitable. Hace falta que los compromisos sean reales, transparentes, con plazos definidos, partidas presupuestarias aseguradas y mecanismos de participación ciudadana. Porque la resiliencia se construye piedra a piedra frente al mar.

 

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