
No puedo ocultar una cierta decepción con la solución compartida para el Centro Nacional de Vulcanología, pactada por los gobiernos del Cabildo de La Palma y Tenerife, y bendecido por el Ejecutivo autonómico. El mismo sentimiento que debe tener un equipo cuando salta a la cancha con la convicción de que puede ganar el partido, pero su entrenador, por miedo a perder, se da por satisfecho con firmar tablas.
Esto es lo que ha pasado con este partido por una razón muy simple: el presidente del Cabildo no cree en La Palma y sus potencialidades. Le ha faltado valentía para apostar por un Centro para el que nuestra isla reúne las mejores condiciones para albergarlo y ha optado por una solución salomónica, que deja a La Palma, una vez más, en franca desventaja competitiva.
Detrás de esta solución pactista existe una mentalidad poco ambiciosa y dependiente de la metrópolis, en este caso Tenerife, ante la que se ha cedido desde el minuto uno de juego. Y ya sabemos cómo terminan estos partidos, porque hemos jugado otros.
Se ha perdido una oportunidad histórica sin ni tan siquiera lucharla. Porque no se ha tenido el coraje político para negociar con el Cabildo de Tenerife y el Ejecutivo autonómico que la integridad de este centro se emplazara en la isla de La Palma. Teniendo en cuenta, además, que en ambas instituciones gobiernan los mismos partidos políticos.
En este partido no se trataba de vencer, sino de convencer con razones y empatía. Y estoy convencido de que la sociedad tinerfeña lo entendería después de lo vivido con la erupción volcánica del Tajogaite. Pero no hubo voluntad política, trabajo ni diálogo. Se fue a lo fácil, con mentalidad perdedora y el ánimo de no molestar a las élites tinerfeñas de Coalición Canaria. Un escenario en el que siempre salimos perdiendo. Donde siempre pierde La Palma.
Por eso es irónico que nos hayan llegado a acusar de tratar de crear enfrentamiento entre las islas. Lo que hemos hecho es reivindicar lo que es justo, estaba consensuado entre los representantes de todas las islas y poseía un potencial para que La Palma pueda crecer desde un vector como es el de la economía del conocimiento. La realidad es que la solución adoptada finalmente tiene más de sometimiento que de unidad.
Porque La Palma está sobrada de razones para albergar el Centro, además de contar con acuerdos institucionales tanto desde el Cabildo de La Palma como del Parlamento de Canarias para que se ubicara en la Isla Bonita en su integridad. Pero sin transparencia, por la puerta de atrás, se ha negociado un acuerdo entre los cabildos de La Palma y Tenerife contrarios al consenso institucional que respaldaba su instalación en nuestra isla.
Parece que a Canarias no ha llegado la pulsión de descentralizar los entes públicos que ha puesto en marcha el Gobierno de España en el territorio nacional y que tanto tiene que ver con este Centro. Las llamadas ‘Islas Verdes’, para quienes gobiernan Canarias, son un comodín que cuentan para la confrontación pero en ningún caso se les reconoce su mayoría de edad para albergar íntegramente una infraestructura de estas características. Cuando se carece de liderazgo insular en el contexto autonómico pasan estas cosas.
A La Palma le ha ido muy mal con el llamado ‘modo canario’ de gobernar. Quienes fraguaron el acuerdo salomónico y hoy lo aplauden, votaron previamente para que se instalara íntegramente en nuestra isla. Esta es la política de quienes gobiernan hoy las instituciones en Canarias y La Palma: hacer todo lo contrario a lo que se comprometieron.
Archivado en:
Más información
Últimas noticias
Lo último en blogs
malostiempos
Por esta vez, si comparto lo que Ud. dice, pero lamentablemente ha llegado tarde la posibilidad de que la Palma tuviera un peso grande, muy grande, dentro de la ubicación del Centro Nacional de Vulcanología (CNV). Una isla Verde, una isla periférica e “ inteligente”, una isla todavía con desgarros en la piel, se va a quedar solo con unas oficinas administrativas, después del trauma sufrido.
Sabemos quien es el responsable, junto al que ustedes han estado a su lado. No valen ahora lágrimas de cocodrilo, ni la defensa de cuestiones mas simples como la del paseo de las estrellas y una infinidad más, como también la exportación del “salto del pastor” para que lo copien en países como Canadá, en defensa de sus bosques y de aplicación en los incendios forestales. Menudencias.
Llegan muy tarde, frente al poderío que ha demostrado el Cabildo de Tenerife, con la Sra. Dávila al frente, el investigador y vulcanólogo D. Nemesio Pérez y otros arribistas, que van a conseguir llevarse el mochuelo para Tenerife.
La Palma ha sido ninguneada cara a posibilidades futuras de asentamiento de un importantísimo núcleo científico de lo que tanto se alardea por aquí, pero que nadie ha defendido. Nos tendremos que conformar con migajas, no con cosas más relevantes.
Igual que Ud, también el PP ha sido muy tibio, y alguno o algunos que escriben mucho en los periódicos se han quedado muy cortos en defender algo que inherentemente es nuestro.
Se esperaba una reacción más “insular”, no esa tibieza aplatanada que nos persigue. Unos han vendido nuestro patrimonio, pero otros han dado la callada por respuesta. Lo de siempre, unos espabilados, y otros sus cómplices.
Leer más